Ecuador del mes de agosto. Días en los que la canícula parece haber calentado demasiado las mentes de muchos protagonistas de la vida política local, regional o nacional. Actualidad marcada por las convulsiones de los mercados -ya huele esto un poco, ¿no te parece?-, los disturbios en la Gran Bretaña conservadora de Cameron, el falso debate sobre el reparto de alimentos en el Cuerno de África, la inminente visita del Papa Benedicto XVI a España con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), la cantinela de la necesidad de un adelanto sobre el adelanto electoral, la Supercopa entre el Madrid y el Barça… y en la Región de Murcia, la tierra donde habito la mayor parte del año, los discursos y los programas vacíos de nuestro Gobierno regional, pero eso sí, que el Gobierno de España pague la reconstrucción de Lorcay el discurso de qué mal lo hacen los socialistas en los ayuntamientos que gobiernan, porque la deuda les impide a nuestros pobres alcaldes hacer cosas en favor de los vecinos. ¡P’habernos matao!Lo dicho. Yo creo que es el calor el que hace estragos en las cabezas de más de uno y de más de dos. Nos siguen teniendo asustados y atemorizados con las convulsiones de las Bolsas, porque así las políticas de ajustes vendrán de la mano y sin apenas contestación. Ya está bien, ¿no les parece? El fracaso del sistema económico, incapaz de redistribuir la renta y de resolver los grandes problemas de nuestras sociedades, va a caer sobre nuestras espaldas, nuevamente. No hay derecho. Que dejen de asustarnos y de provocar nuestra paralización. Puedes comprender algo más sobre la prima de riesgo y la especulación si dedicas cuatro minutos a visionar este vídeo de Democracia Real Ya.

Es como la hambruna del Cuerno de África. Resulta que el problema es ahora que no se pueden repartir las migajas que envían los organismos ingternacionales de ayuda al desarrollo, cuando la realidad es que producimos alimentos para 12.000 millones de personas, pero la injusta distribución de nuestros mercados y de la riqueza impiden que todos los hombres y mujeres del mundo (7.000 millones) tengan/tengamos posibilidad de acceder a los mismos, al agua o a una vivienda digna. Esther Vivas lo explica perfectamente en su artículo Los porqués del hambre y deja en evidencia la hipocresía que rodea nuestro mundo. Mientras tanto, la civilizada Gran Bretaña estalla en forma de revueltas por un teléfono móvil de última generación, un televisor de plasma o una prenda deportiva de marca. La escasez de noticias de agosto se ha visto salvada por los educados ingleses, que nos han permitido contemplar cómo se las gastan en sus barrios periféricos de ciudades como Londres, Birmingham, Bristol, Manchester o Liverpool. ¡Qué imágenes más bonitas! Y su gobernante conservador, además de reclamar mano dura y de anunciar que irán casa por casa a por los malos, contrata al ex jefe de Policía de Nueva York, Boston y Los Angeles para poner orden. ¡Qué miedo! Dando lecciones. El sistema es el sistema, y el derecho al consumo masivo es capaz de movilizar a diestro y siniestro.

Pero para movilizaciones, las de los próximos días con motivo de la JMJ y la presencia de Benedicto XVI. Los sectores más laicistas han vuelto a unir sus fuerzas, al igual que los que defienden a ultranza un modelo de presencia de casi nacionalcatolicismo. La pregunta que me hago es si una movilización como la que estamos viviendo es modelo de evangelizaciñon para la grandes masas de personas que necesitan un mensaje de esperanza y de transformación social. Realmente no lo sé. Tengo mis dudas. Unos se escandalizan con los supuestos fastos que va a suponer un acontecimiento de estas características, pero se quedan impávidos ante el escándalo, sin ir más lejos, del inicio de la Liga de Fútbol, con contratos de 45 millones de euros, como el del Kun Agüero al Manchester City, o el culebrón de Cesc Fábregas y su contrato con su Barça del alma. No creo que un acto de estas características sirva a los que creemos en un Jesús de Nazaret sencillo, humilde y revolucionario. Pero seamos serios y coherentes.

Y para terminar, dedicaré más tiempo a la hipocresía regional, la murciana, con los temas de este verano: la denuncia de la deuda de los ayuntamientos gobiernados hasta ahora por socialistas, como Moratalla o Jumilla. ¡Vamos! Que los gobernantes del PP quieren dar lecciones de austeridad y buena gestión. ¡Qué disparate! Como digo, achaco al calor que las cabezas no estén bien. Lo iremos desgranando poco a poco.