El cierre de la televisión autonómica 7 Región de Murcia (7 RM) es la crónica de un fracaso anunciado (para el Gobierno es el cambio en el modelo de gestión de la televisión, pero que se lo digan a sus trabajadores). Fracaso… porque nació muerta. En un contexto en el que el modelo de televisión generalista estaba en crisis, en plena eclosión de los canales de la Televisión Digital Terrestre y con unas audiencias cada vez más exigentes y diseminadas, la apuesta por una televisión como la murciana tuvo un gran responsable: Zapatero.

Sí, aunque no lo crean, Zapatero fue el artífice del nacimiento de 7 RM. Por ello, me extraña no haber escuchado aún a algún dirigente del Partido Popular de la Región de Murcia dirigir las culpas de su cierre a Rodríguez Zapatero. Ese mantra de «la culpa es de Zapatero» que tan bien les ha funcionado a nuestros gobernantes lo he echado de menos estos días. No olvidemos que en el espectáculo que el PP ha dado estos días en el Ayuntamiento de Murcia, con su premeditada apuesta por el tranvía (para los centros comerciales que tan buenos ingresos les ha proporcionado y para la UCAM, que tan buenos vínculos e influencias han buscado), al alcalde Miguel Ángel Cámara no le ha faltado acusar a los socialistas de ser los artífices del contrato con la empresa concesionaria de los autobuses urbanos. Hay que tener cara y eludir sus reponsabilidades para caer en estos argumentos.

Pues bien, como decía, 7 RM nace porque en marzo de 2004 el PSOE gana las elecciones generales y José Luis Rodríguez Zapatero es nombrado presidente del Gobierno de España. En la Región de Murcia, con una férrea política de comunicación, con un estilo autoritario e implacable con el disidente del discurso oficial, el Gobierno regional no puede aceptar el hecho de que el informativo del Centro Territorial de TVE (TeleMurcia, para el común de los mortales) no se programe desde los despachos de San Esteban. Así como suena… Tan real y tan triste. La derecha nunca ha creído en la libertad de expresión, en los medios de comunicación públicos y en la profesionalidad de los trabajadores de los medios de comunicación. No era suficiente controlar a los medios con la mordaza de la publicidad institucional y otros mecanismos bien conocidos en las redacciones y en los despachos de los gestores de los periódicos, radios y televisiones de la Región de Murcia. El PP necesitaba tener una televisión propia donde poder controlar a su antojo los informativos y utilizar otro tipo de emisiones para conseguir favores, influencias y dar juego al ego y protagonismo de sus promotores. ¡Qué visión más pobre de la comunicación política! ¡Y más trasnochada! Pero era la que interesaba en ese momento.

Para poner en marcha esa televisión se invita a que un grupo de empresarios aporte su particular ‘impuesto’ con las promesas de que la rentabilidad será inmediata. Se contrata a gurús de la prensa afín para que preparen la arquitectura del modelo de gestión y al frente del mismo se sitúa a quien ya había trabajado para el Gobierno regional, con la organización y producción de las ya lejanas galas de «¡Murcia, qué hermosa eres!» en la TVE de Aznar. Aquellas por las que se peleaban los alcaldes del PP, ya que por un día podían ser los conseguidores de entradas para ganar puntos entre sus vecinos, o autógrafos para demostrar a sus allegados que eran importantes. El modelo escogido para la gestión de la televisión era goloso: 36 millones de euros anuales para la empresa adjudicataria, para la producción audiovisual y comercialización publicitaria, así como para la asistencia técnica de producción de programas de contenido informativo. Negocio redondo. Y si además, ya en el seno del grupo empresarial GTM (Grupo de Televisión de Murcia), el presidente del Consejo de Administración ha facturado a través de sus propias empresas más de 15 millones de euros, el negocio ya no es redondo… es estratosférico. No olvidemos tampoco que sólo en retribuciones, los miembros de ese Consejo de Administración han percibido entre 2007 y 2010 la nada despreciable cifra de 3,2 millones de euros.

Nulo apoyo al sector audiovisual

Invito al lector a que se acerque al blog Retos del Audiovisual Murciano, donde podrá encontrar con más detalles toda una secuencia de hechos que afectan de lleno a lo que estamos hablando, especialmente desde la visión de quienes en teoría tendrían que haber sido algunos de los beneficiarios de la puesta en marcha de esta televisión: los empresarios del sector audiovisual murciano. No olvidemos que el argumentario del Gobierno regional en los meses en que se estaba engendrando su televisión estaba repleto de este tipo de mensajes: creación de empleo, impulso a la industria audiovisual murciana, apuesta por la identidad y cohesión de la Región de Murcia… Falsedades, una detrás de otra, porque el objetivo era sólo el de controlar la información, disponer de un medio para multiplicar los mensajes políticos de un Gobierno y una derecha regionales que no aceptan a quienes piensan de manera diferente. Y no digamos a su oposición política. Eso sí, todo adornado de mensajes vacíos como que con 7 RM iba a garantizarse el pluralismo y a cumplir la función de servicio público.

La selección de la mayor parte de los profesionales se llevó a cabo desde San Esteban. No sólo la dirección de la empresa pública Radio Televisión de la Región de Murcia (RTRM), cosa lógica por otra parte, si por lógico se entiende que en ningún momento el PP ha buscado el consenso con otras fuerzas políticas para abordar el modelo de televisión y radio públicas (distinto a lo ocurrido con RTVE durante la etapa de gobierno de Zapatero). Además de la dirección de los Servicios Informativos y sus editores, las directrices para la mayoría de las contrataciones en GTM también venían desde San Esteban, especialmente en lo que tenía que ver con los periodistas, amén de las orientaciones de las retransmisiones de eventos.

Exigir responsabilidades

El desarrollo de la televisión durante estos años, y hasta su fase final que se materializará hoy mismo, se caracteriza a mi juicio en una doble vertiente: por una parte, una televisión al servicio de un partido (el PP), de un Gobierno (el de Ramón Luis Valcárcel) con el objetivo de manipular la realidad y de silenciar a los disidentes de esta Región (ya sean partidos políticos, sindicatos, organizaciones sociales); por otra, un suculento negocio para los empresarios amigos a los que se les pidió un mínimo esfuerzo al principio y que han sido recompensados a lo largo del tiempo. Eso sí, con otro mantra repetido hasta la saciedad: era la televisión más barata de España (la Región de Murcia siempre ha sido la más en todo: el Gobierno más austero, el presidente que menos cobra, la comunidad menos endeudada…). En ese primer aspecto, no podemos olvidar que las críticas y las denuncias a lo que estaba pasando en 7RM apenas han tenido eco en la inmensa mayoría de los propios medios de comunicación regionales, maniatados en muchos casos por el propio aparato comunicativo del Gobierno regional. A modo de ejemplo, las críticas y denuncias realizadas por el PSRM-PSOE en la Asamblea Regional o en el seno del Consejo de Administración de RTRM ante hechos concretos de manipulación informativa, no se han conocido por la opinión pública porque casi ningún medio de comunicación las ha recogido. Algún día, espero que no muy tarde, habrá que examinar las responsabilidades y las complicidades que han existido en este desaguisado. Un desaguisado que alcanza a muchas partes.

Y en todo este embrollo quedan por despejar muchas incógnitas. ¿Ha velado la dirección de RTRM porque se cumplieran las condiciones del contrato con GTM en cuanto a la producción y facturación de programas? ¿Se ha limitado simplemente a dar el visto bueno a las cuentas y a las auditorías sin entrar en detalles? ¿Por qué el Gobierno regional adopta una decisión unilateral de rescindir el contrato antes de su finalización? ¿Hay algún compromiso oculto con la empresa adjudicataria para ello o para el futuro del nuevo concurso que se anuncia? ¿Se ha ocultado información al Consejo de Administración de RTRM a lo largo de estos años, o en los últimos meses, para eludir el control? ¿Con qué peculiaridades se va a realizar el nuevo concurso? ¿Por qué GTM anuncia que va a exigir indemnizaciones? Si esto se confirma, ¿dónde está el ahorro? ¿Por qué en ningún momento ni el PP ni el Gobierno regional han buscado el consenso a la hora de definir un nuevo modelo de gestión de la radio y televisión públicas? ¿Por qué se mete a Onda Regional en el mismo paquete de recortes, cuando nunca se ha desviado en sus presupuestos de las cantidades asignadas en estos años?
Sinceramente creo que lo que hay de fondo es que el Gobierno del PP, la derecha regional, nunca ha creído en un servicio público audiovisual de calidad, plural, democrático y libre. Sólo ha pensado en una radio y en una televisión para utilizarlas como mero instrumento propagandístico. Como la relación que ha mantenido y mantiene con el resto de medios de comunicación públicos y privados. Nunca ha creído en sus profesionales y sólo los ha utilizado cuando eran cómplices de sus objetivos. No les ha importado nunca el sector de la industria audiovisual, ni a sus empresarios ni a sus trabajadores. Ha beneficiado a empresas afines con el fin de que pudieran seguir ganando dinero a costa de los presupuestos regionales, siempre y cuando el Gobierno y el PP continuaran sirviéndose de ellos.

Y tal y como empezaba este artículo, en el final de 7 RM también está Zapatero. La victoria de Rajoy ha traído otro escenario, en el que la televisión autonómica ya no sirve para lo que fue creada. Vuelven a tener TVE en sus manos, porque no pueden aceptar el cambio de estos últimos años de una televisión de partido a una plural, profesional y de calidad. Y si añadimos la situación de caos económico en el que está la Región de Murcia, de fracaso en la gestión de los presupuestos y cuentas autonómicas, me llevan la conclusión de que el cierre de La 7 está en manos de Cristóbal Montoro, al que hay que rendir cuentas para poder acogerse al rescate. Las palabras de González Pons – que sólo reprodujo lo que había escuchado esa mañana en Génova de boca del presidente Valcárcel, reunido con Rajoy y el resto de barones populares- eran ciertas, premonitorias, y tan solo han retrasado un mes lo que estaba decidido de antemano. Lo que me temo es que nunca sepamos los entresijos del asunto. Pero lo que está claro es que la gestión del Gobierno del Partido Popular en la Región es la crónica de un fiasco. De un fracaso que jamás va a reconocer, porque además de excusas de mal pagador, le ha faltado en estos tres largos lustros un sentido de la responsabilidad y del buen gobierno, y desgraciadamente, con la complicidad de una gran parte de la sociedad murciana. La civil y la institucional.

P.D. No puedo dejar de tener muy presentes a los compañeros y compañeras de GTM, de Onda Regional de Murcia y algunos de la propia RTRM, que viven momentos de incertidumbre en un presente muy duro. También a las víctimas de la política de comunicación del PP y del Gobierno regional, especialmente a los verdaderos profesionales del periodismo y la comunicación, los que no se han sometido y que han plantado cara a lo largo de estos años. Pueden ir con la cabeza bien alta. Y siempre queda un consuelo: ellos también caen. Más tarde o más temprano. Porque recogen lo que siembran.