El pasado verano se cumplieron diez años de la ausencia de Celia Cruz. Un día después de su fallecimiento publiqué estos recuerdos en las páginas del diario La Verdad de Murcia, que hoy recupero como guiño nostálgico a la reina de la salsa.

Te has marchado sin dejar de lado esa amplia sonrisa, de oreja a oreja, que siempre nos has ofrecido a tus incondicionales. Qué más da que nacieras en un año o en otro, o que comenzaras de tapadillo en La Sonora Matancera. Lo importante es que has sido fiel a la guaracha, la rumba, el merengue, el bolero o el son. Que tus siete decenas de discos son la muestra evidente de que la salsa supera los meros objetivos de mercadotecnia que los ejecutivos de las discográficas programan cada temporada.

Entraste en mi vida de la mano y el buen hacer de Caco Senante, en su programa de Radiocadena Española a comienzos de los 80, y de otros grandes periodistas musicales de Radio 3, como Juan Pablo Silvestre y su Escápate mi amor. Fuiste fiel a tu adscripción anticastrista, pero sin hacer de ello tu grito de guerra. Razones no te faltaban, como cuando el régimen te impidió acceder a la isla para atender a tu papá en sus últimos días de vida.

Allá en el paraíso has tenido oportunidad de encontrarte con La Voz, Héctor Lavoe, o el percusionista Tito Puente, ese timbalero con el que tanto compartiste en vida. Una complicidad de la que fuimos testigos en julio del 92 en San Javier, en un memorable concierto a dos bandas que no tenía fin. Como dos años antes, en agosto del 90, cuando catorce mil personas vibramos en la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid, junto al resto de estrellas de Fania All Star, ese sello discográfico creado en 1968 de la mano de Johnny Pacheco y que triunfó en Nueva York en el 73.

En el patio de caballerizas del coso madrileño y frente a una nube de periodistas, al término del concierto uno de provincias como yo se alzó y te preguntó tu opinión sobre la salsa erótica o pornosalsa, que comenzaba a estar de moda entonces con Lalo Rodríguez como primer exponente. Las miradas de desprecio de los colegas de la Corte dieron paso a la sorpresa cuando afirmaste que “la salsa es mi vida y nuestra música defiende el sentido del humor, el ‘relajo’ para el pueblo, y no quiere ser soez ni ofender a la mujer”. Palabras que fueron ratificadas por el propio Pacheco, Ismael Miranda y Cheo Feliciano.

Tu Bolita de Nieve, ese trompetista de La sonora con el que te casaste hace cuarenta años llorará por tu aquí en la tierra, como muchos otros, mientras esperamos encontrarnos contigo en ese gran concierto celestial en el que volverás a gritar, con desgarro: ¡Asúuuuuu… car!