“La fragilidad de la vida nos hace percibir la realidad como amenaza, sentimos que puede ocurrir algo que nos haga sufrir y nos deje un inmenso vacío y desesperanza. El transcurrir del tiempo se convierte en el aliado por excelencia de la fragilidad, a medida que vamos viviendo, vamos experimentando lo quebradizo de la vida. No es de extrañar la facilidad con que pasamos de la ilusión, la esperanza y la euforia, a la decepción, la frustración y la tristeza”.

De estas palabras recogidas en el prólogo ya se desprende que la experiencia vital de su autor es la que ha alimentado la necesidad de reflejar en una obra literaria, aunque pequeña de extensión, todo lo que bulle en el corazón de este sacerdote, activista, compañero, amigo… de mil batallas personales, implicado y complicado en los pequeños mundos humanos que se mueven en su tierra, la Región de Murcia.

De la sensibilidad literaria de Joaquín Sánchez ya conocíamos algunas muestras con otras publicaciones, alguna de las cuales recapitulaban innumerables artículos periodísticos. En esta ocasión nos quedamos con un retrato del presente más cercano. Un retrato novelado en torno a una familia y sus opciones personales y de militancia en diversos campos. Desde el periodismo comprometido venido a menos (en el caso del padre), al de la educación de personas adultas (Marta, la madre), al de Alejandro, el hijo mayor (en el tercer sector). Y aliñado de una parte de la realidad de los dos hijos adolescentes, espectadores de las vidas de sus padres y hermano, así como actor secundario del profesor, otro de los personajes reflejados en estas historias de vida.

De fácil lectura y diálogos ágiles, la historia que construye Joaquín Sánchez es una sucesión de fotografías en las que el lector se puede identificar fácilmente, puesto que recogen retazos de la situación social y política de cualquiera de nuestras ciudades y pueblos. Acompañadas, eso sí, de una particular visión y opción por las personas más vulnerables, las empobrecidas por este sistema injusto. Con una elección muy clara. Aquí no hay medias tintas. Hay una apuesta muy clara por vivir la vida de una manera concreta.

El lector podrá encontrar escenas, situaciones, vivencias, diálogos, personajes… que tienen que ver con todo lo que le rodea. Desde la fragilidad de la vida marcada por la incertidumbre que preside la precariedad de la existencia de un puesto de trabajo, hasta la dura realidad de enfrentarse a la enfermedad, que golpea cuando menos te lo espera. O la carencia de recursos económicos ante las situaciones de necesidad frente al mundo de la exclusión. O la simple instantaneidad del día a día de nuestros jóvenes y adolescentes. Con un final abierto y con el aliño de la especial sensibilidad que Joaquín Sánchez destila en todo lo que crea. Sentimiento, cariño, respeto, amor, sensibilidad… Como aseguró un buen amigo del autor y profesor universitario, José Mª Jiménez, “una vez más, desde su rotunda fragilidad, Joaquín ennoblece todo lo que toca”.