El gran drama de la vida cotidiana en nuestro país no es la DUI de Cataluña, ni los consiguientes problemas territoriales o el cupo vasco. Tampoco ‘el momentazo’ de la entrevista de Mónica Touron a la favorita de Operación Triunfo, la pamplonica y campechana Amaia, o los ataques a Cepeda, candidato a abandonar el concurso esta semana.  El hecho más significativo es que la concentración de la riqueza está creciendo, esto es, que crece la desigualdad. En España tres personas tienen la misma riqueza que el 30 por ciento de los mortales, que cada vez hay más ciudadanos en los niveles de ingresos más bajos, mientras se incrementan los de los estratos más altos.

Así lo ha puesto de manifiesto Oxfam Intermón, que recuerda que mientras el número de millonarios en España creció un 60 por ciento entre 2008 y 2016, aquellos que ganan menos de 6.000 euros anuales se incrementaron un 35 en los últimos cuatro años. Esto supone que 5,4 millones de españoles tienen que vivir con apenas 16,5 euros al día.

No hay que olvidar que altos ejecutivos del Ibex, quienes pertenecen a los consejos de administración de las grandes compañías, ganaron 112 veces más que el salario medio de su empresa. Si se compara con la remuneración más baja, esta brecha se amplía y supone que estos directivos ingresaron 207 veces más que los sueldos peores de su misma empresa.

En España tres personas tienen la misma riqueza que el 30 por ciento de los mortales, que cada vez hay más ciudadanos en los niveles de ingresos más bajos, mientras se incrementan los de los estratos más altos.

Oxfam Intermón ha puesto de relieve que mientras en 2016 los sueldos de los principales ejecutivos del Ibex 35 crecieron un 15 por ciento hasta una media de 4,2 millones, los salarios medios apenas se incrementaron un 0,3 por ciento. Y peor aún: en los dos últimos años los sueldos de los altos directivos se elevaron un 40 por ciento, frente al 4,4 de subida media de sus empleados. Curiosamente, la mayor brecha salarial se dio en el Banco Popular, al que el pasado junio tuvo que rescatar el Santander de la quiebra, seguida de Ferrovial, cuyos altos directivos cobraron 992 veces más que los empleados con peores condiciones. Y en tercer lugar se sitúa Inditex, cuyos ejecutivos ganaron 686 veces más que los trabajadores peor pagados.

Por eso, reclamar al Gobierno que suba el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) un 13 por ciento el próximo año, con el objetivo de alcanzar en 2020 los 1.000 euros mensuales (actualmente se sitúa en 707 euros), no es ninguna quimera. Máxime cuando el uso y abuso de la contratación temporal es una realidad, puesto que este fenómeno ya alcanza al 26,8 por ciento de la población asalariada (tres de cada diez trabajadores). Como tampoco resulta extraño que los sindicatos exigen que se incremente el coste de las cotizaciones que pagan las empresas por los contratos temporales. También la modificación del contrato a tiempo parcial; dotar a la Inspección de Trabajo de más recursos económicos y humanos para controlar y perseguir el fraude, además de endurecer las sanciones por fraude en la contratación. Y todo ello para lograr un empleo de calidad. Algo tan sencillo como eso. Aumento de la desigualdad y abuso de la contratación temporal. Esto sí que son problemas de los de verdad, no las milongas que nos suelen contar.