Un equipo internacional de investigadores, liderado por la Universidad de Granada y entre la que se encontraba también la de Murcia, explicó el pasado septiembre la base científica del viejo refrán ‘perro no come perro’. Y lo hacía detallando que, para un animal carnívoro, comer carroña de otro carnívoro, especialmente si es de su misma especie, incrementa la probabilidad de contraer patógenos que podrían hacer peligrar su vida. El trabajo aportaba nuevos datos sobre esta idea, que se remonta al menos a los tiempos de la antigua Roma (“Canis caninam non est”), y que viene a decir, en un contexto social, que los miembros de un determinado gremio tienden a evitar conflictos entre ellos.

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En el mundo del periodismo se utiliza a menudo esa expresión refiriéndose a que los periodistas no se deben atacar, ni criticarse entre ellos. Por eso difícilmente salen a la luz los trapos sucios que protagonizan las empresas periodísticas, por el tratamiento informativo que ofrecen sobre determinados asuntos que pueden molestar a los poderes económicos o políticos. Como tampoco el deterioro de las condiciones de trabajo de quienes tratan de ganarse la vida en esto del periodismo, que rara vez es reflejado en algún medio de comunicación.

En los últimos días lo hemos vivido con la posición tan suave que ha protagonizado el Colegio de Periodistas de Murcia en relación con el artículo machista de Francisco Martínez-Campos, ex directivo de este órgano colegial, ex director de Informativos de 7 Región de Murcia, ex director general de Comunicación del Gobierno murciano y, hasta su cese de esta semana, miembro del equipo directivo de la Radio Televisión de la Región de Murcia (RTRM). Un final que ha llegado por el contexto en el que se produce tras el clamor social y el éxito de las movilizaciones del 8 de marzo (una realidad que pilló con el pie cambiado al PP y a Ciudadanos) y el eco mediático al traspasar las fronteras regionales y ocupar espacios en los noticiarios nacionales.

Nunca he entendido que ‘perro no come perro’ sea una máxima en el mundo del periodismo, un corporativismo que desgraciadamente no es ajeno en otras profesiones.

Martínez-Campos ocupó la jefatura de los Informativos de la tele autonómica, donde tuvo episodios gloriosos al servicio del gobierno de Valcárcel, como cortar las intervenciones de los portavoces de la oposición cuando se retransmitía en directo el Debate sobre el Estado de la Región, y encima jactarse de ello. Quienes trabajaron esos años a sus órdenes conocen sus méritos para ocupar ese puesto y los que vinieron después.  Por el contrario, quienes denunciaron públicamente este tipo de actuaciones y otras protagonizadas por otros periodistas en un medio público sólo obtuvieron como respuesta el silencio por parte de casi todos los medios de comunicación regionales. Aceptó cumplir su papel al servicio del poder político (al que ha defendido hasta esta semana) y han tenido que ser las consecuencias de un artículo políticamente incorrecto las que lo han obligado a abandonar su puesto.

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Nunca he entendido que ‘perro no come perro’ sea una máxima en el mundo del periodismo, un corporativismo que desgraciadamente no es ajeno en otras profesiones. Médicos no comen a médicos, políticos de partido no comen a quienes pueden colocarlos en las listas, banqueros no comen a banqueros, ni jueces a otros jueces, ni por supuesto, corruptos a otros corruptos.

Y fíjate que los resultados obtenidos por aquel equipo de investigadores demostraron cómo a lo largo de la evolución, los carnívoros han «aprendido» a discriminar, probablemente por el olor, la carroña segura de la de riesgo. Vamos, que al final, todos muy humanos y correctos.


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