Quienes disfrutamos de unas condiciones dignas en nuestra actividad laboral a veces sentimos sonrojo para hablar del trabajo decente. Parecemos de otra época, viejunos, cuando las reivindicaciones laborales estaban en la agenda mediática, política y social. Ahora hablar de trabajo decente no está de moda. No ocupa espacio en las escaletas de los informativos, de ella no hablan apenas nuestros representantes en el Congreso y en el Senado, empeñados en revisar sus currículums o ver quién la dice más gorda en cuanto a Cataluña y el independentismo. Nuestros empresarios siguen a lo suyo amenazando a diestro o siniestro porque el Gobierno quiere subir los impuestos para que contribuyan un poco más al bien común. Y nuestros líderes de opinión, en sus medios de comunicación, están centrados en otras cuestiones. Todo parece un cuento y resulta que no lo es.


Los enfoques sostenibles de desarrollo de infraestructura local y comunitaria estimulan la creación de empleos decentes.© Marcel Crozet / OIT

El trabajo decente sintetiza las aspiraciones de las personas durante su vida laboral, como nos recuerda la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Significa la oportunidad de acceder a un empleo productivo que genere un ingreso justo, la seguridad en el lugar de trabajo y la protección social para las familias, mejores perspectivas de desarrollo personal e integración social, libertad para que los individuos expresen sus opiniones, se organicen y participen en las decisiones que afectan sus vidas, y la igualdad de oportunidades y trato para todos, mujeres y hombres. Porque el empleo productivo y el trabajo decente son factores clave para alcanzar una globalización justa y reducir la pobreza.


Nuestro país ocupa un triste papel de liderazgo en problemas como la pobreza laboral, un insostenible desempleo, hogares con todos sus miembros en paro y se ha normalizado la contratación temporal y precaria

¿Han oído hablar de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible? Pues resulta que #NoEsUnCuento tomarnos en serio nuestro presente y, sobre todo nuestro futuro. Escríbanla en los buscadores de Internet y descubrirán lo poco que se ha hecho, desgraciadamente, a estas alturas. Pregúntenle a cualquier tertuliano sobre ella. Esta Agenda adoptada por las Naciones Unidas el 25 y 26 de septiembre de 2015 en Nueva York comprende tres dimensiones de la sostenibilidad: económica, social y medioambiental. Habla de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que se basarán en los progresos alcanzados a través de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) . La Agenda 2030 coloca en su centro a las personas y el planeta y proporciona a la comunidad internacional el ímpetu que necesita para trabajar unida a fin de abordar los enormes desafíos que enfrenta la humanidad, incluyendo los relacionados con el mundo del trabajo. Precisamente, el Objetivo 8 de la Agenda 2030 insta a promover un crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el pleno empleo productivo y el trabajo decente. Además, otros aspectos clave del trabajo decente están ampliamente presentes en las metas de muchos de los otros 16 objetivos de la nueva visión de desarrollo de las Naciones Unidas.

Yendo a lo concreto, en España, nuestro injusto marco laboral y social desplaza y descarta a millones de personas del acceso a un trabajo digno. Nuestro país ocupa un triste papel de liderazgo en problemas como la pobreza laboral, un insostenible desempleo, hogares con todos sus miembros en paro y se ha normalizado la contratación temporal y precaria, por no hablar de la pérdida de la vida o la desprotección de quienes son descartados del trabajo. Por todo eso, y por no caer en la resignación, luchar por un trabajo decente #NoEsUnCuento


Imagen de entrada:  Como parte del Objetivo 2030 sobre la igualdad de género, es esencial promover condiciones de trabajo decentes para las mujeres, que comprendan el acceso a la protección social y al cuidado infantil.© Marcel Crozet / OIT