La vida nos depara continuas sorpresas. En realidad, la vida es una sucesión de hechos sorprendentes que, cuanto más imprevisibles parecen, más se ajustan a un camino que parecía trazado de antemano. En ese recorrido aparecen personajes curiosos, como César Borgia, el segundo hijo natural del que luego fuera investido Papa Alejandro VI, el papa español, cuya familia procedía del Reino de Valencia. Pues resulta que murió joven, tras la experiencia de sus nombramientos y ejerciente de los cargos de obispo, arzobispo y, por supuesto cardenal, en la Batalla de Viana, población navarra que despide esta tierra camino de Torres del Río a Logroño. A los pies de la portada renacentista de la soberbia iglesia gótica de Santa María aparece la lápida donde está enterrado el joven Borgia.

Si este hecho supuso ya una sorpresa, no sería la única de la jornada, puesto que tras llegar a Logroño y recalar accidentalmente en un albergue de la ciudad, inaugurado en mayo, coincidimos con un antiguo compañero de trabajo, ya jubilado, que ejerce de voluntario estas semanas. Y ya la tercera sorpresa consecutiva fue saber que frente a donde nos íbamos a alojar estaba la sede de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), el histórico sindicato anarquista, donde los sábados a mediodía servían un menú vegetariano vegano por 4 euros. Mi compañero de viaje, mi hijo Pedro, es vegetariano, y volvimos a constatar que las cosas no suceden por casualidad.

Pero si ya habían sucedido esta serie de hechos curiosos, otro más. Al empezar a comer entraron al local varios compañeros de Murcia de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) que habían acudido a Logroño a un encuentro estatal al cumplirse un año de la creación de estas experiencias de lucha y participación ciudadana. Todo tenía sentido. El anarquismo siempre ha estado ligado al vegetarianismo, o viceversa. Yo lo conocía desde que junto a mi padre, compartía visitas y encuentros con anarquistas de la provincia de Alicante, allá por los años 70, y muchos de ellos ya ‘militaban’ en esta opción alimentaria tan radical en este mundo carnívoro, que devora a sus hijos y a lo que se ponga por delante. No puedo negar que me sentía a gusto. Creo en el fondo que sin dosis libertarias no podrán llegar venir de verdad los cambios.

Y para rematar la jornada, aunque se salga fuera del guión del Camino de Santiago (donde, en realidad, no tiene que haber ningún guión escrito) fuimos al estreno en Logroño de ‘El caballero oscuro: la leyenda renace’, la última entrega de la serie de Batman. Espectacular por los cuatro costados, un guión ciertamente enrevesado, pero, sobre todo, un encuentro más de padre e hijo en un escenario que me trae recuerdos de mi infancia. Mereció la pena, como toda la jornada en sí. A descansar, que la jornada del domingo iba a ser dura…