Utopía compartida… en el tajo

Utopía compartida… en el tajo

Tres curas acaban de escribir y publicar dos libros. De esos tres sacerdotes, dos están casados. Uno ha sido cura obrero, otro está empeñado en no dejar escapar la oportunidad de visibilizar su opción por los más pobres aquí en la Región de Murcia y con los refugiados en diversas partes del planeta. Y todos ellos decidieron en algún momento de su vida que su ministerio sacerdotal había que derramarlo en medio del mundo, alejado de oropeles y del boato, de un cometido que no fuera el de encarnarse en realidades que habitualmente parecen destinadas a otro tipo de personas. Una utopía compartida… en el tajo.

Amigos y compañeros

Hablar de Joaquín Sánchez Sánchez (Vilanova de Sau, Barcelona, 1962) y de Fernando Bermúdez López (Alguazas, Murcia, 1943) es hacerlo de dos amigos y compañeros en mil batallas por la solidaridad y el compromiso. Habitualmente aparecen en medios de comunicación, bien como destacados columnistas o como activistas frente a los desahucios, concentraciones en favor de las personas refugiadas, los derechos humanos y la cercanía a quienes son descartados del sistema. Joaquín Sánchez es la bondad personificada, portador de un corazón tan grande para amar que a veces le juega una mala pasada, capellán de prisiones y de centros de salud mental o de mayores. Fernando Bermúdez, con su barba cana, es la imagen de quien un día llegó a América Latina y se enamoró de su pobreza y rebeldía, de su pasión para vivir la fe de otra manera distinta a la que estaba acostumbrada en estas tierras. Y para dialogar entre las religiones desde una posición de igual a igual.

Diálogo epistolar

En La utopía compartida (Alianza Con-Vida 20, 2023) ambos entablan un diálogo epistolar repleto de reflexiones sobre todo aquello que les inspira en sus diferentes opciones de vida. Desde el sentido de la acción sociopolítica a la crisis de la ética, desde la conversión y el sentido de la propia vida a la corrupción y, paradójicamente, a los signos de esperanza o al Reino de Dios. Del diálogo interreligioso a preguntarse si las religiones sirven para algo. Por supuesto, sin dejar pasar la Iglesia que sueñan, los retos ante la vida y la declaración de principios de que el amor vence los discursos de odio.

Y para culminar este libro escrito a cuatro manos, un regalo tras este intercambio de cartas: su credo. Una confesión repleta del alimento de la fe y la esperanza de que este mundo tiene sentido, bajo el impulso de la utopía en la búsqueda de nuevos horizontes. Desde sentir a Dios como una fuerza espiritual, trascendente, en el corazón del Universo, infinitamente mayor que cualquiera de las religiones que lo hacen suyo. Una declaración de fe en Jesús de Nazaret, de su encarnación en los últimos y de su anuncio de la buena noticia y esperanza para las personas empobrecidas. Una proclama acerca del Reino de Dios en la historia presente que es capaz de convertir los corazones agrietados de los hombres y mujeres en semillas de liberación, en una Iglesia nueva soñada que ama a María que «sacó a los poderosos de sus tronos y puso en su lugar a los humildes».

Mantener la memoria

El tercero de los autores es Pedro Castaño Santa (Yecla, Murcia, 1940), cura obrero afincado desde los comienzos de su ministerio en Cartagena y del que hace unos meses dimos cuenta de La otra cara de la Catedral Antigua (2022), un retrato de lo vivido en la parroquia de Santa María la Antigua entre los años 1967 y 1976, en los que estuvo adscrita a la Diócesis de Cartagena. Su anterior trabajo, en el que en sus poco más de cien páginas, logra cumplir el principal objetivo que le llevó a remover recuerdos y a recopilar documentos y fotografías de esos años: mantener viva la memoria de lo que allí aconteció.

Pedro Castaño acaba de publicar En el tajo. Avatares de un cura en su trabajo (octubre 2023), prologado por el historiador y secretario comarcal de CC.OO. José Ibarra Bastida, en el que se narra todo su periplo vital como cura obrero desde sus tiempos de seminarista, atravesado por el impulso que estos testimonios de encarnación en el mundo del trabajo llevaron a cabo los curas obreros franceses. Una inspiración que le llegó de la mano de los grupos de Jesús Obrero, la experiencia de la Juventud Obrera Cristiana (JOC) y de la presencia de Guillermo Rovirosa, primer promotor de la HOAC, y del sacerdote Tomás Malagón, en el propio Seminario Mayor de Murcia.

Encarnación en el mundo obrero

A lo largo de sus páginas podemos conocer los diferentes lugares de trabajo que este yeclano conoció desde adolescente, en su pueblo, y ya de joven, en la vendimia francesa. Su verdadero bautismo como cura obrero, como él mismo reconoce, en Unión Explosivos Río Tinto, ya en Cartagena, en empresas auxiliares, en la Refinería de Escombreras, su posterior despido, el paso por la cola del paro hasta llegar a una empresa auxiliar de Bazán, para luego emplearse en otra de jardinería. Un periplo como estibador frustrado, pescador, reparador de barcos de recreo, librero en Espartaco durante unos meses y miembro de una cuadrilla de yesaires o yeseros en Zamora y Cocentaina (Alicante), así como en La Palma, hasta recalar en Correos, donde conoció diferentes destinos hasta su jubilación. Un recorrido vital en el que ha primado siempre su deseo de encarnación en el mundo obrero. Desde su condición sacerdotal, aunque en un momento de su vida decidiera unirse a Rosa, su mujer, con la que ha tenido dos hijos y nietos.

Dos libros que son unos nuevos hijos para estos jóvenes inquietos, ministros de la utopía, la dignidad y el compromiso. De la esperanza que no desfallece.

Fraternidad política

Fraternidad política

Llámenme blando, flojeras o cobarde. Lo que quieran. A estas alturas de la película ya apenas me afecta. Nunca he llevado bien la mentira, la hipocresía, las medias verdades o las promesas que se lanzan a sabiendas de que no se cumplirán. Incluso cuando un servidor, oh pecador, ha caído en ellas. He sido testigo privilegiado de muchas de esas actitudes y comportamientos en diferentes etapas en las que estuve embarcado en la política institucional. Como también de lo contrario, ¿eh? De la generosidad, la bondad y el trabajo por el bien común. Pero ese lado oscuro en la gestión de los asuntos públicos me genera tal desasosiego que, a veces, las ramas del polarizado debate político nos impiden ver el bosque de las decisiones que afectan a la vida de la gente.

Individualismo indiferente

No resulta difícil aceptar que décadas de políticas neoliberales han socavado los fundamentos de la democracia y provocado una grave crisis política. La política se ha sometido a la lógica inmisericorde de la rentabilidad económica, reduciendo su función a la adaptación de las personas y la sociedad a las exigencias de la rentabilidad. Por otra parte, se ha fomentado un individualismo indiferente que ha conducido a muchas personas a buscar solo lo que consideran sus intereses y conveniencias. Esto es grave, puesto que se olvida la responsabilidad que tenemos hacia los demás y hacia el mundo que habitamos. Aunque suene muy fuerte, ambas dimensiones son destructivas para la vida social y para el valor humano de la política. Si trasladamos esto de lo que les hablo a algunas de las reivindicaciones que escuchamos estos días para la investidura del presidente del Gobierno de España… la suerte no está echada.

La explicación de que se hayan extendido los movimientos políticos de extrema derecha, tanto en nuestro país como en el resto de Europa y del mundo, tiene que ver con el crecimiento de la desafección hacia la vida política. Una inquina que, precisamente, viene generada por los efectos nocivos de las desigualdades sociales que han generado las políticas neoliberales y las dificultades de las instituciones políticas para afrontarlas. No olvidemos, sobre todo, sus consecuencias en las personas y familias vulnerables, empobrecidas y excluidas. De ahí que no sorprenda, por ejemplo, el importante apoyo que Vox ha cosechado en muchos de nuestros barrios olvidados.

Precisamos recuperar la política, tanto en el plano de las instituciones políticas como en el de la vida política del conjunto de la sociedad

De lo que se trata, en realidad, es de una forma de neoliberalismo autoritario que enmascara con su demagogia la pretensión de someter la vida de las personas y de la sociedad a la rentabilidad económica, con un desprecio absoluto del bien común. Y aquí los discursos se superponen entre determinadas fuerzas políticas y poderes empresariales, culturales y mediáticos. Es una realidad muy peligrosa para la convivencia social y, particularmente, para la vida de las personas y familias empobrecidas, porque desvía la atención de los problemas sociales que necesitamos afrontar.

Recuperar la política

Llegados a este punto me sumo a defender una política para la fraternidad, la de “la mejor política puesta al servicio del verdadero bien común”, tal y como la señala el papa Francisco. Porque no me negarán ustedes que precisamos recuperar la política, tanto en el plano de las instituciones políticas como en el de la vida política del conjunto de la sociedad. Una verdadera reconquista que pasa por colocar en primer lugar las necesidades y derechos de las personas y familias empobrecidas, esencia del bien común. Es el único camino para que las personas sean siempre lo primero, para el reconocimiento efectivo de la dignidad de cada persona. En la Región de Murcia, basta con ponerles rostro a las familias que se han visto privadas de las becas-comedor o las que padecen los problemas del transporte escolar o que sus hijos e hijas den clase en barracones.

Ausencia de diálogo

En la vida política, como en cualquier otro ámbito de la existencia, debe darse un diálogo auténtico y eficaz orientado a sanar las raíces profundas y no la apariencia de los males de nuestro mundo. Cuánto se echa en falta ese diálogo en todos los debates que tenemos sobre la mesa. Desde nuestros colectivos, pueblos y ciudades, y no digamos en la política nacional e internacional.

Se trata de asumir la responsabilidad que todas las personas tenemos en la vida social y política, colaborando a caminar hacia la justicia y la fraternidad. Un compromiso que tiene que llevarnos a romper la dinámica de la creación de enemigos y de la permanente confrontación que descalifica a los demás. Y, por supuesto, al empeño en construir un diálogo desde la diversidad para avanzar en amistad social. Esa es la vida política en la que creo, la que recupera su sentido humano y humanizador. Aquí ya no hay cobardía que valga. Es tiempo de valientes.


Ilustración | NANA PEZ
Este artículo está inspirado en la Resolución «Una política para la fraternidad», aprobada en la XIV Asamblea Geneal de la HOAC, celebrada del 12 al 15 de agosto de 2023
Cuidado con el cuidado

Cuidado con el cuidado

ILUSTRACIÓN | NANA PEZ

Al igual que hace unos años la solidaridad lo inundaba todo ahora hablamos del cuidado como esa palabra mágica que todo lo envuelve. Un concepto que va más allá de las modas y que nuestro sistema es capaz de confundir y devaluar, como eso de la economía circular que escuchamos a menudo, una noción que pretende edulcorar a un sistema económico depredador y destructivo de personas, pueblos y ecosistemas de diverso signo.

Suena ya casi pedante afirmar que uno de los grandes efectos que nos mostró la pandemia fue la fragilidad, la vulnerabilidad del ser humano. Sobre todo, de aquellas personas que se vieron más involucradas en la dimensión de la salud y en lo que la rodeaba: las de los ámbitos sanitarios, educativos y de la acción social. De ahí que hablar de cuidado entre muchas de esas personas cansadas es hacerlo sobre su extenuación laboral ante las cuales no hay respuesta de cuidado sino solo unas palabras convertidas en una moda pasajera.

Cansadas del golpecito en la espalda

Esas gentes, como otras de los sectores esenciales, están hartas del cuidado del que les hablan, porque sienten que están en permanente estado de descuido. Están cansadas del golpecito en la espalda o del recuerdo del aplauso y el Resistiré, mientras que no ven mejoradas sus condiciones laborales. O qué decir tiene, si no se garantiza la sanidad pública y universal para todas las personas. Pero de verdad.

El cuidado se presenta, como reconoce el profesor de Ética, Luis Aranguren, como un Pepito Grillo en la base de un estado de bienestar que se niega a ser desmantelado, y se aleja de un voluntarismo emotivista que se mueve con aquello del “no te preocupes, que todo va salir bien”, como estamos acostumbrados a escuchar en películas y series. Hablar del cuidado lo tenemos que hacer, sin embargo, en medio del contexto de una humanidad en crisis, herida, en el que se han sobrepasado los límites del crecimiento. Cuanto antes nos demos cuenta de ello antes podremos hacerle frente. Por mucho que pretendamos mirar hacia otro lado. Nuestro bienestar se sustenta en haber esquilmado al planeta de sus recursos naturales.

Cuidar o perecer

La alternativa, por tanto, es un cuidado que surge como paradigma gobernado por la razón cordial y que siente, abierta al largo plazo y asentada en la interdependencia y la ecodependencia, como asegura Aranguren, que son unas claves antropológicas y espirituales. “O cuidamos o perecemos como especie humana”, afirma Leonardo Boff. Un cuidado que es una protesta contra toda forma de dominio, control o abuso entre personas o de las personas y la naturaleza. Y promotor de una cultura donde el respeto, el reconocimiento y la confianza se ejercen con esmero.

Qué decir también de poner el cuidado en el centro de las organizaciones, incluidas las religiosas. Un cuidado que abre grietas en unas estructuras cada vez más oxidadas. No tenemos que irnos muy lejos. Desde el lugar más cercano, nuestras familias, a las instituciones educativas, políticas o económicas en las que la persona no suele ocupar el centro de las preocupaciones. Organizaciones que deben de estar atravesadas por la participación (donde se detecta lo común y aleja a los controladores), la colaboración (con un propósito compartido de modo horizontal y circular) y el dinamismo (con apertura a la evolución en el que la persona esté por encima de resultados).

En el centro del debate

En este descubrimiento de diferentes dimensiones del cuidado, tal y como expresa el profesor Aranguren, hay un aspecto que llama poderosamente la atención. No es otro que el de que, probablemente, se llega al cuidado desde la experiencia del descuido con uno mismo (de eso hablaremos en otro momento), con los demás y con el planeta. De ahí que cuidado y justicia se entremezclen en una dimensión de la ética que no es contradictoria, sino que persiguen un objetivo que no es otro que el de la humanización de nuestro mundo.

El concepto del cuidado (o el más amplio, de los cuidados), por tanto, está ya ocupando el centro de los debates sobre el presente y el futuro de la humanidad. Permanecer atentos a que el sistema no lo engulla y lo mercantilice, como lo hizo con la solidaridad, es uno de los grandes retos que tenemos por delante. El cuidado transforma, moviliza. Es disruptivo con el orden vigente. Bienvenido sea.


Una visión más amplia de esta dimensión del cuidado la podemos encontrar en el Tema del Mes de junio 2023 de la revista www.noticiasobreras.es, escrita por Luis Aranguren Gonzalo sobre «El cuidado que transforma y compromete»

Pasión y muerte están aquí

Pasión y muerte están aquí

ILUSTRACIÓN | NANA PEZ

No hace falta sacar los santos, vírgenes y cristos a las calles para revivir los acontecimientos que rodearon la delación, el secuestro, la detención, la tortura, las acusaciones falsas, el engaño, la traición de sus amigos y la desolación en cruz de aquel galileo, desnudo, ultrajado y reducido a un despojo. Esas experiencias las tenemos cada día muy presentes en cualquier parte del planeta. Corderos llevados al matadero por su compromiso político o sindical, pero silenciados en la noria de las vanidades informativas. Traicionados, raptados y sometidos a toda clase de vejaciones. Da igual el credo que profesen, la nacionalidad que aparezca en sus pasaportes o el color de su piel, porque de lo que se trata es de aniquilar la dignidad y el respeto por el ser humano, al precio que sea.

Fariseos y saduceos de antaño

Podemos narrar la emoción por un manto bordado, una imagen inanimada, los sones de una saeta o el ritmo de una marcha procesional. Nos permitimos atiborrar de flores o velas un trono, cargar un paso como si nos fuera la vida en ello y acompañar a militares en tono marcial como si escoltasen a un malhechor cuando en realidad ese personaje es reo de muerte camino del patíbulo por atreverse a transgredir el poder religioso, político y económico de la época. Sus protagonistas de antaño son los mismos fariseos y saduceos, sepulcros blanqueados o invasores de Palestina que hoy pretenden edulcorar sus vidas e historias con una presunta muestra de golpes de pecho sin entonar el mea culpa.  

Mientras hay quienes se pelean por un puesto en la comitiva de la procesión o en la fila de estantes, esos mismos son capaces de mirar hacia otro lado ante las muertes de miles de personas que cruzan cualquiera de los estrechos y fronteras en busca de un futuro mejor. Aquellos que alimentan los fondos de los mares de la sinrazón. De las gentes que huyen de guerras, de hambrunas o sufren persecución política. ¡Ay de aquellos que se muestran orgullosos de lucir túnicas, escapularios y capuchas mientras rechazan que en su barrio ubiquen un centro de rehabilitación de personas toxicómanas! Esa mirada ante el nazareno no parece que sea la de quien lucha cada día una batalla contra la desigualdad y el mal fario asociado a la pobreza. De quien se deja la piel por llevar comida y un futuro a casa, amén de una salida digna de la precariedad y la exclusión. Esas víctimas que no cuentan para otra cosa que no sea la suma de números sin rostro y completar la sucesión de frías estadísticas de crecimiento económico sin alma que valga.

¡Ay de aquellos sumos sacerdotes de una nueva religión laica en la que todo vale, especialmente las posiciones autoritarias y populistas!

¡Y ay de vosotros que sois capaces de acompañar un trono en el que se muestra la imagen doliente de un venerado hombre al que trataron de arrebatarle su dignidad, cuando en la vida cotidiana practicáis la corrupción en todas sus formas! Ejercen la podredumbre moral quienes arrebatan al débil lo que pueden, los que defraudan a manos llenas y se jactan de ello, los que no son capaces de mantener su palabra frente a las tentaciones del poder o de servirse de una posición de privilegio para actuar con total impunidad. Son los sumos sacerdotes de una nueva religión laica en la que todo vale, especialmente las posiciones autoritarias y populistas que sitúan la mirada por encima de los hombros del resto de los mortales. Y lo hacen porque parecen haber sido educados para ello. Es la descomposición extrema de los que, amparados en una supuesta altura moral, tratan de dar lecciones a propios y extraños.  

Mujeres valientes

Y en esta exaltación de cruces y estandartes por las calles dónde quedan, además, aquellas mujeres que no faltaron en su momento a estar en primera línea junto al derrotado, al vencido, al machacado en cruz. Las que no tuvieron miedo, ni se escondieron. Las que no renegaron de aquel que era feliz cuando le acompañaban en su camino. Esas mujeres a las que, tanto entonces como dos mil años después, el patriarcado clerical sigue colocando en segundo plano de la escena de una Iglesia que tiene miedo de quedarse sola en medio del mundo. Temor a la pérdida de un protagonismo mesiánico que no esconde otra cosa que la inmadurez personal de quienes defienden a ultranza las posiciones de privilegio alcanzadas a lo largo de los siglos. Pasión y muerte están aquí, junto a nosotros. Solo tenemos que contemplarlas. Sin sucedáneos. Al cabo de la calle.

El trabajo decente #NoEsUnCuento

El trabajo decente #NoEsUnCuento

Quienes disfrutamos de unas condiciones dignas en nuestra actividad laboral a veces sentimos sonrojo para hablar del trabajo decente. Parecemos de otra época, viejunos, cuando las reivindicaciones laborales estaban en la agenda mediática, política y social. Ahora hablar de trabajo decente no está de moda. No ocupa espacio en las escaletas de los informativos, de ella no hablan apenas nuestros representantes en el Congreso y en el Senado, empeñados en revisar sus currículums o ver quién la dice más gorda en cuanto a Cataluña y el independentismo. Nuestros empresarios siguen a lo suyo amenazando a diestro o siniestro porque el Gobierno quiere subir los impuestos para que contribuyan un poco más al bien común. Y nuestros líderes de opinión, en sus medios de comunicación, están centrados en otras cuestiones. Todo parece un cuento y resulta que no lo es. (más…)

Sufrimiento en los CIE, los nuevos lazaretos

Sufrimiento en los CIE, los nuevos lazaretos

Ir a donde otros no llegan es uno de los criterios que Ignacio de Loyola señala en las Constituciones de la Compañía para elegir la misión de los jesuitas. Desde el año 1980 el entonces Superior General, Pedro Arrupe SJ, fundó el Servicio Jesuita a los Refugiados (SJR), un proyecto para atender a las personas que se ven obligadas a dejar sus hogares en busca de una vida digna. Desde entonces el drama de la movilidad humana no ha dejado de aumentar. (más…)

Estrellas de dignidad al fondo del pasillo

Estrellas de dignidad al fondo del pasillo

Las estrellas no refulgen de igual manera que quienes se encargan de mantener alta la categoría del establecimiento. El resplandor oculta en muchas ocasiones la oscuridad de los pequeños office que son testigos mudos del drama de aquellas, las camareras de piso, las camareras de hotel, las ahora incluidas en la categoría de peones de limpieza. Yolanda es una de ellas, una de las 200.000 yolandas que dejan a punto en seis horas hasta treinta habitaciones de hotel. Es una de ‘las Kelly’, las que limpian, las mujeres que enferman mientras se baten récords de ocupación turística. Las que llevan dentro de sí el cansancio crónico, los dolores musculares, la ansiedad por los ritmos de trabajo. Las grandes consumidoras de ibuprofeno, junto con el resto de las limpiadoras de hogares o edificios, trabajadoras de la conserva, cuidadoras de nuestros viejos… (más…)

De la economía que no se habla

De la economía que no se habla

Miedo me da aceptar el relato sobre el crecimiento económico que hemos comprado en los últimos años para evaluar cualquier hecho de actualidad. Llega un festival de música como el WARM UP o el Viña Rock del pasado fin de semana, y nos hablan de su importancia con la variable de su impacto económico: las equis de miles o millones de euros que van a mover. O el puente del Primero de Mayo, las fiestas de Semana Santa, la llegada del AVE o la temporada turística en el Mar Menor. Todo tiene un precio y el mantra de nuestros economistas de cabecera, ideólogos del consumo y su corte de seguidores (políticos, empresarios, profesionales varios…) es que tenemos que crecer, crecer y crecer… porque si crecemos, crece la economía, y detrás de ella el aumento del empleo, las cotizaciones a la Seguridad Social, la corrección de las desigualdades… (más…)

Una Cuaresma muy blanca

Una Cuaresma muy blanca

La Cuaresma se está viviendo con intensidad en nuestra tierra. No hablo ya de los viacrucis propios del tiempo litúrgico para los católicos, o de los traslados de imágenes previos a las procesiones de la Semana Santa, sino de esas continuas presencias vivas de la religiosidad popular laica, permítaseme la expresión, que recorre las calles casi a diario en las últimas semanas. A la ya presencia de los vecinos de los barrios del Sur afectados más directamente por la apresurada y electoralista llegada del AVE a Murcia, se han unido los pensionistas con esa reclamación tan antigua y de otras épocas, que diría el ínclito Montoro, como es la de la actualización de estas prestaciones con el de la subida de precios. ¡Qué clásicos estos viejos con estas exigencias de tiempos pretéritos! No están a la última, el tiempo de la pos verdad, con lo que bien que les viene a algunos. (más…)

#ComparteLoQueImporta

#ComparteLoQueImporta

Definitivamente la cooperación al desarrollo no está de moda. Ya no cuenta, apenas aparece en los medios de comunicación y, lo peor de todo, es que parece que ha quedado relegada a sectores minoritarios de la sociedad civil. Los efectos de esta estafa económica que llaman crisis son demoledoras. A la pérdida de derechos sociales, de justos salarios y condiciones de trabajo dignas, se une un elemento grave: que ha calado profundamente el mensaje del ‘sálvese quien pueda’, que podemos traducir también por el ‘no me calientes la cabeza con la solidaridad con los más pobres que aquí los pobres ya somos muchos’. (más…)

Propósitos aporofóbicos de Año Nuevo

Propósitos aporofóbicos de Año Nuevo

Consumidos los datos móviles por los miles de vídeos, gifs animados e innumerables memes e imágenes de cualquier signo a través de los que nos hemos felicitado las navidades, el Año Nuevo, el Año Viejo y todo lo felicitable, volvemos a partir de hoy a la realidad cotidiana. A esa a la que abrimos un paréntesis hace quince días y que ahora ponemos fin. Una liturgia que repetimos cada doce meses en los que parece que el mundo se acaba… y vuelta a empezar. Y maldita gana de cosechar la continuidad de algo que finaliza y comienza de nuevo para desaparecer tras ese período de buenas y forzadas intenciones. (más…)

Un consumidor, un voto

Un consumidor, un voto

Ha pasado de puntillas por el ruido del procés, el drama de los asesinatos de mujeres y la gira de los Trump a los gigantes asiáticos. Pero ese Gran Hermano de la política que es el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó el miércoles una de las grandes leyes que van a marcar la vida cotidiana de las administraciones públicas: la Ley 9/2017, de 8 de noviembre, de Contratos del Sector Público. Y su importancia radica, entre otras cuestiones, en que insta a las administraciones públicas a incorporar criterios sociales y ambientales en su contratación pública, contratación que supone cerca del 20 por ciento del PIB a nivel estatal y que convierte, por tanto, al conjunto de las administraciones públicas en el mayor empleador y el más importante consumidor del Estado. (más…)

De lo que no se habla

De lo que no se habla

Hay poderes más o menos ocultos que están muy contentos con Mariano Rajoy y Carles Puigdemont. No a título personal, sino por lo que representan acerca del espectáculo que estamos viviendo en los últimos meses. Gracias a todo lo que tiene que ver con el procés no se habla de lo que de verdad nos va a costar el rescate bancario a consecuencia de esa estafa financiera, a la que llaman crisis, que hemos vivido. El Banco de España puso recientemente las cifras sobre la mesa y sus cuentas son muy diferentes a las que afirmaba el ministro Luis de Guindos, cuando aseguraba que el contribuyente no tendría que poner ni un euro: el Estado perderá finalmente 60.600 millones de euros, el 80 por ciento de los 77.000 millones inyectados. (más…)

Tierra de promisión

Tierra de promisión

“Soy un pecador y hago en mi barquilla rota la travesía de la noche”, nos dice Santiago Agrelo, el arzobispo de Tánger que divisa cada día las ansias, anhelos y sueños de quienes ven en Europa esa tierra de promisión. Con el mismo deseo que el poeta colombiano José Eustasio Rivera titulase una gran colección de sonetos, con versos tan dulces como estos: Rendido ante el dolor de la penumbra,/ mi ser, que es una luz, se apesadumbra;/ después, con los murientes horizontes / me voy desvaneciendo, me evaporo… / y mi espíritu vaga por los montes /como una gran luciérnaga de oro. (más…)