Memoria de la melancolía

Memoria de la melancolía

Un bello (y a la vez, duro) libro que recoge toda una vida sustentada en grandes ideales

“Si quieres vivir libremente, nos ha dicho José Bergamín, procura vivir encadenado. Y encadenada vivo a los recuerdos abusando de la paciencia de los que me escuchan”. Así refiere María Teresa León (Logroño, 1903 – Madrid, 1988) las páginas conclusivas de su Memoria de la melancolía (Roma, 1970), uno de los textos más bellos que han caído en mis manos en los últimos tiempos. El conmovedor testimonio de quien tuvo la dicha de vivir el tiempo de cambio y utopías de nuestra dolorosa España de los años 30, y la tragedia, a la vez, por pagar un alto precio en el exilio argelino, francés, argentino o romano junto a Rafael Alberti. Rica y privilegiada memoria de quien ha sido testigo de un siglo y de innumerables compañeros de viaje, como Picasso, Unamuno, Neruda, Machado, Rosa Chacel, Louis Aragon, Rubén Darío, Bertolt Brecht, Frida Kahlo, Camus, Paul Éluard

Heridas que paralizan

Vivir encadenado a los recuerdos nos trae a veces complicaciones arracimadas de sueños, golpes, vivencias y heridas que paralizan y frenan impulsos vitales que precisan unas gotas de aire para alimentar la esperanza. Evocar todo aquello que hemos sido desde niños, invocar a nuestros ancestros y tratar de hallar esas resonancias que aparecen cuando menos se les espera se convierte en un sanador juego para descubrir, sinceramente, quiénes somos y en qué nos hemos convertido.

De ahí que homenajear a una de las Sinsombrero es la mejor ocasión para el reencuentro con las páginas de este diario en el que, a lo largo de casi veinticinco años, siempre he intentado estar al cabo de la calle. Con mayor o menor lucidez, según el momento vital, con ausencias y lapsos incluidos. Dios nos libre de quienes se creen poseedores de una clarividencia lineal a lo largo de su existir.

María Teresa León fue una de aquellas mujeres de la Generación del 27 que apenas estudiamos en ese BUP de Vicente Aleixandre, Cernuda y, a lo sumo, Alberti. Eclipsadas por el peso cultural repleto de expresiones políticas y culturales que hoy podríamos calificar de patriarcales, ya no sirven excusas para colocar en primera línea a aquellas destacadas figuras de la pintura, la escultura, la literatura, la escena, la universidad y la investigación en sus diferentes manifestaciones.

Páginas que trascienden

Las páginas de Memoria de la melancolía trascienden la mera biografía de quien ha vivido en primera persona un compromiso político en una turbulenta etapa de la España que pudo haber sido algo más que una unidad de destino en lo universal en la que quedó. Testigo de los cambios que se vivían en un mundo marcado por los totalitarismos, algunos sustentados en una ideología por la que dejó sus orígenes burgueses por la opción que le iba a complicar su vida, no se resignó a mirar de lado ante lo que se avecinaba.

En otro momento escribí que la melancolía es un estado de ánimo que nos une a través de fronteras físicas y temporales y es difícil encontrar un periodo histórico o una cultura sin rastro de sentimientos melancólicos. Ahora lo hacemos sobre todos esos sentimientos que suscitan a la autora el exilio, el desarraigo. La evocación por otro tiempo pasado, uno que pudo haber sido y no fue.

No consigo ser capaz de sentir lo que puede pasar por el corazón de una persona exiliada, de una refugiada. El exilio es atroz

Hablar de la obra de María Teresa León es hacerlo de la novela, el teatro, el cuento, la poesía, el ensayo y el guion para cine. Ella educó, cantó y animó en la Guerra, y fue parte de empresas teatrales y de colectivos culturales. Activa protagonista en la supervisión del traslado de las obras del Prado, de Toledo, de El Escorial, hablaba por la radio y era traductora. Como ella recuerda, «siempre haciendo algo”. Y se pregunta: “¿Por qué estaremos siempre haciendo algo las mujeres? En las manos no se nos ven los años sino los trabajos…».

No consigo ser capaz de sentir lo que puede pasar por el corazón de una persona exiliada, de una refugiada. El exilio es atroz. El desarraigo, una maldición ante el que cabe poco más que dirigir una mirada de ternura. Cuando veo esas imágenes en blanco y negro de quienes tuvieron que abandonar su país para morir en otra tierra no puedo por menos que dejar escapar unas lágrimas de dolor. Tanta esperanza e ilusiones frustradas en el paso de los Pirineos o en los barcos que cruzaban el Atlántico camino de México o la Argentina, o se quedaban a pocas millas en destino a Orán. Como hoy lo hacen en Siria, en la República Democrática del Congo o Sudán, entre otros países. Son más de 25 millones las personas refugiadas bajo el mandato de ACNUR a consecuencia de conflictos y persecuciones.    

Pobre España

María Teresa se permite pedir perdón por “la reiteración de las palabras tristes” al hablar de la guerra. “No he evitado cuando lo creí necesario llamar pobre a mi España ni desgraciado a mi pueblo, ni desamparados a los que padecieron persecución, ni desesperados a los que sufrieron tantas enfermedades de abandono”, afirma. Desesperada a finales de los años 60 porque “sé que ya en el mundo apenas se nos oye” reafirma, sin embargo, que “siempre habrá quedado el eco, pues el único camino que hemos hecho los desterrados de España es el de la resignación. Pero feliz el pueblo que puede recuperarse tantas veces para sobrevivir. Es el orgullo del desdichado. (…) Tal vez yo no debería haber escrito este libro, pero escribir es mi enfermedad incurable”. Como la nuestra.


Nana Pez ilustrará esta nueva etapa de Al Cabo de la Calle. Es una artista plástica multidisciplinar, pedagoga social y psicopedagoga.

Lecturas veraniegas (y 7) | Georges V. Higgins & Raymond Chandler

Lecturas veraniegas (y 7) | Georges V. Higgins & Raymond Chandler

La vida es una novela negra

Siempre nos quedan los clásicos. Cuando perdemos la esperanza a la hora de encontrar algún autor que nos emocione, llega un clásico de la literatura de cualquier época y despierta a ese bicho que nos ha inoculado la pasión por las buenas historias, los personajes desgarrados, los diálogos dinámicos y las tramas que se sostienen.

En este verano de escaparate de la crisis climática, con sus incendios devastadores, el medio año guerrero en Ucrania, el disfrute de vacaciones como si fueran las últimas y el visto bueno a la ley del sí es sí (y así, mal que le pese a nuestra derecha gritona), han tenido que llegar dos clásicos de la novela negra (George V. Higgins y Raymond Chandler) para recordarnos que aún hay motivos para la esperanza. La esperanza de gozar con las conspiraciones de una serie de personajes grabados en nuestra memoria ligada al cine, las patrañas negras y a un desfile de héroes, secundarios y personalidades corrompidas en su día a día o, simplemente, pasando sin pena ni gloria por la vida.

El placer del diálogo

El primero de ellos nos ha ofrecido el placer del diálogo por el diálogo, sin grandes descripciones ni interioridades varias para explosionar en unas vivencias marcadas por la violencia en el Boston de la segunda mitad del pasado siglo. En Los amigos de Eddie Coyle, publicada en el año 1970 y cuya edición en español la tenemos en Libros del Asteroide (2018, 6ª edición), George V. Higgins es capaz de adentrarnos en una red de situaciones y villanos que no sorprenden haber embelesado a autores de la talla como Don Winslow o Dennis Lehane.

Diálogos, tramas y personajes se alejan de los estereotipos que hasta entonces parecían dominar la novela negra, con esa visión maniquea de los buenos y los malos. Aquí hay cantidad de grises. La propia experiencia del autor, como periodista, abogado y ayudante del fiscal, permite dar una voz real a quienes se mueven en ese mundo del hampa, no tan lejano a los ambientes que nos tocan vivir a diario. Por mucho que, en ocasiones, parezcan distantes. No se pierdan a estos amigos.

Escritura de agonía

Y si les queda alguna duda sobre qué llevarse a sus manos antes de comenzar el otoño, Raymond Chandler les resuelve el enigma. De entre las novelas en las que su protagonista estelar, Philip Marlowe, tiene que enfrentarse a lo que los clientes le reclaman, El largo adiós, publicada en el año 1953 y que en España la podemos encontrar en diversas ediciones (como la de Cátedra de 2005), ofrece una imagen madura y más humana del genial detective. La serie comenzó en el año 1939 con El sueño eterno, pero el propio Chandler reconocería que esta novela que nos ocupa sería la mejor y más lograda, “mi mejor libro”, calificando su proceso de escritura como de “agonía”.

Al igual que sucedió con Pierre Lemaitre (el parisino que inauguró esta serie de Lecturas veraniegas), me alegra su coincidencia con Chandler al profesar admiración con estos escritores tardíos. Son buenos ejemplos de que nunca debemos perder la esperanza en alcanzar los sueños, por mucho que cueste materializarlos.  

El detective irónico

En El largo adiós se mezclan dos historias aparentemente distintas, pero con más puntos en común de los que cabría imaginar. El propio detective se convierte en solucionador de los embrollos y víctima de estos, atrapado en un clima de relaciones vacías y exentas de sinceridad, de mansiones y urbanizaciones alejadas de la dureza de la gran ciudad, pero salpicadas del poder, la corrupción y la violencia física e institucional. Ni la entereza moral, ni la ironía, ni, por supuesto, la franqueza de nuestro héroe, quedan a salvo de que se vea envuelto en los entresijos de personas que, o bien ocupan profesiones en las que se les suponen comportamientos honrados, o su estatus es inalcanzable y se creen dueños de un poder infalible frente al resto de los mortales.

La vida es una novela negra, en la que los variopintos actores y actrices bailan con lo que deparan sus decisiones. Nunca viene mal saberlo y, sobre todo, degustarlo.  

Ficha técnica de LOS AMIGOS DE EDDIE COYLE

N.º de páginas: 202
Editorial: LIBROS DEL ASTEROIDE
ISBN: 9788492663446
Año de edición: 2011

Ficha técnica de EL LARGO ADIOS (SERIE PHILIP MARLOWE 6)

N.º de páginas: 456
Editorial: CATEDRA
ISBN: 9788437621241
Año de edición: 2005
Colección: LETRAS UNIVERSALES

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IMAGEN tomada de https://quelibroleo.com/

Lecturas veraniegas (6) | Javier Cercas

Lecturas veraniegas (6) | Javier Cercas

Sobre prejuicios y literatura dentro de la literatura

Los prejuicios son siempre eso, prejuicios. Y en cualquier aspecto de la vida como de la literatura solo nos llevan a perdernos oportunidades, embadurnadas, eso sí en muchas ocasiones, de soberbia, altanería y una supuesta autoridad moral e intelectual rayana en la ignorancia. En el campo de las letras, a la hora de enfrentarme a los superventas, estoy seguro de que esa manía me ha llevado a perderme textos y autores sobre los que han actuado más la ofuscación que un simple acercamiento crítico a lo que ha triunfado en el mercado editorial.

Un sugerente autor

Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962) era uno de esos autores a los que nunca había decidido adentrarme, pese a la intriga que despertaba el hecho de algunas de las temáticas que abordaba en sus novelas. Hasta que llegó Terra Alta (Planeta, 2019), un premio Planeta ni más ni menos. Quién iba a decir que, a partir de ese momento, habría un antes y un después en mi visión sobre el escritor al que debo para siempre el poder saborear uno de los textos que más me han impactado, con sus reflexiones de plena actualidad y una trama de las que te enganchan desde las primeras líneas.

No, no me refiero a la historia del brutal asesinato de un rico matrimonio ambientada en esa comarca catalana, cuyo caso trata de resolver Melchor Marín, un joven mosso d’esquadra destinado a una pequeña ciudad en la que podría pasar desapercibido tras su protagonismo en los sucesos de 2017 en Cambrils, tras el atentado de las Ramblas barcelonesas. Resulta que nuestro protagonista es un apasionado lector de Los miserables, la obra de Víctor Hugo en el que la justicia vence a la injusticia, la moral a la irracionalidad, el amor frente al odio y el bien al mal.

Literatura que lleva a literatura

Literatura dentro de la literatura o, mejor dicho, literatura que lleva a la literatura. Ese es al menos el camino que me llevó a conocer a los personajes y ambientes de la Francia revolucionaria post napoleónica, en los que se desenvuelve Cosette, la niña prototipo de la inocencia, hija de Jean Valjean, renacida en el retoño de Melchor y que aparece en toda la serie que completa Independencia (Tusquets Editores, 2021) y, sobre todo, en El castillo de Barbazul (Tusquets Editores, 2022). De ahí que las continuas referencias a la historia de esa novela épica del XIX que aparecen en la primera obra de la trilogía de Javier Cercas sean una invitación a ampliar los lazos con el regusto de poder disfrutar lo que es capaz de suscitar la literatura en cualquier lector. Como es otra sugerente invitación en la referencia a otras lecturas que salpican la vida de Melchor Marín, como es el ruso Iván Turgenev. Algo más de lo que hablamos.

Invitación a la lectura

Aunque El castillo de Barbazul es la novela que cierra la trilogía, en este verano que entra a su fin, si no lo han hecho ya, devórense la serie completa porque estoy seguro de que no les va a defraudar. Tramas, personajes, giros y un estilo propio, ya que el propio Cercas ha afirmado que su ideal son “novelas fáciles de leer y difíciles de entender”. Si les suman algunos ingredientes de actualidad, como que acaban de cumplirse cinco años del atentado de Las Ramblas y los sucesos de Cambrils, junto al argumento de Independencia que le traerá a la memoria la serie Intimidad, de reciente gran éxito en Netflix, mejor que mejor. No les digo nada más que incluso en ellas aparecen vínculos con nuestra Región de Murcia, en concreto con la pedanía de El Llano de Molina de Segura, donde vive una antigua compañera de profesión de la madre asesinada de nuestro protagonista.

Héroes, villanos, personajes reconocibles, nacionalismo irredento, sentido de la justicia, escenarios cercanos y tramas que no nos son ajenas completan un menú a la altura de un gran escritor, de una gran historia y de una literatura capaz de codearse con la de autoras y escritores más valorados por la crítica. Renuevo la promesa de dejar de lado los prejuicios e intentar la aproximación libre de ataduras e ideas preconcebidas a las obras que caigan en mis manos. A eso también les invito.

Ficha técnica sobre EL CASTILLO DE BARBAZUL (Serie Terra Alta III)

N.º de páginas: 400
Editorial: TUSQUETS EDITORES
ISBN: 9788411070843
Año de edición: 2022
Lugar de edición: BARCELONA

Ilustración: EVA VAN PASSEL GAMBÍN

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Lecturas veraniegas (5) | Aroa Moreno Durán

Lecturas veraniegas (5) | Aroa Moreno Durán

O de cómo es posible narrar el silencio de tres mujeres

Ilustración: Eva van Passel Gambín

El dolor que provocan a menudo los recuerdos es capaz de traspasar los límites más insospechados. El silencio es, a veces, la única salida que los humanos hallamos para sentirnos vivos. Si esos recuerdos van unidos a las experiencias de la maternidad, a la pena, al desgarro o a cualquier otro drama que se esconde en cada familia, el resultado puede ser un conjunto de historias entrelazadas de tres mujeres de diferentes generaciones.

Esto es algo de lo que sucede en La bajamar (Literatura Random House, 2022), la segunda novela de Aroa Moreno Durán (Madrid, 1981), una nueva invitación a la lectura en este verano de locura que parece ser el último antes de una gran crisis. Y les aseguro que no es una novela fácil, de esas que dejan un sabor dulce en mitad de la canícula. Como tampoco lo fue La hija del comunista (Caballo de Troya, 2017) un texto íntimo y político que narra una parte de la historia del exilio en el Berlín oriental desde la mirada de una niña que va creciendo y descubriendo la vida en un contexto tan singular como fue el del telón de acero.

Esta fue la primera novela de Aroa Moreno Durán.
Experiencia de la maternidad

En La bajamar encontramos tres planos narrativos que son los de sus protagonistas, marcados por la experiencia de la maternidad, en la que se repiten comportamientos y experiencias que parecen superados en la generación más cercana. Pero qué va, los conflictos se repiten. Los reproches, también, y todo ello en el contexto de unas mujeres que vienen de abajo, de realidades obreras, cercanas, a las que salpican experiencias de promoción y de cambio pero que, al fin y al cabo, parecen destinadas a vivir los mismos conflictos.

El exilio vuelve a estar presente en esta novela, como ocurrió en la primera, al igual que los secretos, los miedos y temores que arrancan del contexto político en el que se desenvuelven los acontecimientos. La potencia narrativa de Aroa Moreno no está exenta de dolor, como ella misma ha reconocido públicamente, porque no es sencillo sumergirte en lo que se siente con la maternidad si no la has vivido en primera persona. Si no has aprendido, junto a tu bebé, cómo huele ese diminuto ser que es capaz de transformar tu existencia desde el cuidado y los propios miedos.

Demonios familiares

La crianza en tres contextos distintos no es tan diferente cuando en el fondo persisten los secretos, los sufrimientos, el dolor propio y ajeno, la práctica ausencia de las figuras paternas (y masculinas, por supuesto) y el reproche. Sobre todo, el reproche. Porque han permanecido ocultas en el tiempo las razones que hubieran podido explicar los porqués de los demonios familiares.

Y no olvidemos, por supuesto, el mar. Tan presente entre las gentes del Norte, que marca la fronteras físicas y mentales. sobre todo, aquellas que tiene que ver con la distancia emocional entre los seres queridos. También es fuente de riqueza, y asociado a ella, motivo de dolor al enfrentarse con un elemento de la naturaleza en el que el género humano es vulnerable.

El dolor duele

Si quieren degustar una prosa bella y, a la vez, desgarradora, de una escritora a la que auguro un futuro envidiable (porque el presente, ya lo es) no dejen de lado a las protagonistas (Ruth, Adriana y Adirane), ni a las secundarias. El dolor duele, pero la literatura es capaz de enlazar ficción e interpretación de la realidad sin perder de vista las emociones y sentimientos que suscitan en quienes la profesan para dejarse llevar por una historia potente y, sobre todo, consciente. Con la mirada de una mujer sobre otras mujeres. Con el silencio que golpea las conciencias. Con la tragedia presente, de generación en generación.

   

Ficha técnica de LA BAJAMAR

N.º de páginas: 192
Editorial: LITERATURA RANDOM HOUSE
Idioma: CASTELLANO
ISBN: 9788439739937
Año de edición: 2022

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Lecturas veraniegas (4) | Rosa Ribas

Lecturas veraniegas (4) | Rosa Ribas

Historias de amor en una urbanización del ‘boom inmobiliario’

Una pregunta puede ser esta: ¿Es posible construir una historia de amor en mitad de la nada, o lo que es lo mismo, en medio de una urbanización sin terminar que es hija de la burbuja inmobiliaria de hace dos décadas? La respuesta tras leer Lejos (Tusquets, 2022) de Rosa Ribas (El Prat de Llobregat, 1963) está clara: sí, sí es posible. Otra pregunta: ¿La historia de amor puede estar salpicada de misterio, tensión narrativa, personajes perfectamente identificables y un desenlace inesperado? Otra respuesta: claro, faltaría más.

Varios registros

Pues aquí tienen la última novela de esta gran narradora de la generación de los baby boomers a la que pertenezco y que juega con las sagas de jóvenes investigadoras para aderezar unas historias muy bien contadas y que enganchan desde las primeras páginas. Confieso mi admiración por esta novelista a la que llegué hace unos años por casualidad -como suelen suceder casi todas las buenas experiencias- con la trilogía de la joven periodista Ana Martí ambientada en los años 50 de nuestra España, y cuyas obras Don de lenguas (2013), El gran frío (2014) y Azul marino (2016), publicadas por Siruela, fueron escritas a cuatro manos con Sabine Hoffmann. Casi nada.

Pero Lejos tiene otros registros. Estamos en la actualidad, pero sin necesidad de tener que describir noticias o acontecimientos en el momento presente. Información, la justa, porque de lo que se trata es de crear un clima en torno a un hábitat cerrado y asfixiante, donde se gestiona la tensión y la violencia entre los personajes. Por cierto, personajes que tampoco se nos presentan con retratos detallados acerca de su personalidad o sus historias de vida. Incluso algunos apenas aparecen, si no es por el oficio que desempeñan.

Personajes intensos vs personajes vacíos

Los escenarios asfixiantes en los que se transcurren los hechos no nos son ajenos. Los conocemos bien. Somos capaces de identificarlos, puesto que urbanizaciones fantasmas, a medio terminar, con grúas o sin ellas, con carteles desgastados y vallas metálicas oxidadas, pueblan los extrarradios de nuestras ciudades. Por ello no resultan extraños esos personajes de clase media-alta vacíos en su existencia, como tampoco quienes pueblan las periferias de esas promociones de viviendas, entre los que se esconden historias negras que apenas necesitan ser contadas en detalle. Lo de menos es cómo han llegado hasta allí. Lo interesante es que, al menos, las diversas historias de amor que aparecen en la novela (la actual y la que se adivina en el pasado) son creíbles, puras, intensas. Sin necesidad alguna de conocer sus pormenores para que, quienes las lean y se sumerjan en ellas, sean/seamos capaces de hacerlas nuestras.

Final abierto

Y un aspecto que resulta especialmente interesante es que en una novela no hay que contarlo todo. Ya no solo por final abierto, sino de dónde vienen los personajes, qué han protagonizado en el pasado y por qué se comportan así. Una invitación al lector, a la lectora, a disfrutar tanto de la historia presente como a imaginar su origen y, por supuesto, a construir un desenlace que se ofrece como un candado sin llave o contraseña.

Ficha técnica de LEJOS

Editorial: Tusquets Editores
Colección: Andanzas
País de publicación: España
ISBN: 978-84-1107-096-6
N.º páginas: 288
Fecha publicación: 06-04-2022

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Lecturas veraniegas (2) | Bonnie Jo Campbell

Lecturas veraniegas (2) | Bonnie Jo Campbell

Uno de los grandes descubrimientos de este año en el Taller de Escritura Creativa en el que participo desde hace un tiempo, bajo la atenta mirada y dirección de la narradora y psicoanalista Lola López Mondéjar, ha sido el de la escritora norteamericana Bonnie Jo Campbell (Kalamazoo, 1962), una potente narradora y de primer nivel de la Norteamérica rural. En concreto, ha sido a través de Madres, avisad a vuestras hijas (Dirty Works, 2021) uno de sus escasos libros editados en España.

Es un hallazgo de los pocos que consigue despertar emociones al sumergirte en el denominado “realismo sucio”, en el que los personajes no se estilizan y giran en torno a una trama oscura. Un género que hereda la denominada literatura del arroyo o grit lit, aquella que se basa en los ambientes rurales, normalmente sureños o del Medio Oeste, de la Norteamérica profunda.

ILUSTRACIÓN | Eva van Passel Gambín

Relatos salvajes

Nos encontramos ante un libro de relatos salvajes, de cuentos en los que las madres reclaman a sus hijas que no repitan los errores que ellas han cometido. Cuentos en los que aparecen unas relaciones intensas de rivalidad entre madres e hijas, donde aflora la falta de comprensión y la violencia sexual, directamente cometidas contra las mujeres. Espacios en los que las madres están sometidas al poder de los hombres. No nos enfrentamos a madres acogedoras, en la que, por tanto, se deduce que la maternidad no ha sido elegida voluntariamente.

Tenemos una escritura limpia, diferente, sorprendente, que avanza a un ritmo sereno que poco a poco va golpeando al lector, a la lectora. Es, si me permiten la expresión, de una oralidad literalizada. Otro de los grandes logros de la escritora norteamericana Bonnie Jo Campbell.

Son historias duras, realistas y, en ocasiones, desconcertantes. En las que el tema del silencio atraviesa todos los relatos, en los que las protagonistas no hablan de sus miedos ni de sus experiencias directamente (van apareciendo de forma casual, porque no quieren o no pueden expresar su debilidad. De una manera tan descarnada que sorprende, en ocasiones, la sordidez de las situaciones vividas y la pobreza de emociones que les han suscitado.

ILUSTRACIÓN | Eva van Passel Gambín | Basada en la portada del libro ‘Madres, avisad a vuestros hijos’

Mujeres fuertes

En el relato que da título al libro, Madres, avisad a vuestras hijas, nos encontramos con un monólogo interior de una madre dirigida a su hija que, en realidad, es un falso diálogo, un soliloquio. Y en medio de este, la progenitora ironiza sobre los estudios de género que han hecho triunfar a su pequeña, como muchas mujeres que han sufrido la violencia machista. Vomita las experiencias de una vida repleta de rabia en la hija que sale de la situación opresiva.

Se trata de un hilo conductor de un relato en torno a la masculinidad. Es la antítesis de mujeres fuertes, que han parido muchos hijos y que han perdido la sensibilidad. La maternidad queda ocultada por detrás de la pasión, la genitalidad… en busca de un hombre.

Estamos ante un libro insólito, como afirma Tes Nehuén en su blog Bestia lectora, que nos va a obligar a escuchar en bucle a Dolly Parton en The House of the Rising Sun, que fue una de las canciones que inspiraron el título y acompañaron la escritura de este libro extraordinario, tal y como afirmó la propia autora.

Literatura del arroyo

Les confieso que tras leer este libro de Bonnie Jo Campbell quedé seducido por este tipo de literatura del arroyo o noir rural, y hurgué en los orígenes de este subgénero con la lectura de El callejón de las almas perdidas (Sajalín, 2022), de William Lindsay Gresham. No se la pierdan. Una novela adaptada al cine por Guillermo del Toro, que comenzó a ser escrita por su autor, miembro de las Brigadas Internacionales, muy cerca de Valencia en el año 1938.

Y, por supuesto, no dejen de lado otros libros de Bonnie Jo Campbell, como Desguace americano, Érase un río, su secuela Q Road, todos ellos publicados en Dirty Works, el proyecto editorial consolidado por Javier Lucini y Nacho Reig.

Ficha de Madres, avisad a vuestras hijas 

Nº de páginas: 288
Editorial: S. L. DIRTY WORKS
Idioma: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788412112849
Año de edición: 2021
Fecha de lanzamiento: 17/05/2021

 

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Escritura de generación

Escritura de generación

Cuenta el escritor Pepe Cervera en Azufre (Tres Hermanas, 2021) que quiere que el lector lo vea como alguien que se aleja bajo el sol después de dar lo mejor que podía dar en cada momento, como un hombre que no pertenece a nadie ni a ningún sitio, que carece de hogar, que jamás encontrará donde quedarse.

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Maravillosa precariedad

Maravillosa precariedad

El año que acabé mis estudios en el Madrid de finales de los 80 prácticamente todos mis compañeros y compañeras de curso encontramos trabajo. Sí, sí, encontramos trabajo, como suena, y teníamos poco más de 22 tacos y una vida por delante, amén de una profesión para la que habíamos estudiado. Sí, sí, créanselo. No eran empleos de camareros o repartidores, camareras o reponedoras de supermercado, tampoco ocupaciones para captar clientes dispuestos a traicionar a su seguro de toda la vida en busca de mejores condiciones. No se trataba de oficios para atar a nuevos parroquianos en las incipientes compañías de telefonía móvil, ni siquiera para ser comerciales de inmobiliarias, que para eso ya llegarían el boom y la burbuja años después. (más…)

Anticuento de Navidad

Anticuento de Navidad

Aquellos tres extraños personajes se marcharon por donde habían venido. Esto es, por no se sabe bien qué lugar. Uno era de color, de color negro, más negro que las falsas esperanzas de recuperación de cualquier normalidad, de aquella que ha sido así hasta que ha dejado de serlo. Los miramos sin salir de nuestro asombro, porque nadie los había llamado, pero claro, una vez que se habían postrado en un gesto que aventuraba que aquellos objetos eran para el pequeño… pues nos quedamos con las ganas. (más…)

Melancolía

Melancolía

Si hay un estado de ánimo que puede describir mejor el momento presente ese es el de la melancolía. Un sentimiento al que la filósofa y ensayista neerlandesa Joke J. Hermsen dedica un brillante análisis desde la Antigüedad hasta nuestros días en uno de los mejores libros que han caído en mis manos en los últimos años: La melancolía en tiempos de incertidumbre (Siruela, 2019). La melancolía es un estado de ánimo que nos une a través de fronteras físicas y temporales y es difícil encontrar un periodo histórico o una cultura sin rastro de sentimientos melancólicos. (más…)

Caballos lentos

Caballos lentos

En este noviembre de la segunda ola que languidece me siento como esos caballos lentos de la novela de Mick Herron (Salamandra, 2018), espías del MI5 británico que la han pifiado en un momento de su vida y son relegados a La Ciénaga, un edificio en el que se dedican a trabajos tediosos, con el fin de que decidan marcharse sin indemnización alguna. Dan igual las faltas cometidas: el olvido de unos documentos en un tren, la confusión a la hora de detener a un sospechoso, caer en alguna de las múltiples adicciones a las que lleva una vida sin vida corriente o hablar con quien no se debe. Las razones son lo de menos. De lo que se trata es de aguantar el ostracismo al que es condenado quien comete la pifia. (más…)

Justicia poética

Justicia poética

Toda la sabiduría humana está contenida en dos palabras: Esperar y Confiar. Al menos esa es la conclusión a la que llegó Edmundo Dantés tras culminar su trabajada venganza contra quienes fueron causa de su desgracia: Fernando Mondego, Danglash y Gérard de Villefort. Trato de imaginar qué pudo sentir el conde de Montecristo al ver cumplidos cada uno de sus planes para resarcirse de su dolor. Imagino que podría quedar resumido en que “sólo el que ha probado el extremo del infortunio puede sentir la felicidad suprema”. Esto es, que quien no ha sido capaz de vivir en sus carnes las consecuencias de las maldades humanas difícilmente será consciente de saborear los efectos de una reparación, de un desagravio, de una compensación por lo vivido. De ahí que las lecciones que podemos aprender de la lectura de esa gran novela de aventuras de Alejandro Dumas padre -o de las innumerables versiones cinematográficas, como la del año 1934 dirigida por Rowland V. Lee, protagonizada por Robert Donat y Elissa Landi– sean que, por muchas desdichas que los hombres y mujeres puedan soportar a causa de los comportamientos de otros hombres o mujeres, siempre cabe la posibilidad de un resarcimiento que compense lo pasado. (más…)

Un año para leer y vivir

Un año para leer y vivir

El año pasado acabó con El dolor de los demás, esa terrible historia de Miguel Ángel Hernández, con ese regreso al pasado que no cesa de volver y que fue capaz de conmover hasta la más recóndita de las entrañas ancladas en la infancia y la adolescencia. Caminos cruzados de experiencias y escenarios comunes en la huerta, la iglesia y los dramas cercanos dieron paso a una guía de lectura que ha sido lo más reconfortante en un año repleto de vivencias circulares. Delphine de Vigan, en Nada se opone a la noche, fue la encargada de clavar, quizá sin pretenderlo, la primera herida en un corazón cansado de soportar la oquedad resultante entre el deseo y la realidad, la expectativa y el presente. París, los años 60, la familia numerosa y la reconstrucción de una historia familiar que pretendía pasar desapercibida entre el nacimiento de los hijos, sus avances profesionales y el vendaval que atraviesa la vida de quienes tratan de construir sus edificios vitales sin socavar los cimientos de los ancestros. (más…)

Una historia familiar

Una historia familiar

La escritora Amy Michael Homes nos recuerda que todas las familias tienen una historia que se cuenta a sí misma: que pasa de hijos a nietos. La historia crece a lo largo de los años, muta; algunas partes se pulen, otras se eliminan y a menudo se discute sobre lo que ocurrió de verdad. Pero aun existiendo estas divergencias en la misma historia, sigue habiendo acuerdo respecto a que se trata de la historia familiar. Y a falta de otros relatos se convierte en la asta del que la familia cuelga su identidad.

Esa historia familiar es la que se expone sobremanera en los días que se avecinan. Aquel Niño nacido en Belén también tuvo la suya, marcada por la falta de vivienda donde recalar sus huesos en sus primeros instantes de vida. Qué fragilidad. Menuda vulnerabilidad. Qué imagen para ser un rey, un mesías, un salvador. Pero de ahí viene lo bueno, lo increíble de una historia que arranca casi en mitad de la nada, desde donde contempla con humildad en qué lugar le tocado nacer, con quién le tocará vivir y a qué está destinado.

En La hija de la amante, A. M. Homes insiste en que de niños todos somos crédulos por naturaleza. No se nos ocurre cuestionar el relato familiar: lo aceptamos como un hecho, sin reconocer que es una historia, una ficción colectiva de múltiples capas. Piensen en las variaciones, las consecuencias en lo relativo del tiempo, el lugar, la posición y la estructura sociales.

Ella fue adoptada. El reencuentro con su madre biológica y con un padre del que ni siquiera tuvo constancia de su nacimiento marcan esa novela, un recorrido vital en el que necesita indagar sus orígenes para poder entender su presente. Y lo hace de manera minuciosa, tratando de explorar su genealogía a través de sus antepasados, bien fuera de esa pareja biológica condenada a no se sabe bien qué (madre joven que vivió su aventura con un hombre casado, mayor que ella, o de la familia adoptiva, de procedencia europea, como buena parte de la inmensa mayoría de familias norteamericanas que carecen de una ligazón más estrecha que la que limitan dos generaciones.  

Seguro que a veces usted piensa que su historia no es más singular que otra. Pero es la suya, mía, la nuestra. En mi caso, la que me nutre. La que me configura. La que me ha convertido en lo que soy, en lo que fui y en lo que seré. La que construye su identidad a partir del drama de los abuelos, de sus hijos y de los hijos de sus hijos. De donde vengo y en lo que me he convertido. Un personaje sin rostro, en permanente construcción, en busca de un lugar en el que habitar lo inabarcable.

En Navidad es tiempo de arañar las emociones más tapadas, instantes en los que hay quienes huyen de cualquier sensiblería barata.

Quizá a usted le pase como a mí, que comparto con Homes ese deseo incendiario de querer escrutar mi procedencia. No porque trate de hallar esos vínculos que trazan la primera línea de consanguinidad, sino por escarbar parte de los porqués y no dejar de lado el lugar de donde proceden quienes han marcado las vidas de esta familia melancólica y dulce a la vez, cálida en el encuentro, pero con secretos escondidos más de allá de las cuatro paredes de la epidermis sentimental.

En Navidad es tiempo de arañar las emociones más tapadas, instantes en los que hay quienes huyen de cualquier sensiblería barata. De ausencias que golpean. De recuerdos heridos y también, por qué no, de encuentros donde vale todo. En especial si vienen acompañadas de etapas en el camino de la madurez personal. Nadie puede con nosotros. Ninguna circunstancia no esclaviza. Es tiempo en el que reclamar la omnipotencia vital. No lo olvide. No se distraiga. Está en su mano. ¡Feliz Navidad!

De tóxicos y clásicos

De tóxicos y clásicos

La exhumación del Caudillo, la precampaña electoral, los datos de la EPA, la marcha de Mario Draghi, la nueva oportunidad para el Brexit, los disturbios en Chile, la segunda vuelta en las elecciones bolivianas, la aparición de 39 cadáveres de inmigrantes chinos en un camión frigorífico en Essex (Reino Unido) o el serial del procès… Sí, sí, todo eso está muy bien, pero no me negarán que   lo que de verdad mueve a las mujeres y a los hombres es la mirada ante la vida, ante las relaciones humanas. El juego de pareceres, de sucesos cotidianos, de pequeñas decisiones que son capaces de hacernos reír o llorar, soñar o poner los pies en la tierra, avanzar o quedarnos parados el resto de la existencia, odiar o amar con la misma intensidad y volumen. Los acontecimientos son importantes. Las noticias, también. Sean locales o mundiales. Provoquen reacciones o simplemente deambulen en las parrillas sin pena ni gloria… y a otra cosa, mariposa.

En lo de las relaciones humanas, cada maestrillo tiene su librillo. Maestros hay muchos. Recetas, no digamos. Y librillos, lo que se dice librillos, para todos los gustos. Desde el Cómo ganar amigos e influir sobre las personas, hasta El monje que vendió su Ferrari, pasando por Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, Padre rico padre pobre, Los cuatro acuerdos o el clásico Los hombres son de Marte, las mujeres de Venus. Y no me digan que no les llama la atención un perfecto manual de autoayuda de un bloguero de éxito titulado El sutil arte de que (casi todo) te importe una mierda, que viene a tirar por tierra todo lo que el resto de super ventas nos venían a decir, como aquello de empoderarnos (¡Jo, qué tiempo verbal más moderno de un verbo tan antiguo!) y alimentarnos de positividad. Su autor, Mark Manson, viene a desmontar esas tesis con el siguiente argumento: pues mira, resulta que no, que las expectativas sobre nosotros mismos carecen de sentido hasta que no sepamos gestionar (otro verbo de moda) la adversidad.

Pero cuando creíamos saberlo casi todo resulta que andábamos equivocados. O entretenidos. O engatusados, quién lo sabe. Que antes de que vinieran a contarnos y describirnos, por ejemplo, las características de las personas tóxicas, esas que su vida carece de sentido si no expelen a todas horas veneno a su alrededor, ya teníamos modelos clásicos para identificarlas. Es lo que William Shakespeare nos cuenta en el drama de Otelo con un personaje que es el arquetipo o modelo original y primario en el arte de amargarle la vida al más pintado. Hablamos de Yago, el alférez del moro, el general al servicio de Venecia, que da nombre a la obra escrita, sin ir más lejos, en 1604, casi ayer. Su venganza por no haber sido elegido oficial frente al otro candidato, Casio, le lleva a resarcirse construyendo una falsa historia de cama de Desdémona, la prometida de Otelo, y que conduce al desenlace de… No, no, no voy a hacerles un spoiler para quienes aún no hayan tenido la fortuna de leer esta obra.

Si tienen la oportunidad y, por supuesto, la dicha, de sumergirse en la trama, quizá descubran en Yago a esos personajes que habitan a nuestro alrededor. A esos tránsfugas que destilan odio y resentimiento a raudales por no haber sido elegidos para la gloria, para ocupar un cargo o liderar determinadas organizaciones. A mí me vienen varias a la mente, como quienes pierden unas primarias en un partido político o quienes han depositada tantas expectativas en el logro de un objetivo para el que han empleado toda su energía que no saben gestionar (¿les suena?) que todo no salga como esperaban. O aquellos que tratan de ocultar sus complejos, frustraciones y fracasos contaminando todo lo que encuentran a su paso.  Personas falsas, sin vida interior, incapaces de querer a nadie, que odian con el mismo ahínco que en algún momento han podido amar.  Y frente a ellas, un consejo: miren hacia otro lado. Dejen que el veneno siga su curso y la toxicidad encontrará un antídoto que todo lo vence: la indiferencia. Vamos, si se puede.

Ilustración basada en el cuadro «Othello et Desdémone» de Théodore Chassériau