Libertad de expresión de libertad

Libertad de expresión de libertad

Uno de los días mÔs tristes de mi padre que recuerdo se remonta a mediados de los años 70, antes de la muerte del Caudillo y después del atentado al almirante Carrero Blanco. Trabajaba en un taller mecÔnico de Crevillente, en la provincia de Alicante, y fue el día en el que su jefe le entregó la carta de despido. Su delito: promover las elecciones sindicales. Era una osadía. Ya tenía experiencia de esa circunstancia tiempo atrÔs en Ibi, cuando acudía a las reuniones del sindicato vertical, a las que en ocasiones yo le acompañaba, en un oscuro edificio del centro de esa ciudad juguetera. Su abatimiento, sin embargo, no tenía que ver con el despido en sí, sino por el hecho de quien lo arrojaba a la calle era su jefe, quien había sido militante de la Acción Católica. Como él lo era en ese momento. No podía entenderlo. De otro empresario podía esperar una reacción así. De aquel, no.

Testigos incómodos

Esta evocación que se esconde entre las historias infantiles volvió a ver la luz la semana pasada al conocer la noticia de laĀ marcha de Rosa Roda de Onda Cero, de su despido, tras mĆ”s de tres dĆ©cadas de trabajo en la antigua red de emisoras de la Cadena Rato. Nos conocimos desde aquel momento en el que se puso delante de un micrófono paraĀ contar la actualidad de la Región de Murcia. Luego creó su blog personal y se prodigó en la red social Twitter, ahora ā€˜X’. QuĆ© paradojas. Desde hace veinte aƱos siempre ha tenido a un seƱor o a una seƱora X a su espalda,Ā velando por los intereses de algĆŗn poder polĆ­tico o económico, que se ha sentido incómodo por el trabajo informativo (y opinativo, por quĆ© no) que ha desarrollado sin descanso.

Esa espada de Damocles que siempre ha pendido sobre ella es la misma que, en ocasiones, lo ha hecho con otros testigos de la actualidad de esta Comunidad que son incómodos al poder. Y todo por cometer el delito de ejercer una función social encomendada a la prensa, la radio, la televisión o en internet, esto es, a cualquier medio de comunicación. Un empeƱo que no es otro que el control del propio poder en nombre de la sociedad a la que sirve. Si la gravedad es contar lo que pasa, preguntar, indagar, poner luz a esas sombras entre las que se mueven quienes manejan los hilos de los entresijos de la polĆ­tica, las finanzas o la economĆ­a regional, es que algo no funciona en nuestro sistema democrĆ”tico.

Tristeza profunda

Y aquel recuerdo infantil viene a cuento porque entre quienes han intentado cercenar la libertad de expresión se encuentran personas que un día soñaron, o dijeron, que querían ser periodistas. Algunas aún presumen de ello. Cuando en realidad se tratan de meras mercenarias del poder de turno, estén en nómina directamente o a través de terceros. Porque se han alegrado, cuando no inspirado o impulsado, de este despido. Lo intentaron otras veces y, bien porque en la empresa no encontraron eco o por el apoyo sindical, no lo consiguieron. De ahí viene esa profunda tristeza que me produce tratar de aceptar este despido, como el cese en otro momento de algún responsable de Informativos o la invitación a buscar nuevos caminos profesionales que han sufrido algunos periodistas murcianos.

Ingenuidad

No somos ingenuos al creer que los medios de comunicación los gestionan empresas que no miran las cuentas de resultados. Pero la prensa libre e independiente no nació para someterse al beneficio puro y duro. Lo hizo para ejercer de contrapeso. Si todo vale, los medios acabarÔn sucumbiendo a una mera función propagandista. En la mano de sus profesionales, de todos ellos, de la información y de la gestión empresarial, dependerÔ buena parte de que sigan siendo esa molesta mosca que sobrevuela los rincones en los que se esconde la basura. Quienes los leemos, los vemos y escuchamos, también tenemos una voz que alzar. Por eso, Rosa, hoy sentimos tu marcha, pero no tu ausencia. Porque los malos no siempre ganan. Y estoy seguro de que en ese camino andan muchos y buenos profesionales como tú. Que no se achantan, aunque les vaya la vida en ello.


ILUSTRACIƓN |NANA PEZ
La verdad oscura…

La verdad oscura…

…que el poder esconde para perpetuarse. O lo que es lo mismo, la triste realidad que permanece oculta por el ineludible riesgo que comporta descubrir las certezas. Esa es la clave de nuestro pequeƱo e inexorable mundo en el que deambulamos como seres anónimos y, aparentemente, sin orden ni concierto. Salpicados de convicciones, seguridades y evidencias de que algo extraƱo se alza frente a nuestro impenetrable rostro. (mĆ”s…)

Noche de locos

Noche de locos

Que levante la mano quiĆ©n esperaba un acuerdo de la reunión de esta semana entre Pedro SĆ”nchez y Pablo Casado. Ya la pueden bajar. Y ahora, que esboce una sonrisa complaciente quiĆ©n sabĆ­a de antemano que, visto lo visto hasta la fecha, el desencuentro era la opción mĆ”s viable. Ya pueden relajar el semblante, porque no estoy desvelando algo imprevisible. Parecemos condenados a mĆ”s de lo mismo en esta maldita EspaƱa de las dos EspaƱas, cuando no son mĆ”s, porque seguimos en manos de personas incapaces de mirar hacia delante, aparcar las diferencias, las estrategias, los cĆ”lculos electorales, las ideas preconcebidas de cuanto peor vaya la situación mejor nos irĆ” a nosotros. No se sabe a quiĆ©n, pero ahĆ­ estamos, de nuevo, metidos en la vorĆ”gine del enfrentamiento cainita del que somos expertos para no salir. (mĆ”s…)

Constructora de dragones

Constructora de dragones

Cuando dejó de ser niƱa desaparecieron los dragones. Hasta entonces esas criaturas legendarias habĆ­an poblado sus sueƱos, jugado con su imaginación y formado parte de todas las aventuras que tenĆ­a por delante. Fue acusada de vehemente al defender su existencia cuando en clase de Naturales alguien habĆ­a osado dudar de que algĆŗn dĆ­a poblaron la tierra. MĆ”s tarde supo que dos tradiciones culturales tan distantes como la europea y la asiĆ”tica, en momentos distintos, recogĆ­an seƱales de su presencia en la mente humana. Dragones europeos y dragones orientales, ni mĆ”s ni menos. (mĆ”s…)

En primera plana

En primera plana

Un reportaje sobre las maldades del tabaco basado en un artĆ­culo de la revista Ciudadano, que debió caer en mis manos en casa cuando apenas contaba con 11 o 12 aƱos, fue el primero que publiquĆ© en el periódico escolar del Cardenal Belluga, mi colegio de la mayor parte de la EGB en el Dolores de Alicante de los 70. No era algo novedoso, puesto que los miĆ©rcoles de cada quince dĆ­as apareciese una crónica futbolĆ­stica en La Verdad firmada por un pĆŗber Navarro, jr. A mi padre no le gustaba el fĆŗtbol y era el corresponsal de la cabecera de ese diario de la Editorial Católica. A su primogĆ©nito le tocaba cubrir los partidos de Regional o Preferente. ImagĆ­nense la escena en el vestuario arbitral del Campo de FĆŗtbol La Alameda, a la salida de la carretera de San Fulgencio. Un adolescente que aĆŗn vestĆ­a pantalones cortos pidiĆ©ndole al seƱor colegiado el acta del partido para contrastar que las anotaciones de goles, tarjetas y sustituciones eran las mismas que habĆ­a anotado en mi libreta, asĆ­ como las alineaciones del Thader de Rojales, el CD AlmoradĆ­, el San Vicente del Raspeig o el Rayo Ibense. (mĆ”s…)

Ser o no ser periodista

Ser o no ser periodista

Apenas tenĆ­a 20 aƱos cuando subĆ­ a aquel piso de la calle Villaleal en el que se ubicaba la redacción del semanario Lean, con la osadĆ­a de quien empezaba una aventura romĆ”ntica en el mundo del periodismo. (mĆ”s…)

La voz de su amo

La voz de su amo

Sus seƱorĆ­as no salĆ­an de su asombro. Unas a otras se miraban extraƱadas preguntĆ”ndose si estaban oyendo lo mismo. Las mĆ”s avezadas creĆ­an que todo era fruto de un recurso de la oratoria del lĆ­der que, al final, acabarĆ­a dejando sorprendidos a propios y a extraƱos. Quienes habĆ­an hecho de la sumisión virtud en todo momento asentĆ­an sin percibir apenas lo que sucedĆ­a. En la tribuna de prensa muy pocos se dieron cuenta de que aquello era extraƱo. Igual ocurrĆ­a entre el escaso pĆŗblico que habĆ­a acudido a presenciar el debate. QuĆ© mĆ”s daba, porque solo estaba allĆ­ con el fin de hacer su papel de clac, dejarse ver como estómagos agradecidos que eran. Lo de menos era el contenido de la intervención. Lo de mĆ”s que se les viera… por lo que pudiera pasar.

(mĆ”s…)

La Iglesia 3.0 que imagino

La Iglesia 3.0 que imagino

A propios y extraƱos les cuesta entender que para la Justicia y la Iglesia el tiempo posee un sentido distinto que al resto de realidades humanas. Para explicar este hecho, un miembro de la Curia que estuvo cercano a don Miguel Roca, mientras era obispo de esta Ecclesia Carthaginensis in Hispania, me contaba hace unos aƱos que le habĆ­a llegado un asunto espinoso sobre el que solicitó recabar datos exhaustivos. Cuando obtuvo el informe, lo guardó en un cajón durante varios meses con la idea de dejarlo dormido antes de tomar una decisión. Pasado un tiempo lo sacó y adoptó un fallo, y zas, se equivocó. «¿Ve lo que ha pasado?Ā», se dirigió a su interlocutor. Ā«Todo ha sido por habernos precipitadoĀ». ĀæQuĆ© me dicen? El tiempo tiene otro sentido. (mĆ”s…)

De profesión, periodista

De profesión, periodista

Hace treinta aƱos aĆŗn no habĆ­a abandonado las aulas de aquella frĆ­a Facultad de cemento de la Ciudad Universitaria madrileƱa. En realidad ya conocĆ­a y vivĆ­a de lleno la redacción de un periódico de provincias. MĆ”s bien la sucursal de Ć©ste, que viene a ser como la tercera división en el fĆŗtbol. Eran los comienzos de una profesión a la que mi fantasĆ­a se recreaba en esas viejas pelĆ­culas de los aƱos 40 y 50, repletas de mĆ”quinas de escribir, linotipias, humo de cigarrillos y carreras desenfrenadas. Unas imĆ”genes romĆ”nticas que, para un veinteaƱero como yo que hacĆ­a mis pinitos como auxiliar de redacción, colmaban con creces las aspiraciones que empezaba a saborear. (mĆ”s…)

Perro no come perro

Perro no come perro

Un equipo internacional de investigadores, liderado por la Universidad de Granada y entre la que se encontraba tambiĆ©n la de Murcia, explicó el pasado septiembre la base cientĆ­fica del viejo refrĆ”n ā€˜perro no come perro’. Y lo hacĆ­a detallando que, para un animal carnĆ­voro, comer carroƱa de otro carnĆ­voro, especialmente si es de su misma especie, incrementa la probabilidad de contraer patógenos que podrĆ­an hacer peligrar su vida. El trabajo aportaba nuevos datos sobre esta idea, que se remonta al menos a los tiempos de la antigua Roma (ā€œCanis caninam non estā€), y que viene a decir, en un contexto social, que los miembros de un determinado gremio tienden a evitar conflictos entre ellos. (mĆ”s…)

Lenguaje de la lisonja

Lenguaje de la lisonja

Relata Plutarco en el Tomo V de sus Vidas paralelas acerca de Tigranes II el Grande, emperador de Armenia, lo siguiente: ā€œTigranes,Ā  alĀ  primeroĀ  queĀ  leĀ  anunció  laĀ  venidaĀ  de LĆŗculo, en lugar de mostrĆ”rsele contento, le cortó la cabeza, con lo que ninguno otro volvió a hablarle palabra,Ā  sinoĀ  que permaneció  enĀ  laĀ  mayorĀ  ignorancia,Ā  quemĆ”ndoseĀ  yaĀ  enĀ  el fuegoĀ  enemigo,Ā  yĀ  noĀ  escuchandoĀ  sinoĀ  elĀ  lenguajeĀ  deĀ  laĀ  lisonja, que le decĆ­a que aĆŗn se mostrarĆ­a LĆŗculo insigne generalĀ  siĀ  aguardabaĀ  enĀ  ƉfesoĀ  aĀ  TigranesĀ  yĀ  noĀ  dabaĀ  aĀ  huir inmediatamente del Asia, al ver tantos millares de hombresā€. (mĆ”s…)