…que el poder esconde para perpetuarse. O lo que es lo mismo, la triste realidad que permanece oculta por el ineludible riesgo que comporta descubrir las certezas. Esa es la clave de nuestro pequeño e inexorable mundo en el que deambulamos como seres anónimos y, aparentemente, sin orden ni concierto. Salpicados de convicciones, seguridades y evidencias de que algo extraño se alza frente a nuestro impenetrable rostro.

Es lo que ha llevado a Jordi Amat a escribir El hijo del chófer (Tusquets Editores, 2020), convencido, como él mismo afirma, “de que contar lo que explico es moralmente discutible, pero al mismo tiempo socialmente necesario”. Y no es otra historia que la trepidante, convulsa y violenta vida del periodista Alfons Quintà, profesional que protagonizó los mejores y, a la vez, peores momentos de la vida política, económica y cultural de la Cataluña de las últimas cinco décadas. Un ejemplo palpable de cómo se entrecruzan eso que se llamaban antes “los poderes fácticos”, en los que desaparecían los límites del mundo de la empresa, la banca, la clase política y el periodismo.
Bien es verdad que, para quienes tienen una excesiva visión localista de la actualidad, muchos de los personajes que aparecen en este libro les pueden parecer ajenos. Pero el público que haya estado atento a la evolución del régimen del 78, o que simplemente haya seguido el desarrollo de la transición política, este sugerente relato biográfico y, casi costumbrista, de los entresijos de la Cataluña desde finales de los 60, se verá recompensado por entender el presente.
Desfile de personajes

Josep Plá y su Camelot de ilustrados y liberales; el papel de Tarradellas, Jordi Pujol o Lluís Prenafeta, más una pléyade de directivos del mundo de la empresa, de Banca Catalana o de La Caixa… desfilan a lo largo de una historia que gira en torno a los miedos, los odios, las traiciones y la pulsión visceral de un personaje que despertó un rechazo general. Pero que, a la vez, el temor que despertaba por los supuestos secretos que atesoraba, le permitieron alcanzar un protagonismo y espacios de poder en diferentes niveles de medios de comunicación.

Sobre todo, como periodista en cabeceras tan míticas como Tele/eXpress y El Correo Catalán, director del primer programa totalmente en catalán de Radio Barcelona (Dietari), primer delegado en Cataluña del diario El País y el artífice de TV3, para más tarde ir descendiendo a los infiernos hasta culminar con el asesinato en 2016 de su pareja y, a continuación, su suicidio.

ILUSTRACIÓN | Eva van Passel Gambín

Sombras y luces

Si ya de por sí el relato de una vida pública, con más sombras que luces, es un ingrediente atractivo para contar una historia, no es menos cierto tratar de indagar en los rasgos psicológicos que conducen a un comportamiento disruptivo. Una interrupción súbita que no es otra que la propia vida de quien la protagoniza y que trastoca los planes de quien gira en torno a él. En realidad, se trata de un odio visceral a su padre, el chófer de Josep Plá, a su dolor por el abandono y por los sucesivos odios que siente a lo largo de su vida frente a todo aquel que identifique con la figura paterna. Amén del desprecio y la tiranía ejercida contra quienes son subordinados suyos, especialmente las mujeres.

Este modelo de personaje, desgraciadamente, no resulta extraño encontrarlo en los vericuetos del periodismo, la política o la empresa. En especial cuando ocupan un lugar prominente en el escalafón de cualquiera de esos poderes, incluso en provincias. No hay que irse muy lejos para descubrirlos una vez que han atravesado los límites de su campo de acción. Son capaces de vender a su padre o a su madre por ocupar un lugar relevante.

Desprecio general

La traición, la falsedad y la hipocresía las tienen tan interiorizadas que son capaces de creerse sus propias mentiras y construir un mundo paralelo en el que sobrevivir. Hasta que les llega su particular San Martín, bien en forma de desprecio general, abandonos particulares de sus seres más cercanos o la respuesta que su propio cuerpo les ofrece por haberlo castigado tanto. Es el precio del poder. El coste de la ambición. La réplica a veces inexplicable de la justicia divina. Quédense con la razón que quieran.

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