Faltan pocas horas para que nos sentemos en tono a una mesa. Celebramos el nacimiento de un Niño que ha cambiado nuestras vidas, que está presente para seguir manteniendo un espíritu de rebelión en quienes no nos resistimos a lo establecido, a lo ‘políticamente correcto’, a lo de siempre. Con nuestras contradicciones y nuestros aciertos. Intentando no juzgar a los otros ni depositando expectativas que sólo sirven para vivir encadenados. Los creyentes en Jesús de Nazaret -y en general creo que casi todos- estamos de enhorabuena por la bendición que está siendo el pontificado de Francisco, ese hermano mayor que nos invita a ir a las periferias, a mojarnos, a mantener un sentido del humor que nos hace más humanos. 
 
En esta Navidad de las devoluciones en caliente de muchos de nuestros hermanos y hermanas de los países del Sur, del descrédito de un tipo de política, de la corrupción, de una crisis que no es tal sino la estafa de un sistema económico de muerte, del desamparo… te deseo lo mejor. Especialmente si has perdido a algún ser querido en los últimos tiempos, o sufres alguna enfermedad (recuerdo especialmente a varias amigas y amigos), o lo estás pasando regular por la razón que sea.  
 
Recibe un abrazo sincero y mis mejores intenciones.