CORODIARIO DE UNA CRISIS | Lunes 16/03/2020 | Los veinte minutos empleados para ir al trabajo en un día normal, hoy se han reducido a la mitad. Es lo que tiene empezar la semana laboral en pleno Estado de Alarma. Los medios de comunicación nos recuerdan a cada momento que es la segunda vez que se ha decretado en los últimos años. La imagen de hace una década era la del ministro Pepe Blanco con semblante serio, lidiando con los controladores aéreos, esos que decidieron ponerse enfermitos todos a la vez y se llevaron la sorpresa cuando sus colegas militares los relevaron en las torres de control. Una medida de fuerza excepcional… pero efectiva.
Ahora será teletrabajo
En el edificio administrativo donde está mi despacho había muy pocas luces encendidas. Acudimos unos pocos para recoger carpetas, desviar los teléfonos e informar de que a partir de ahora todo será teletrabajo. Una experiencia nueva que nos demostrará si estamos preparados o no para las contingencias que se avecinan. La frase-fuerza del día es la del ‘cierre de fronteras’. De momento, las terrestres, porque para alguna gente las mentales las tienen siempre clausuradas. Cierre de fronteras y el consiguiente temor y preocupación ante los desplazamientos. Yo ando jodido estos días porque el puente de San José teníamos previsto pasarlo en Wageningen (Países Bajos) donde estudia uno de mis hijos. Nos quedamos con los billetes comprados y, según nos comunica la agencia de viajes, podremos destinarlos para otras fechas. ¿Pero para cuándo? Esto va para largo. Al menos todo apunta a que será así. Tras la suspensión de las procesiones de la Semana Santa (que no de la Semana Santa en sí, porque los tiempos litúrgicos son los que son y están por encima de los tiempos mundanos) ha llegado el aplazamiento de las Fiestas de Primavera. El Bando y el Entierro de la Sardina quedan para otra ocasión.
Una imagen en la retina
La imagen que aún quedaba hoy en la retina es la de la puesta en escena de los ministros Illa, Grande Marlaska, Margarita Robles y Ábalos en la sala de prensa de la Moncloa, un domingo por la noche. Cada uno sobre un atril. La ministra de Defensa, un poco forzada por su altura, pero con las manos firmes y un discurso interiorizado que transmitía seguridad. A la espalda del cuarteto (que no flanqueados, que eso significa otra cosa) los altos mandos de la Policía y Guardia Civil, del Ejército, del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana y, entre todos, el gran Fernando Simón, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad. Casi nada. Cada uno en lo suyo, intentando transmitir fortaleza, seguridad y determinación. La situación lo requiere. Estuve esperando a ver si les respondían Teo García Egea, Rafael Hernando, Cayetana Álvarez de Toledo y Ángel Acebes (por aquello de no olvidarse de los mayores), pero resulta que no, que sólo ha quedado por ahí Toni Cantó riéndose en Twitter del pasa palabra del ministro Salvador Illa a otro valenciano como el insigne de Ciudadanos, José Luis Ábalos, y éste al exmagistrado. El ridículo de algunas figuras del partido naranja ya solo es comparable al papelón que le resta a una Rosa Díez que parece aspirar a un futuro Club de la Comedia de segunda. Además de un tiempo de cierre de fronteras es un gran momento para el cierre de bocas, para dejar la incontinencia a un lado. Pero para eso se requiere cordura y sentido común.
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