Con esa potente frase que inspira este artículo promocionó Netflix en Estados Unidos la primera temporada de esta serie. La historia es diferente a la que podemos encontrar en otras de médicos, enfermeras o, simplemente, ambientadas en hospitales. Y el caso es que esta serie va de médicos, de enfermeros, de gestores, de sus casos y vidas unidas por el New Amsterdam, el hospital público del mismo nombre situado en la ficción en la ciudad de Nueva York.

Ante el estado crítico del centro, la Junta que la gobierna decide contratar a un nuevo director médico, Max Goodwin (que interpreta el actor Ryan Eggold, Blacklist), para que trabaje en equipo junto al director general, Peter Fulton, conocido internamente como “Dean” Fulton (Ron Rifkin), con el objetivo de lograr cambios tan necesarios como urgentes e imprescindibles. Su primera tarea es el diagnóstico del New Amsterdam, en los aspectos de la cultura de la organización, y concluye que ha perdido la mística, la magia que lo animó durante tantos años, la cultura del servicio basada en la atención centrada en las personas, los pacientes y sus familias, y la permanente motivación del equipo médico y administrativo que debe atenderlos.

Decisiones disruptivas

Hay que aplicar cambios del entorno y frente a situaciones disruptivas hay que adoptar decisiones también disruptivas. Para ello hay que desarrollar un liderazgo por parte de alguien dotado con la capacidad de gobernar personas. ¿Y qué consigue Goodwin, a veces poco a poco y en ocasiones disruptivamente? Una cultura del servicio, de la contención y del cuidado (hacia dentro -compañerismo- y hacia afuera, atención), de la hospitalidad, de la escucha y de la compasión. En suma, un hospital centrado en las personas, tanto en las que acuden a buscar sus servicios como en las que trabajan en él de manera cada vez más apasionada.

New Amsterdam (TV Series)
Creador: David Schulner
Nacionalidad: EEUU
Intérpretes: Ryan Eggold, Freema Agyeman, Janet Montgomery
Plataforma: Netflix

Max es un gran gestor de las emociones, de los valores, de las motivaciones, de los propósitos, de las actitudes y, por último, de las acciones, con esa magia feliz de crear y aumentar la confianza en todos esos procesos, la confianza personal (hacia sí mismo), la interpersonal (entre sus colaboradores) y la organizacional (con todos sus públicos de interés, en especial con los pacientes y con sus familias).

Frágil, pero resiliente

Historias, personas y situaciones… que son capaces de emocionar al ponerte en lugar del otro, en las que su protagonista es co-creativo, inteligente, intuitivo, innovador, narrativo, entusiasta, tecnológico, colaborativo, amigable, emotivo, optimista, impulsor de la diversidad cultural y de la igualdad y la equidad de género, alegre, sensible, sistémico, inclusivo, social, vulnerable y, en ocasiones, frágil pero resiliente también y al mismo tiempo, promotor del trabajo en equipo al que lleva un paso más allá, hacia el trabajo en red. Goodwin es un ejemplo de cómo las culturas solo se transforman y crecen por medio de procesos comunicativos, y que solo los líderes que enfrentan con coraje la adversidad son capaces de gobernarlos ilusionada y profundamente contra todos los vientos, contra todas las mareas.


Esta reseña está inspirada en reflexiones del profesor Carlos Álvarez, de la Universidad Austral (Buenos Aires, Argentina). Artículo publicado en la revista Noticias Obreras (Septiembre 2021)