Es necesario evaluar, corregir errores y aprender de ellos

Visto lo visto estos meses con la pandemia a causa del coronavirus  y los efectos de la Covid-19 en el mundo, en nuestro país y en nuestros ámbitos más cercanos, urge una mirada crítica ante lo que hemos hecho todos y cada uno para combatirla, nos haya tocado o no la muerte de alguien próximo. Desde las administraciones públicas, los gobiernos, las instituciones privadas, empresas y, por supuesto, las familias. Sin eludir responsabilidades y con una mente abierta para aprender sobre lo vivido. Y es ahora porque conocemos más sobre todo lo que lleva aparejada una crisis de estas características y los errores cometidos. Una mirada que nos pueda conducir a evaluar, sencillamente. A analizar lo que se ha hecho bien y lo que se ha hecho mal. Lo que se puede mejorar y dónde hay que centrar los esfuerzos públicos y privados.

Todo apunta a que estamos a las puertas de una segunda oleada de la pandemia del coronavirus, con los graves efectos de la Covid-19 en el mundo, en nuestro país y en nuestros ámbitos más cercanos. Una nueva amenaza que nos pilla a contrapié, porque aún falta una mirada crítica ante lo que hemos hecho todos y cada uno para combatirla, nos haya tocado o no la muerte de alguien próximo. Desde las administraciones públicas, los gobiernos, las instituciones privadas, empresas y, por supuesto, nosotros, nuestras familias. Sin eludir responsabilidades y con una mente abierta para aprender acerca de lo vivido. Y urge hacerlo ahora porque conocemos más sobre todo lo que lleva aparejada una crisis de estas características y, por supuesto, somos más conscientes de los errores cometidos. Una mirada que nos pueda conducir a evaluar, sencillamente. A analizar lo que se ha hecho bien y lo que se ha hecho mal. Lo que se puede mejorar y dónde hay que centrar los esfuerzos públicos y privados.

Es la apuesta que nos llegó hace unas semanas de la mano de un grupo de científicos que reclamaron a través de una carta una intervención urgente para conocer por qué hemos llegado hasta aquí. Y ello porque, a su juicio, “ahora se necesita una evaluación integral de los sistemas de salud y asistencia social para preparar al país para nuevas oleadas de covid-19 o futuras pandemias, identificando debilidades y fortalezas, y lecciones aprendidas”.

Articulo Evaluar para aprender II

ILUSTRACIÓN | Eva van Passel Gambín

Asignatura pendiente

La evaluación de las políticas públicas es una de las asignaturas pendientes que tienen las administraciones en España, sea cual sea el signo político sobre el que estén sometidas. Evaluar consiste en poner blanco sobre negro la aplicación de unas determinadas medidas, inversiones y apuestas para conocer el grado de efectividad ante los objetivos sobre los que se sustentaban. Se trata de mirar críticamente si gastar en un sistema u otro de transporte beneficia a un grupo social determinado, a unas empresas determinadas, o a unos territorios frente a otros. Si un tipo de gestión es adecuado o no para el bien común o para unas élites concretas. Si gastar en educación, de una manera u otra, corrige desigualdades y mantiene los desequilibrios entre grupos sociales, etc.

De ahí que esa apuesta por un examen independiente de la pandemia, según este grupo de científicos, debería incluir tres áreas de actuación sobre las que poner el foco: gobernanza y toma de decisiones, asesoramiento científico y técnico y capacidad operativa. Además, deberían considerarse las “circunstancias sociales y económicas que han contribuido a que España sea más vulnerable, incluidas las crecientes desigualdades”.

Propaganda vs. evaluación

Las posibles explicaciones, explica el texto, apuntan a una falta de preparación ante una pandemia (sistemas de vigilancia débiles, baja capacidad para pruebas de PCR y escasez de equipos de protección personal), una reacción tardía por parte de las autoridades centrales y regionales, lentitud en los procesos de toma de decisiones, altos niveles de movilidad de la población, falta de coordinación entre las autoridades, poca dependencia del asesoramiento científico, envejecimiento de la población, grupos vulnerables que experimentan desigualdades sociales y de salud, y falta de preparación en hogares de ancianos. A todos nos suena esto, ¿verdad?

Es lamentable que nuestras administraciones gasten tanto en publicidad y propaganda y tan poco en análisis y evaluación. Que se revise tan poco lo invertido y, a lo sumo, cuando algo no responde a los objetivos perseguidos, un cese, un cambio o una simple destitución de personas sea el único camino que tomar. Qué pobreza. Qué falta de seriedad. Es una carencia que no solo podemos ver en el ámbito de las políticas públicas, sino también en la labor que la propia sociedad civil debería de ejercer a través de las asociaciones de consumidores, de usuarios, de madres y padres de alumnos, o de vecinos, sin ir más lejos. No hablemos de los grupos sociales como partidos políticos, sindicatos, asociaciones empresariales o corporaciones de derecho público. Un mal resultado electoral o una mala negociación laboral se resuelven, a lo sumo, con algún cese o dimisión forzada, pero del análisis, la autocrítica, la evaluación, en suma, nada de nada.

Recoger el testigo

Así nos va. Y así nos puede seguir yendo si no recogemos el testigo de lo que reclaman esos científicos. A lo mejor lo que sale a la luz no nos gusta. Como qué sistema asistencial hemos escogido para nuestros ancianos. Si nos hemos preparado o no para hacer frente a situaciones incontroladas de pandemias. Qué sistema educativo tenemos o cómo empleamos nuestro tiempo libre. Pero de eso se trata. De aprender, crecer y asumir la responsabilidad que tenemos en este mundo que habitamos. Y para ello no queda otra que evaluar, cueste lo que cueste, y lleve aparejadas las responsabilidades que sean. No podemos seguir escondiendo la cabeza cual avestruces asustadas. Se lo debemos, al menos, a quienes se han quedado en el camino. Especialmente a nuestros mayores. Por el presente y el futuro de nuestras generaciones.


Esta es la segunda parte de un artículo que se publicó el 16 de agosto de 2020. Aquí tienes la primera parte de este artículo