‘Political blockade’

‘Political blockade’

Una joven ilustradora y aprendiz de psicóloga me ayudó a descubrir el otro día una expresión que hasta ahora jamás había escuchado: el artblock. Un instante que, al parecer, es más común de lo que parece entre quienes se dedican al mundo de la pintura y el dibujo. En una doble dimensión, además. Resulta que tiene que ver con el marasmo que se produce al comenzar un dibujo y no hay manera de que los trazos puedan seguir encontrando sentido, con su combinación de colores y formas, para poder expresar una idea preconcebida. (más…)

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Orfandad política

Orfandad política

Dentro de unos días se cumplen los diez años de la muerte de José Ramón Jara Vera. El periodista de Alguazas, Manuel Segura, lo recordaba hace una semana con una semblanza sobre su vecino de Ceutí. Al leer sus palabras afloraron las imágenes que hace poco más de una década provocaron una de las decisiones personales y profesionales que han marcado mi trayectoria en esta etapa de la vida. Decisiones que siempre he unido a los compromisos con personas que han sido referentes en los recorridos vitales que a todos nos persiguen.

En 2008 José Ramón Jara era vicesecretario general y portavoz del Partido Socialista en este territorio comanche en el que las complicidades y el caciquismo imperantes nos han llevado al lugar en el que estamos, con los mismos problemas, cuando no agravados, que hace casi treinta años. Acepté la invitación a sumarme al proyecto de cambio político que pretendía liderar, con respeto a los procesos y procedimientos del partido en el que militaba desde casi adolescente, pero con la clara perspectiva de romper con la esclerosis sempiterna que el PSRM-PSOE adolecía desde que le entregó al PP el Gobierno regional en 1995. Una entrega en la que, además del contexto nacional, influyeron especialmente las luchas intestinas entre las diferentes familias políticas del socialismo murciano. 

Pasé al lado oscuro con la ilusión de quien encuentra sentido a una decisión arriesgada que daba sentido a la inquietud política con la que había crecido desde niño. Dejé a un lado las ambiciones profesionales para apostar por una puerta que, estaba seguro, implicaba cerrar otras, como más tarde comprobé. Por supuesto que había otro tipo de ambiciones, pero en este caso ligadas a los ideales de un compromiso personal con lo que representaba la figura de José Ramón, junto a un proyecto de cambio político. Hasta entonces apenas lo había tratado, pero me bastaba lo que sabía de él a través de uno de sus hermanos y amigos comunes, sus posiciones ante la UCAM o su talante conciliador. La valía de su trayectoria en su pueblo, en la universidad, soporte en su familia y recorrido como servidor público. Políglota y, sobre todo, conocedor profundo del camino que había que impulsar, de manera transversal, para dignificar la política en esta nuestra Comunidad, desde una izquierda no excluyente.     

No me equivoqué cuando le dije que sí, pero tuve la desdicha de trabajar junto a él poco más de tres meses. Aún recuerdo su imagen en el garaje de la Asamblea Regional, andando con su maletín en dirección al coche tras haber intervenido en un debate sobre el agua ante el Pleno. Al día siguiente ofreció una rueda de prensa en la sede de Princesa, pero ya se sintió indispuesto y se marchó pronto a casa, de la que ya no salió apenas hasta ese fatídico 18 de diciembre.

Sentí su muerte como experimenté la de mi padre. Al igual que la orfandad que, en este caso, traspasaba los lazos de sangre a los del vínculo político. O lo que es lo mismo, a la invisible red de una utopía de transformación social frente a la que aún profeso la ausencia. Nada sucede por casualidad y los tiempos han deparado escenarios distintos. Con sus luces y sus sombras, pero con aprendizajes que apuntan a mostrar qué mueve a las personas y a las organizaciones de las que formamos parte. Las expectativas no pueden guiar el mundo.

Política de avestruz

Política de avestruz

Francisco lo tiene muy difícil. También sus colaboradores. No digamos el resto de los católicos a lo largo y ancho de todo el planeta. ¿Por qué ha pasado lo que ha pasado con los casos de pederastia y del resto de abusos ligados al sexo con menores en la Iglesia católica en los últimos decenios? ¿Por qué la institución ocultó esos hechos, no puso a los agresores en manos de la justicia terrenal (además de la divina, que a veces parece demasiado laxa visto lo visto) y reparó a las víctimas con la acogida, la escucha y el apoyo sin fisuras, amen de otro tipo de desagravios? (más…)

Acerca de la amistad y la política

Acerca de la amistad y la política

¿Hay posibilidad de que política y amistad puedan ir unidas? ¿Qué pervivan unas relaciones sinceras de respeto, comprensión, diálogo y sana diferencia, junto a unos vínculos estrechos de afecto y confianza entre personas de signos políticos e ideológicos distintos? Esta es la reflexión que hace unas semanas planteaba el jesuita Josep M. Rambla en el blog de Cristianisme i Justícia, y se refería a un texto clásico, De Amicitia, del jurista, político y escritor  Marco Tulio Cicerón, para recordar que ya desde la Antigüedad el debate sobre la amistad y la política estaba presente y era motivo de profundas desavenencias. A su juicio, la amistad no estaría reñida con la política, sino más bien que es un buen fundamento para la buena marcha de la vida política. Por tanto, es posible y hay que vivir la amistad en la política. No es soñar despiertos. (más…)

Tú de política no sabes

Tú de política no sabes

Una de las afirmaciones que más me repele en la vida es cuando alguien le espeta a otro que no sabe de lo que está hablando. Que de ese tema, asunto, problemática o materia, no tiene ni idea. Máxime cuando la afirmación viene de una persona que, supuestamente, es especialista de la cosa. Por ejemplo, en el caso de que uno de los progenitores no sabe ya qué decir a la criatura que lo ha sometido a un tercer grado, y le salta con aquello de que mira niño, eso es cosa de mayores. O frente a la sonrisa condescendiente de un vendedor, al hilo de la pregunta del millón por el producto que nos quiere colocar y las dudas que suscita el intercambio.

Es la misma respuesta que ofrece el maestro o la maestra que siente pavor ante las demandas de un alumnado inquieto, y aunque ya cada vez menos, la que brinda ese empleado público displicente en la atención a la gente desde el pedestal de la superioridad de un mostrador o mesa de oficina. O la actitud del varón que quiere humillar a la mujer con la misma prepotencia que ha alimentado su vida a lo largo del tiempo, y que en el fondo oculta es el complejo de no saber gestionar sus emociones y sentimientos. Esto es, lo esencial de para el comportamiento humano.

Pero la repulsión llega a extremos insospechados -que hasta yo me asusto a veces-, cuando en cualquier tipo de organizaciones sus presuntos profesionales de la materia tratan de infundir desprecio a quien se deja llevar por el poder que atribuye a su existencia. Cuando les concedemos una autoridad que suelen ganar o bien por el chantaje emocional, por el martilleo del discurso grandilocuente o al llevarse el gato al agua debido a la elevación de la voz por encima de los niveles aceptados. No me negarán que no son capaces de ponerles rostro a personas que intentan atormentar al respetable con cualquier acción reiterada hasta el extremo. Personas que necesitan engañarse continuamente con el convencimiento de que poseen la razón en todo lo que hacen, dicen o pretenden conseguir. Personas que, en el fondo y en la forma, tratan de ocultar su debilidad y vacío existenciales ocupando puestos visibles en sus lugares de trabajo o en las organizaciones de las que forman parte.

Gentileza / pixabay.com

En los ámbitos de la política, la economía, la enseñanza, el mundo de la empresa, la Administración pública o los negocios puros y duros proliferan quienes tratan de afianzarse frente al respetable desde esa hegemonía que esconde intereses distintos a los supuestamente defendidos. Esa soberbia de la que hacen gala les resulta a menudo suficiente para alcanzar sus objetivos. Y viven con ello, añadiendo capas a su persona, sin darse cuenta de que en realidad van desnudos como el rey que vivía rodeado de quienes lo adulaban sin contarle la verdad. Hasta que chocan con quienes no se dejan llevar por sus triquiñuelas. Quienes no aceptan el chantaje emocional o quienes no les confieren un poder que en realidad no tienen.  Vamos, que de política, de la de verdad, sé por lo menos yo igual que tú. Como de economía, de la real, la de la desigualdad. O de sobrevivir, que al fin y a la postre, todos somos expertos, o cuando menos, alumnos aventajados.

De política no entiendo

De política no entiendo

Quien esto suscribe forma parte de ese 3,2 por ciento de ciudadanos de este país que asegura estar afiliado a alguno de los principales partidos políticos en activo, cuya actividad apenas forma parte de los aspectos esenciales de la vida de la gente. La familia, el trabajo, los amigos y el tiempo libre están por delante, con mucha diferencia, de los intereses por  la religión o la política, que ocupa el último lugar. El avance de enero del Barómetro publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) así lo contempla, colocando a la política en la cola, con el mismo porcentaje que las asociaciones, clubes y otras actividades asociativas.

No resulta, por tanto, extraño que después del paro, la corrupción y el fraude sea el principal problema que preocupa a los españoles, al que le siguen las personas que se dedican a la política y los partidos, casi al mismo nivel que los problemas de índole económica.

Para que estos resultados se vengan repitiendo periódicamente, algo de responsabilidad tendremos los que de una manera más o menos intensa nos dedicamos a esto de la cosa pública. Y de manera ascendente, quienes se ocupan de dirigir aparatos organizativos en los partidos y en las estructuras administrativas y de gestión de los diferentes niveles de gobierno.  Bien es verdad que las responsabilidades tienen diferentes grados, pero si como afiliados elegimos a personas que luego no están a la altura de las circunstancias, debemos de hacérnoslo mirar. Como también ser capaces de apostar por el cambio en los métodos, estructuras y procesos a la hora de la toma de decisiones.

A la hora de tratar de encontrar alguna explicación ya no sé si fue antes el huevo o la gallina. Si se trata de las personas o de las organizaciones. O si es una cosa y la otra. Y ambas relacionadas con el poder, como sinónimo de fuerza, capacidad, energía o dominio. Poder que afirmamos como capaz de cambiar la forma de ser y actuar de las personas, capaz también de desatar los instintos más primarios y de envolver los sentimientos más nobles en la justificación más rastrera para machacar al adversario y sus ideas.

La lucha por el poder, precisamente, está detrás de los males que acechan y contaminan a las principales fuerzas políticas. Aquellas que han corrompido las reglas del juego electoral con una financiación fraudulenta a costa de toda la colectividad. La del ‘finiquito en diferido’ en plena crisis que han pagado los más débiles. O una lucha de Caín y Abel, con celos y envidias adolescentes que pueden dar con el traste a las expectativas de canalizar la indignación. Un camino que no se puede construir machacando al otro, como se va a representar este fin de semana en una antigua plaza de toros madrileña. O la lucha por la dirección en el partido que milito, en la que una estrategia a corto plazo –la de la gobernabilidad- parece ser el absoluto frente a un debate sobre el presente y futuro de la socialdemocracia, el de las ideas, que queda arrinconado ante la dualidad del ‘estás conmigo o contra mí’.

Y lo más gracioso de todo, por llamarle algo, es que me resisto a creer a que la política no se pueda hacer y vivir de otra manera. A que en este tipo de política (porque la política es mucho más que los rifirrafes en los partidos) primen de verdad los valores, el trabajo por el bien común y por la defensa de los más débiles.

Por qué estoy metido en política

Por qué estoy metido en política

No hay día que pase que algún familiar me pregunte por qué me he metido en esto de la política. Por qué no he preferido quedarme en mi lugar de trabajo como periodista en la Administración regional, «en donde estabas muy bien», me dicen, o dedicado a mis aficiones y a los míos. Todos temen que la política me cambie, que me deje llevar por aquello que para ellos es el compromiso en un partido político: que sólo busque mi beneficio personal, que todo valga para conquistar algún fin y que mienta. Lamentablemente es una visión de la política que está muy extendida entre la gente, y de ahí que los últimos informes del Centro de Investigaciones Sociológicas y otros estudios reflejen la desafección que existe entre los ciudadanos y los políticos. (más…)

Catedral para la memoria democrática

Catedral para la memoria democrática

Nada más ser nombrado vicepresidente del Gobierno de Franco, en junio de 1973, Luis Carrero Blanco encargó un informe relativo a las deterioradas relaciones entre la Iglesia postconciliar y el Estado nacional-católico. En ese trabajo realizado por los servicios de información, entre ellos, la temida Brigada Político-Social, destaca un curioso dato: mientras que el 11 por ciento del clero secular español es desafecto al régimen franquista, en el caso de la Diócesis de Cartagena, de los 387 sacerdotes seculares, los desafectos eran 89 (un 23 por ciento, casi uno de cada cuatro). Sólo las diócesis del País Vasco y de Navarra tenían porcentajes superiores de desafección política.

Primeros recuerdos

A ese año se remonta mi primer recuerdo de Cartagena. Hay olores que se agarran a tus fosas nasales de tal forma que, hasta pasado un tiempo, siguen trasladándote al lugar en el que se inhalaron, por mucha distancia que haya. Se convierten en la evocación de una experiencia que tarda muchos años en diluirse. Era la primera que viajé a la ciudad y en mi memoria quedó grabado un lúgubre piso de la barriada de la Puerta de la Villa, al que se accedía por unas empinadas escaleras. En él vivía mi amiga Conchi junto a sus padres, Carmen Álvarez y Santiago Pintado, y el resto de sus hermanos: Juanito, Santi y Luci. Todos compartían vida con un sacerdote yeclano, a la sazón párroco de la Catedral Antigua.

Santa María la Vieja atesoró a finales de los 60 muchas historias de vida repletas de deseos de cambio

Sí, sí… entre las ruinas de la que es, sin duda, una de las primeras sedes episcopales de la península ibérica, se alzaba una parroquia llamada de Santa María la Antigua. En ese momento yo apenas tenía nueve años. Aunque traspasé sus derruidos muros y conocí los locales anexos a la pequeña capilla que aún permanecía en pie, no podía ser capaz de adivinar la vida que se atesoraba en ese recinto desde mediados de los años sesenta. Una savia que fue pasión pura para muchas personas, jóvenes y mayores, atraídas por los deseos de cambio social, político y religioso, en el contexto del denominado tardofranquismo de una ciudad militarizada, no solo marcada por la presencia del Ejército sino por una serie de empresas estratégicas en las que una convulsa clase obrera trataba de abrirse paso en sus reivindicaciones.

Renovación conciliar

Esas historias de vida son las que tratado de recoger ese cura yeclano Pedro Castaño Santa en La otra cara de la Catedral Antigua (2022), que retrata todo lo vivido en la Parroquia de Santa María la Antigua entre los años 1967 y 1976 en los que estuvo adscrita a la Diócesis de Cartagena y donde, en sus poco más de cien páginas logra cumplir el principal objetivo que le ha llevado a remover recuerdos y a recopilar documentos y fotografías de esos años: mantener viva la memoria de lo que allí aconteció. Y lo hace de una manera ordenada que arranca con su ubicación en la ciudad y los primeros pasos de las misas que allí se celebraban desde los años cuarenta en la única capilla que se salvó de los bombardeos del ejército sublevado, sí, de los ataques de las fuerzas de la mal llamada Cruzada contra el comunismo y el ateísmo.    

A la izquierda, un momento de la presentación del libro en el Casino de Cartagena. En la imagen de la derecha, Pedro Castaño, en el centro, junto a quienes participaron en la presentación del libro, el pasado 23 de febrero, en el Edificio Moneo, en Murcia.

No resulta extraño, pues, que entre esas ruinas creciera una experiencia litúrgica de la mano de la renovación conciliar del Vaticano II, así como una pastoral encarnada en la realidad del mundo obrero de entonces. Desde los más jóvenes de la JOC, a los más veteranos de la HOAC y lugar de encuentro de los curas obreros de la comarca, junto a muchos otros que bien podrían formar parte de aquel numeroso grupo del clero secular desafecto al Régimen.

Lugar de la memoria

Santa María la Antigua fue sede de reuniones clandestinas donde se organizaban huelgas, almacén de distribución de la editorial ZYX (una de las pocas que combatía la ignorancia y la indiferencia del franquismo a través de la cultura popular), lugar que acogería la Educación de Adultos y el colectivo Carmen Conde, centro de formación y de ocio para jóvenes, comedor comunitario, guardería laboral, hasta sala de conciertos, sede de la Cofradía del Cristo de Socorro, punto de encuentro de las Comunidades de Base y Casa de Acogida. Cada una de esas realidades está atravesada por hombres y mujeres embarcados en deseos de cambio. Muchos quedan en mis recuerdos personales, como Pepe Ros o Juan Andreu. La mayoría de esa gente estaba contagiada por una fe que los llevaba a no tener miedo a manifestarla. También había personas que, desde su agnosticismo o ateísmo militantes, eran capaces de estrechar lazos por un bien superior que no era otro que combatir la injusticia.    

El historiador Antonio Martínez Ovejero, que fue aprendiz en la Bazán, dirigente de la JOC, militante de la USO y destacado político socialista en los primeros años de la democracia, tiene muy claro que la Catedral Antigua reúne todos los requisitos para ser designada como Lugar de la Memoria Democrática de Cartagena. Tras recorrer el libro de Pedro Castaño no quedan duda y estoy seguro que quienes vivieron esos años podrán dar fe de ello. De ahí que no resulte extraño suscribir la afirmación de Milan Kundera, acerca de que la lucha contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido. Una memoria que ayudaría a entender, entre otros, los momentos presentes de la política, la Iglesia y el sindicalismo.


ILUSTRACIÓN: NANA PEZ

Memoria de la melancolía

Memoria de la melancolía

Un bello (y a la vez, duro) libro que recoge toda una vida sustentada en grandes ideales

“Si quieres vivir libremente, nos ha dicho José Bergamín, procura vivir encadenado. Y encadenada vivo a los recuerdos abusando de la paciencia de los que me escuchan”. Así refiere María Teresa León (Logroño, 1903 – Madrid, 1988) las páginas conclusivas de su Memoria de la melancolía (Roma, 1970), uno de los textos más bellos que han caído en mis manos en los últimos tiempos. El conmovedor testimonio de quien tuvo la dicha de vivir el tiempo de cambio y utopías de nuestra dolorosa España de los años 30, y la tragedia, a la vez, por pagar un alto precio en el exilio argelino, francés, argentino o romano junto a Rafael Alberti. Rica y privilegiada memoria de quien ha sido testigo de un siglo y de innumerables compañeros de viaje, como Picasso, Unamuno, Neruda, Machado, Rosa Chacel, Louis Aragon, Rubén Darío, Bertolt Brecht, Frida Kahlo, Camus, Paul Éluard

Heridas que paralizan

Vivir encadenado a los recuerdos nos trae a veces complicaciones arracimadas de sueños, golpes, vivencias y heridas que paralizan y frenan impulsos vitales que precisan unas gotas de aire para alimentar la esperanza. Evocar todo aquello que hemos sido desde niños, invocar a nuestros ancestros y tratar de hallar esas resonancias que aparecen cuando menos se les espera se convierte en un sanador juego para descubrir, sinceramente, quiénes somos y en qué nos hemos convertido.

De ahí que homenajear a una de las Sinsombrero es la mejor ocasión para el reencuentro con las páginas de este diario en el que, a lo largo de casi veinticinco años, siempre he intentado estar al cabo de la calle. Con mayor o menor lucidez, según el momento vital, con ausencias y lapsos incluidos. Dios nos libre de quienes se creen poseedores de una clarividencia lineal a lo largo de su existir.

María Teresa León fue una de aquellas mujeres de la Generación del 27 que apenas estudiamos en ese BUP de Vicente Aleixandre, Cernuda y, a lo sumo, Alberti. Eclipsadas por el peso cultural repleto de expresiones políticas y culturales que hoy podríamos calificar de patriarcales, ya no sirven excusas para colocar en primera línea a aquellas destacadas figuras de la pintura, la escultura, la literatura, la escena, la universidad y la investigación en sus diferentes manifestaciones.

Páginas que trascienden

Las páginas de Memoria de la melancolía trascienden la mera biografía de quien ha vivido en primera persona un compromiso político en una turbulenta etapa de la España que pudo haber sido algo más que una unidad de destino en lo universal en la que quedó. Testigo de los cambios que se vivían en un mundo marcado por los totalitarismos, algunos sustentados en una ideología por la que dejó sus orígenes burgueses por la opción que le iba a complicar su vida, no se resignó a mirar de lado ante lo que se avecinaba.

En otro momento escribí que la melancolía es un estado de ánimo que nos une a través de fronteras físicas y temporales y es difícil encontrar un periodo histórico o una cultura sin rastro de sentimientos melancólicos. Ahora lo hacemos sobre todos esos sentimientos que suscitan a la autora el exilio, el desarraigo. La evocación por otro tiempo pasado, uno que pudo haber sido y no fue.

No consigo ser capaz de sentir lo que puede pasar por el corazón de una persona exiliada, de una refugiada. El exilio es atroz

Hablar de la obra de María Teresa León es hacerlo de la novela, el teatro, el cuento, la poesía, el ensayo y el guion para cine. Ella educó, cantó y animó en la Guerra, y fue parte de empresas teatrales y de colectivos culturales. Activa protagonista en la supervisión del traslado de las obras del Prado, de Toledo, de El Escorial, hablaba por la radio y era traductora. Como ella recuerda, «siempre haciendo algo”. Y se pregunta: “¿Por qué estaremos siempre haciendo algo las mujeres? En las manos no se nos ven los años sino los trabajos…».

No consigo ser capaz de sentir lo que puede pasar por el corazón de una persona exiliada, de una refugiada. El exilio es atroz. El desarraigo, una maldición ante el que cabe poco más que dirigir una mirada de ternura. Cuando veo esas imágenes en blanco y negro de quienes tuvieron que abandonar su país para morir en otra tierra no puedo por menos que dejar escapar unas lágrimas de dolor. Tanta esperanza e ilusiones frustradas en el paso de los Pirineos o en los barcos que cruzaban el Atlántico camino de México o la Argentina, o se quedaban a pocas millas en destino a Orán. Como hoy lo hacen en Siria, en la República Democrática del Congo o Sudán, entre otros países. Son más de 25 millones las personas refugiadas bajo el mandato de ACNUR a consecuencia de conflictos y persecuciones.    

Pobre España

María Teresa se permite pedir perdón por “la reiteración de las palabras tristes” al hablar de la guerra. “No he evitado cuando lo creí necesario llamar pobre a mi España ni desgraciado a mi pueblo, ni desamparados a los que padecieron persecución, ni desesperados a los que sufrieron tantas enfermedades de abandono”, afirma. Desesperada a finales de los años 60 porque “sé que ya en el mundo apenas se nos oye” reafirma, sin embargo, que “siempre habrá quedado el eco, pues el único camino que hemos hecho los desterrados de España es el de la resignación. Pero feliz el pueblo que puede recuperarse tantas veces para sobrevivir. Es el orgullo del desdichado. (…) Tal vez yo no debería haber escrito este libro, pero escribir es mi enfermedad incurable”. Como la nuestra.


Nana Pez ilustrará esta nueva etapa de Al Cabo de la Calle. Es una artista plástica multidisciplinar, pedagoga social y psicopedagoga.

Justina Jiménez, ejemplo de sencillez en el compromiso de toda una vida

Justina Jiménez, ejemplo de sencillez en el compromiso de toda una vida

Justina Jiménez Salcedo falleció en la madrugada del pasado martes, 18 de octubre de 2022, en el Hospital Morales Meseguer de Murcia. No murió sola. Se entregó en los brazos del Padre-Madre Dios tras una vida intensa, en compañía de sus hermanas Juani y María. El resto de su familia, amigas, compañeras y compañeros de mil de batallas en la fábrica, el barrio, la librería Demos, en la HOAC… hemos estado junto a ella con la fuerza y energía del Espíritu que a lo largo de su vida le ha derramado y llenado de dones y gracia.

Nacida en la pedanía caravaqueña de Cañada de la Cruz en el año 1951, a los pocos años llegó junto a sus padres y hermanos a Molina de Segura, polo de atracción de centenares de personas en busca de un empleo en las fábricas de la conserva y sus industrias auxiliares. En una de esas empresas, Emursa, dedicada a la fabricación de envases metálicos, recaló Justina muy joven, donde empezó a vivir sus primeras experiencias de compromiso sindical para la mejora de las condiciones de trabajo de sus empleadas, especialmente mujeres.

De la fábrica a la Demos

Allí conoció a la Juventud Obrera Cristiana (JOC) y a la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y su compromiso como enlace sindical dio paso, posteriormente, a implicarse directamente en el impulso de la Librería Demos de Molina de Segura, una de las tres que se crearon en la Región (además de la de Murcia y la de Yecla), de manos de la Editorial ZYX y con militantes hoacistas.

Gracias al centro de adultos de la Escuela Equipo consiguió el Graduado Escolar. Le movía implicarse en la difusión de la lectura como instrumento de la promoción del pueblo, en unos años donde la cultura dominante venía marcada por el franquismo y la represión social, política y sindical. Una implicación en favor de la cultura obrera que le llevó durante varias décadas a estar en el mostrador, la trastienda, los expositores de libros y, sobre todo, con la sonrisa, la acogida y la palabra amable a cualquiera que traspasase la puerta de la tienda en busca de algún texto o juego educativo que precisase.

Opción por las mujeres

Su compromiso también le llevó al barrio de San José Obrero de Alcantarilla, donde vivió unos años trabajando en favor de la promoción de las mujeres gitanas. Esas que en su funeral declararon que gracias a ella habían llegado a ser hoy lo que son, y que ofrecieron una corona de flores como recuerdo de “Tus gitanicas de La Puebla”. Su humilde vivienda acabó siendo una ludoteca.

En la Eucaristía de despedida en la Parroquia de la Sagrada Familia, presidida por su gran amigo, el sacerdote y consiliario Joaquín Sánchez, la familia hoacista de su Equipo Trinidad (que le ha acompañado en los últimos veinte años) le dedicó unas palabras que trataron de resumir quién ha sido Justi para todas y cada una de las personas que acudieron la tarde del miércoles 19 a su despedida entre lágrimas, risas y, sobre todo, a sumarse en agradecimiento y homenaje por su vida.


Algunas imágenes de la vida de Justi en la HOAC: 1. En un Día de la HOAC, junto a Eulalia (ya en manos del Padre) y Carmen Álvarez | 2. Durante una Asamblea Diocesana (al fondo, Pepe Tornel) | 3. En su casa, junto a sus compañeros y compañeras de su equipo Trinidad. 4. En la Librería Demos, en el año 2011, durante una visita de la presidenta de la HOAC, Pino, junto a Irene Torregrosa y Consuelito.


Humildad y generosidad

En primer lugar, destacaron que, seguro que estaba muy contenta por reunir a tantas personas, pero, a la vez, estaría abrumada por ser ella el centro de atención de este encuentro. Ella nunca ha querido llamar la atención y sobresalir a lo largo de su vida. Pero dejemos que sean una serie de rasgos que la definen el mejor homenaje que podamos ofrecer de esta militante obrera cristiana, que tanto ha querido a la HOAC y que, en acción de gracias, lo ha dado todo a lo largo de su vida.

Justi es humildad. En la sencillez y en la atención a los detalles, Desde sus regalos a la atención a lo pequeño. A sus plantas. A su patio cuidado con esmero y con la ayuda de su cuñado Paco.

Justi es generosidad. De su tiempo, de su dinero, de su entrega a los demás, especialmente a las personas más sencillas.

Justi es compromiso. En el cuidado a sus hermanos pequeños, especialmente Ventura y Juani. En la fábrica, junto a sus compañeras Alicia, Mariana, Maruja, Antoñica, Asunción, Antonia, Mari Cruz, Marisol y Julia, entre muchas otras. En los barrios de San José Obrero, en Alcantarilla, y Fátima, en Molina de Segura. En la cultura, a través la Librería Demos.

Justi es esperanza. En sus largos años de enfermedad no ha habido quejas. Ha dado gracias a Dios cuando se despertaba cada día, como nos ha recordado su entrañable amiga Elena.

Justina Jiménez, tras el mostrador de la Librería Demos, en Molina de Segura.
Rebeldía y felicidad

Justi es humanidad y acogida. Con su mirada lúcida y brillante, en esa cercanía y pasión por la familia a la que siempre ha querido reunir junto a sus hermanas María y Juani, con su hermano Ventura que falleció prematuramente hace unos años, con sus cuñados Paco, Fernando y Toñi, sus sobrinos, sus padres, su perro Jacky…

Justi es rebeldía. Nada de lo humano le ha sido ajeno. Tuvo claro desde siempre que era hija de la clase obrera y a ella se debía. Era crítica, observadora y rebelde. En realidad, siempre se ha rebelado contra cualquier poder establecido y lo ha hecho siguiendo el modelo de quien ha sido guía en toda su vida: Jesús de Nazaret.

Justi es felicidad. La que ha trasmitido a lo largo de su vida y que en la tarde de su despedida disfruta por estar reunidos en su recuerdo, atribulada por tanta expectación, contenta por celebrar la vida. Orgullosa de formar parte de la gran familia de la HOAC y colocarse junto al Padre-Madre Dios en la compañía de Eulalia, Tere Contreras, Pepe Tornel, Pedro López, Manuel Arnaldos… entre muchos otros.

De lo que estamos seguros es de que Justi nos guardará un sitio cálido y cómodo junto a ella en esa vida eterna en la que reina la paz y la justicia. Y hará mientras suena el Gracias a la vida, como lo hizo esa tarde, en su funeral, en la voz del barítono Julián Millán, hijo de su amiga Elena.

Un Gobierno de coalición con muchas luces

Un Gobierno de coalición con muchas luces

La legislatura entra en su último año con una experiencia singular marcada por la pandemia, la confrontación política, la guerra de Ucrania y la crisis energética y climática.

La aprobación de 75 leyes, junto a la convalidación de 87 reales decretos-leyes, es el balance, hasta mediados de septiembre, de una legislatura, la XIV, con el primer Gobierno de coalición en el panorama reciente político español. Nunca hasta ahora la joven democracia española había conocido un consejo de ministros formado por representantes de varias formaciones políticas.

El tradicional bipartidismo, marca de la casa desde el año 1977 y que ya se había quebrado con el resultado de las elecciones de 2015 (Podemos y sus coaliciones obtuvieron 67 diputados y Ciudadanos, 40), dejó paso en enero de 2020 a la formación de un Gobierno distinto.

En este Ejecutivo, el PSOE ocupó 17 carteras ministeriales, que se sumaron a las 5 de la formación política liderada por Pablo Iglesias, incluida una de las cuatro vicepresidencias. Para llegar a este momento había sido necesaria una repetición electoral en noviembre de ese mismo año 2019 tras la imposibilidad de un acuerdo para la investidura de Pedro Sánchez.

Ruptura del bipartidismo

«Quedó demostrado que se podía romper una cláusula histórica de que solo gobernaría el bipartidismo, una experiencia que iba a ser determinante sobre todo para las generaciones más jóvenes, aquellas que impulsaron el 15-M». Así lo asegura Javier Sánchez Serna, secretario de la Mesa del Congreso y diputado de Unidas Podemos por Murcia.

Si hay algún rasgo sobre el que construir el relato del Gobierno de coalición es el de que los acontecimientos externos han manejado los tiempos políticos de la gestión desde sus inicios: en marzo, la pandemia de coronavirus y sus consecuencias; dos años después, la invasión rusa de Ucrania. Y hasta podemos sumar una nueva crisis del capitalismo, en la que se incluyen las consecuencias de la emergencia climática, junto al colapso de las fuentes energéticas basadas en los combustibles fósiles.

Pero a diferencia de crisis anteriores, como la de 2008 con el boom inmobiliario y las hipotecas basura, las medidas del Gobierno de España no han ido en el sentido de un austericidio que castigase a los sectores populares más vulnerables. «Hemos ido confirmando que la crisis esta vez no la pagamos la gente, sino que ha habido un reparto equitativo de los costes y se ha impulsado un escudo social para proteger a los más débiles», indica Sánchez Serna.

Reparto de la crisis

La aplicación de los ERTE, que han salvado millones de empleos y cientos de miles de empresas o la aprobación del permiso retribuido recuperable para que los trabajadores no esenciales permanecieran en casa manteniendo sus ingresos, fueron algunas de esas medidas. Como la suspensión de los desahucios sin alternativa habitacional a las personas en situación de vulnerabilidad o la ampliación de la prórroga de los contratos de alquiler durante seis meses para evitar subidas abusivas.

O la prohibición de cortar los suministros (agua, luz, gas) a los consumidores más débiles, junto a la ampliación del bono social o la aprobación de 7.000 millones en ayudas directas para sectores especialmente afectados (hostelería, turismo, comercio, etc.).

De forma paralela se han ido aprobando leyes y medidas con los objetivos de un empleo de calidad y salarios dignos, como la subida del salario mínimo de 735 a 1.000 euros al mes (un 36%). También la primera reforma laboral que supone una recuperación de derechos para los trabajadores y trabajadoras y que incorpora medidas ambiciosas para luchar contra la temporalidad y la precariedad, así como para reequilibrar la negociación colectiva entre trabajadores y empresarios.

Hay que sumar la prohibición del despido objetivo por bajas médicas y la despenalización de los piquetes o la ley rider para acabar con el fraude de los falsos autónomos en las plataformas digitales de reparto, con una normativa pionera en Europa y el resto del mundo para proteger a un colectivo hasta entonces desprotegido social y jurídicamente. Amén del reconocimiento de los derechos de las trabajadoras del hogar, de su derecho a paro y protección por desempleo.

Viñeta de MiCruz

Complicidad de otras fuerzas

Sin olvidar claro está, en el balance de estos casi tres años de gobierno, entre muchas otras, de leyes relativas en materia de igualdad, derechos feministas y LGTBI.

Se suman la revalorización de las pensiones, la mejora de la calidad de las residencias de mayores, los derechos de la infancia y la juventud, y la defensa de la educación y sanidad públicas.

Además, hay que contar la creación del ingreso mínimo vital y otras medidas legislativas de calidad democrática y derechos fundamentales, como la ley de la eutanasia o la de memoria democrática, y la derogación del voto rogado y de la ley Berlusconi para no demorar la instrucción de causas judiciales.

Hay que contar con el papel que han jugado otras fuerzas políticas a la hora de respaldar la inmensa mayoría de las medidas impulsadas por el Ejecutivo. Ahí están ERC, Bildu, el PNV, Más País o Compromís, aliados en su momento en la moción de censura que derrotó al PP de la corrupción de Mariano Rajoy.

A juicio de Unidas Podemos, en estos años de Gobierno de coalición, «hemos aprendido que formar parte del Consejo de Ministros no es tener el poder, que cada paso cuesta mucho y que los procesos políticos necesitan contar con mucho pueblo detrás, sobre todo para reclamar el derecho a la vivienda o a la sanidad», precisa el diputado murciano.

«También es verdad que el Gobierno ha encontrado grandes limitaciones, especialmente porque la pandemia ha llevado consigo la desmovilización, pero solo haber formado parte del mismo ha sido una victoria», precisa, a la vez que señala que «al PSOE también le ha venido bien que estuviésemos nosotros, porque ha comprobado que se puede gobernar en coalición y les han salido más colmillos frente a los poderes fácticos; hay medidas que han salido adelante porque estábamos nosotros».

Leyes mordaza y de vivienda

La tramitación de la primera Ley de Vivienda, para poder regular los alquileres, frenar los desahucios y ampliar el parque público de vivienda, aprobada en Consejo de Ministros en febrero de 2022 y ahora en fase de ponencia, es uno de los retos pendientes.

«Hemos solicitado que se acelere al máximo su aprobación para responder a la emergencia habitacional, al igual que esperamos la derogación de la ley mordaza y la aprobación de los Presupuestos para 2023, que garanticen el escudo social frente a las consecuencias de la guerra de Ucrania».

A esos escenarios se sumará la reforma fiscal, con el fin de que las cargas y los ingresos se repartan de una manera justa, y no soporten las rentas del trabajo las pensiones, la sanidad o la educación, mientras que el capital y las grandes empresas se queden fuera.

Todo ello en medio de un clima de crispación política promovida desde el PP y VOX, con un discurso de fondo: la visión patrimonialista del Estado que tiene la derecha y que siempre trata de deslegitimar cualquier Gobierno de izquierdas o progresista. Sin olvidar la incertidumbre por la situación económica, aderezada por una guerra mediática (y, por tanto, cultural) en la que los medios de comunicación no son neutrales. 

Artículo publicado en el número 1654 (octubre 2022) de la revista Noticias Obreras


Resumen de logros del Gobierno

Soy sanchista, mire usted

Soy sanchista, mire usted

Al final lo habéis logrado, malditos bastardos. Soy Sanchista, mire usted. El caso es que no lo voté cuando tuve oportunidad en las primarias y me incliné por Patxi. Papá, eres un perdedor, me espetó uno de mis hijos cuando aquella noche le confesé que a quien había apoyado yo quedó tercero de tres. Seré un perdedor, pero soy tu padre, le contesté. Volví a experimentar un nuevo quebranto como cuando saboreé el amargo sabor de la derrota en aquel referéndum de la OTAN en el 86. Derrotas y capitulaciones padecidas en este mundo de la política de los sinsabores, las expectativas no cumplidas, los egos y liderazgos mal entendidos o las consecuencias de tomar partido por algo frente a esas mayorías que buscan acomodo en la falsa seguridad de una libertad mal entendida, que es todo menos liberal y liberadora.

Su resiliencia, ese carácter que parece mostrar que no le afecta nada y esa manera de crecerse ante las adversidades, ese temple… al final han conseguido que me haga sanchista. Sí, sí, amigos y amigas, no sientan que les he defraudado. A estas alturas de la vida ya no estamos para cogérnosla con papel de fumar. Basta ya de lo políticamente correcto. Es tiempo de arremangarse y gritar a los cuatro vientos que ya no valen las medias tintas. Que el periodismo siempre ha sido así, por mucho que idealicemos a sus asalariados, sus periódicos, radios o televisiones. Que lo de la libertad de expresión es una milonga, como ya nos decía en la Facultad hace cuarenta años el catedrático de Derecho de la Información Enrique Gómez Reino y Carnota, cuando nos invitaba a sindicarnos para poder ejercer nuestro poder frente a las empresas que nos iban a contratar.

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Pedro Sánchez y María Jesús Montero, durante el último Comité Federal | Foto: PSOE

¡Viva el vino!

A los medios de comunicación Pedro Sánchez nunca les cayó bien. Ni a los de la derecha (por supuesto, ni cuando está dormido), ni a los que leemos, escuchamos o vemos quienes estamos encorsetados en la centroizquierda. Ni cuando parecía un chico de la camada de Pepe Blanco y compañía que nunca había roto un plato ni, por supuesto, cuando le plantó cara a la máxima autoridad frente al Comité Federal que buscaba una abstención para que fuera investido presidente Mariano Rajoy al grito de ¡viva el vino! No daban un duro por él y mira tú que fue capaz de conquistar el corazón de la militancia socialista para mostrar que no hay aparato que valga cuando hay un relato que merece la pena. Años atrás sucedió algo parecido con Josep Borrell frente a Joaquín Almunia, pero en esa ocasión los poderes fácticos sí pudieron contra el actual jefe de la diplomacia europea. Es que es la economía (el poder, en realidad), amigos.

Camino del sorpasso

Esos mismos medios que nunca han apostado por Pedro son los que ayudaron a ganar visibilidad al primer Podemos, al que mimaron y promocionaron con ánimo de que pudiera dar el sorpasso al PSOE. Con unos mimos con tanta mala leche como los que prodigaron en su momento a nuestro Julio Anguita. En ambos casos estuvieron a punto, salvando las distancias, de dinamitar al PSOE, que ese, en realidad, ha sido siempre el principal objetivo de los poderes terrenales. Saben que, dañando al partido de Pablo Iglesias, el centenario, será mucho más fácil permitir que gobierne esa derecha que siente que el poder, la Justicia, la calle, la sociedad, la familia, el municipio y el sindicato son suyos por la Gracia de Dios. Sin descubrir que Dios no es un gracioso que consienta tanta tontería y maldad. Podemos lo ha sufrido en sus carnes, especialmente en las últimas semanas cuando se han hecho públicos los audios del excomisario Villarejo. Pero no sé de qué tenemos que extrañarnos. Esto ha pasado en la historia reciente de nuestra democracia y el fin no es otro que mantenerse en el poder sea al precio que sea.

Moción de censura

Confieso que, pese a no ser santo de mi devoción (en la intimidad, eso sí) aunque milite en su mismo club, empecé a ser seducido por sus encantos políticos con la moción de censura. Es verdad que el PP se había ganado a pulso su descrédito con la corrupción, la gestión de los recortes sociales y el híper nacionalismo español frente a la indómita Cataluña, pero no me negarán que no fue una gran jugada. Y esas primeras medidas en el Gobierno y esas elecciones en las que se retrataron todos, como nuestro amigo Albert Rivera (¿alguien se acuerda de él?), el Pablo Iglesias de entonces, la repetición electoral y la capacidad de adaptación a las circunstancias para poder formar un Gobierno progresista de coalición, el primero de la etapa democrática.

Pandemia y guerra

Y zas, con él llegó la pandemia. Ni más ni menos. Se gobernó mirando a los sectores más débiles de la sociedad. Y eso no lo pueden tolerar los poderes de este mundo. Ni lo van a reconocer jamás. Y joder, hemos tirado hacia delante. Con el acierto del trabajo conjunto de mucha gente, la que está metida en la política del día a día, que ha sido capaz de ir dando pasos legislativos en muchas materias, y de la propia sociedad en su conjunto. Aunque le haya calado el mensaje de que la culpa de todos los males la tiene Pedro Sánchez. De los ERTE, la reforma laboral, las medidas para los autónomos, las sucesivas subidas del salario mínimo, la política de becas, la estabilización del personal empleado público, el resto de las medidas sociales, por no hablar de la apuesta por la recuperación europea con los fondos next Generation … mejor lo dejamos de lado, ¿verdad? Y si éramos pocos llegó la guerra de Ucrania y, casi a la par, una nueva crisis del capitalismo con la inflación galopante. Las respuestas a nivel europeo con el tope del precio del gas han caído del cielo gracias a la derecha, ¿no es cierto? O los anunciados impuestos a la banca y a las energéticas… Y qué me dicen de colocar en la agenda la crisis ecológica, mientras apagamos los incendios (por cierto, con una UME cuya creación criticó la derecha) y controlamos el precio de la luz y los combustibles.

La derecha se siente ungida por un bien superior que le lleva a defender hasta el extremo que el poder es suyo, que los gobiernos son suyos

A estas alturas a lo mejor han dejado de leer este artículo porque piensan que he llegado al punto de ser abducido por el sanchismo, esa medicina que es la causa de todos los males que aquejan este mundo. Como la que José Luis Rodríguez Zapatero esparció en su momento, cuando le tocó hacer frente a una crisis en toda regla y que trató de cargar a sus espaldas con la responsabilidad que, siento decirlo, sólo sabe hacer la izquierda. Sea tibia o tenue…o socialdemócrata, para más señas. La derecha, sin ir más lejos, siempre busca culpables en los otros. Raramente reconoce sus errores. Se siente ungida por un bien superior que le lleva a defender hasta el extremo que el poder es suyo, que los gobiernos son suyos… y, cuando lo pierden o no alcanzan los segundos, siempre es porque hay alguien que se los ha arrebatado de manera ilegítima, se llame 11-M, los nacionalistas, los comunistas o ETA. Válgame el Señor. Si hasta ha integrado a quienes tuvo enfrente en los procesos internos del partido.

Imagen tomada de http://letraslibres.com/politica/anatomia-del-sanchismo/

La culpa es de…

Y, para terminar. Si la fobia contra Pedro Sánchez en el escenario nacional me ha llevado a caer en sus garras qué puedo contarles de la culpa que en esa caída le toca a esta Región de Murcia. A ese gran amor que le profesa la derecha, la ultraderecha y buena parte de la llamada sociedad civil, la de cualquier hijo de vecino que recibe la dosis diaria de mensajes contra todo lo que huele a aquél. Que, si sube el gasoil, la culpa es de Pedro Sánchez. Que, si el Mar Menor se muere, la culpa es de Pedro Sánchez. Que, si el soterramiento de las vías del tren se ha conseguido en Murcia, la culpa es de Pedro Sánchez (¡uy, no, el retraso del AVE!). Que, si hay un Gobierno regional repleto de tránsfugas con personas que no mantuvieron su palabra y su firma, la culpa es de Pedro Sánchez. Que, si la atención primaria está como está, la culpa es de Pedro Sánchez. Que, si el presidente engaña a sus compañeras de partido, la culpa es de Pedro Sánchez. Que, si la agricultura intensiva es pan para hoy y hambre para mañana, la culpa es de Pedro Sánchez. Que, si hay agua del Trasvase o que no, la culpa es de Pedro Sánchez. Que, si nuestros jóvenes no ven futuro en Murcia, la culpa es de Pedro Sánchez…

Llegados a este punto, seguro que entenderán ahora que sea sanchista hasta más no poder. Si es que me lo han puesto muy fácil. Sean valientes, ande, anímense, rompan con las reglas y confiésenlo ustedes también. Que hay sitio.


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Barco sobre aguas turbulentas

Barco sobre aguas turbulentas

#Sábado 06nov | 75 AÑOS

Si alguien me preguntase por qué he mantenido siempre en mi vida un deseo de cambio social y político respondería que se debe a mi experiencia con la HOAC. El ADN del compromiso me caló desde niño al comprobar el intento de vivir la fe cristiana en medio del mundo del trabajo. Por eso, la tarde ha estado repleta de recuerdos, imágenes, sensaciones y miradas de personas que se han cruzado en mi vida, en la de mi familia y en la de decenas y decenas de hombres, mujeres y niños que pertenecen a esa biblioteca de vida que cada uno arrastra consigo. Hace 75 años nacía la Hermandad Obrera de Acción Católica en la Basílica de la Milagrosa, en Madrid, y una eucaristía de acción de gracias ha servido como colofón a los actos desarrollados en toda España por este aniversario. Han aflorado fotogramas en los que acompañaba a mi padre a sus reuniones del sindicato vertical en el que actuaba infiltrado como enlace sindical de su fábrica de Talleres Avenida en Ibi, al puesto de libros de la editorial ZYX, al encierro en el colegio de los Jesuitas de Alicante (en el verano del 75), las sucesivas asambleas diocesanas, de zona y generales, incluso de jóvenes… de un movimiento de frontera en el que la formación de militantes obreros cristianos tiene su razón de ser para ser y sentirse Iglesia en el mundo del trabajo. Un barco sobre aguas turbulentas.

ILUSTRACIONES | Eva van Passel Gambín

#Domingo 07nov | LÁGRIMAS EN EL TREN

Si no tuve suficiente ayer con la misa de los 75 años de la HOAC (y todos los reencuentros con varias generaciones de cristianos comprometidos en el mundo sindical, político, de la exclusión y de la propia Iglesia), Zisis Lambros va y me hace llorar. Reconozco que estoy muy sensible, vulnerable, frágil. Es lo que tienen estos primeros días de noviembre, en los que nuestros muertos llaman a la puerta para recordarnos que siguen ahí. ¡Eh, eh… que no nos olvides!, parecen decirnos. Ese viejo comunista de la saga del comisario Kostas Jaritos (del escritor Petros Márkeris, no se olviden), viene a recordarnos que la izquierda ha muerto y que la revolución pendiente es la de los pobres. Me cuesta aceptar que sea así, pero no le falta razón cuando comprueba (y comprobamos) que muchas de las grandes utopías han sido adocenadas por este sistema que es capaz de justificar lo injustificable. La pobreza nos golpea, aunque la vorágine del consumo nos anestesie para ocultar que la penuria de millones de seres humanos es otro de los barcos sobre aguas turbulentas.

#Lunes08nov | MADRID, DE PUENTE

Este pasado fin de semana me ha permitido añorar los años vividos en Madrid. La capital está de puente por la Almudena y siempre he disfrutado al recorrer sus calles en bicicleta y descubrir rincones variopintos repletos de personas y personajes para todos los gustos. Ahora los espacios, los barrios, están afectados por la gentrificación, y quienes han vivido la experiencia de ser y sentirse madrileños (aunque hayan venido de cualquier rincón de España y del mundo) se consideran extraños y desplazados en su ciudad. Es un fenómeno que suma un nuevo barco sobre aguas turbulentas.

#Martes 09nov | FARSA ELECTORAL

Deriva es la que vive Nicaragua desde hace años. Un sátrapa y antiguo guerrillero sandinista, Daniel Ortega, lleva tiempo avergonzando a quienes un día creímos ver en la revolución nicaragüense una experiencia distinta a la que habían llegado otros países latinoamericanos. La experiencia poética de artistas como Ernesto Cardenal, los puentes tendidos entre la religiosidad y la política o la solidaridad internacional fueron bandera hasta que los instintos más primarios triunfaron sobre los racionales y un nuevo dictador vino a sumarse a una saga que nunca desaparece en ese continente. Como en otras partes del mundo. La sinrazón es otro barco sobre aguas turbulentas

#Miércoles 10nov | GENTE ESPECIAL

En la visita que realizo al centro de día y a la residencia de Aspapros de Molina de Segura, que acoge a personas con discapacidad intelectual, vuelvo a constatar que tengo la sensibilidad a flor de piel. Que una mirada, una sonrisa, un saludo, un gesto, un regalo o una palmada en la espalda son capaces de conmoverme. Si ya nos cuesta vivir con todo aquello que nos parece distinto a lo habitual, qué decir si tenemos que relacionarnos con personas especiales que rompen nuestros rígidos moldes de lo que es normal o no. Nuestros prejuicios son un barco sobre aguas turbulentas.

#Jueves 11nov | VOTO COHERENTE

Trato de ponerme en el lugar de Odón Elorza y seguramente hubiera votado lo mismo que él en la elección de los magistrados del Tribunal Constitucional. Asumiendo las consecuencias. Él ya lo hizo cuando se negó a la abstención en aquella investidura fatídica para que Mariano Rajoy fuera presidente. Es verdad que la derecha nunca se hubiera sacrificado para desbloquear la parálisis política, como sí lo hicieron aquellos parlamentarios. Pero todo tiene un límite. En política, como en la vida, no todo vale, y la conciencia está por encima de la conveniencia y el realismo. Es cierto que cuando uno forma parte de un club asume sus normas y decisiones de la mayoría. Aunque no todo vale. La coherencia es, en ocasiones, un barco sobre aguas turbulentas.

Peligro, narcisistas

Peligro, narcisistas

ILUSTRACIONES | Eva van Passel Gambín

#Domingo 24oct | DESABASTECIMIENTO

La crisis de suministros atasca la globalización. Hemos vuelto a salir a la calle y, sobre todo, a los centros comerciales, porque no va a ser todo comercio electrónico. Las grandes empresas de la distribución en España esperan una locura del consumo en las compras navideñas. Es lo que tiene la vuelta a la desesperante normalidad, o sea, al consumismo desenfrenado. Los impulsos compradores se han reactivado y ese aparente sosiego provocado por la pandemia parece haber llegado a su fin. El planeta respiró un poco durante aquellos meses de la primavera del pasado año, pero vuelta a empezar: A gastar toca y a pillar lo que queda, no vaya a ser que los chinos nos den más de un disgusto

#Martes 26oct | ENAMORADA DE SÍ

Líbrenos, Dios, Alá, Netflix o Amazon de esas personas que jamás reconocen haber cometido un error. De aquellas que poseen un sentido de privilegio y necesitan una admiración excesiva y constante. De esas que esperan que se reconozca su superioridad, incluso sin resultados que la justifiquen. De las que exageran los logros y los talentos. De las que están preocupadas por fantasías acerca del éxito, el poder, la brillantez, la belleza o la pareja perfecta. Son las que responden a una personalidad narcisista y suelen ser muy rencorosas e irrespetuosas con las personas que sienten que les han fallado. Si le unen, además, un poder de seducción para extraer de forma vampírica la última gota de sangre con quienes se relacionan tenemos, no lo duden, a la narcisista y sociópata perfecta. No digamos nada si en algún momento trabajan a tope para inspirar lástima a causa de sufrir una enfermedad. Entonces se convierten en vips del narcisismo. Porque el mundo, la política, los supuestos amigos, la familia y todos los que la rodean se convierten en meros instrumentos. Conozco a más de uno (y, sobre todo, a más de una doncella y profetisa) que responde a estos rasgos: prepotencia, necesidad excesiva de atención constante, exagerada en sus propios logros, preocupada (y ocupada) por la fantasía con tener éxito y belleza, ser muy inteligente o poseer poder y, sobre todo, que usa a los demás en su beneficio para extraer de ellos lo que desea. Jamás aceptará reconocer un error o las críticas. Y lo que peor lleva es que las castiguen con el látigo de la indiferencia. Poco a poco.

#Miércoles 27oct | 639.826 FIRMAS

La Junta Electoral Central, en su Oficina del Censo Electoral, ha recibido las rúbricas que permitirán que llegue a buen puerto la Iniciativa Legislativa Popular en favor de otorgar de personalidad jurídica al Mar Menor. Ha sido casi un año de un trabajo enorme, en plena pandemia, de un movimiento ciudadano que quiere sentar las bases de una conciencia medioambiental y una protección al entorno totalmente nueva. Un empuje, un brío que recuerda mucho al que durante más de tres décadas ha llevado a cabo la Plataforma Pro-Soterramiento en la ciudad de Murcia. Un logro que nos reconcilia en esta Región de Murcia con lo mejor de su gente.

#Jueves 28oct | ESPECTÁCULOS

No puedo con las interrupciones e intervenciones abruptas cuando alguien está hablando. Lo peor que siempre he llevado en diferentes etapas en las que he trabajado en un parlamento o en un ayuntamiento son las broncas entre señorías o ediles. Es superior a mis fuerzas. Es verdad que a los que profesamos el eneatipo 9 del eneagrama nos cuesta lidiar con el conflicto. Somos mediadores por naturaleza, de ahí que no lleguemos nunca a entender cómo se pueden insultar en un salón de plenos personas elegidas por la ciudadanía para resolver y/o gestionar la cosa pública. Tampoco soy un ingenuo y reconozco que vivimos un tiempo en los que la política institucional está repleta de actores y actrices principiantes. Esas que declaman a grandes voces o lanzando improperios para ocultar su ignorancia en la materia que debería de ocuparles o bien para desviar la atención de sus fracasos en los encargos a resolver. Lo sucedido ayer en los plenos de los ayuntamientos de Murcia y Cartagena no tiene nombre. Lo lamentable es que lo vemos a diario en otros foros. No digamos nada en las redes sociales.

#Viernes 29oct | ABUELA DE LAS VÍAS

Escribía esta semana sobre el narcisismo y resulta que el santoral cristiano celebra hoy, viernes, el santo de San Narciso de Jerusalén, entre otros. Un obispo al que se le atribuye mucha paciencia y fe, tan distinto al joven griego castigo por Némesis por su engreimiento. Paciencia y fe que ha profesado Ana, la abuela de las vías, durante los años en los que no faltado a las concentraciones en el paso a nivel de Santiago el Mayor para conseguir el soterramiento del tren a su paso por la ciudad de Murcia. El domingo, a las 11 de la mañana, recibirá un homenaje en el antiguo paso a nivel que le brinda la gente de la HOAC, entre ellos Joaquín Sánchez, y otro Joaquín, en este caso García Abellán, Chipola, que la ha retratado admirablemente.