Memoria de la melancolía

Memoria de la melancolía

Un bello (y a la vez, duro) libro que recoge toda una vida sustentada en grandes ideales

“Si quieres vivir libremente, nos ha dicho José Bergamín, procura vivir encadenado. Y encadenada vivo a los recuerdos abusando de la paciencia de los que me escuchan”. Así refiere María Teresa León (Logroño, 1903 – Madrid, 1988) las páginas conclusivas de su Memoria de la melancolía (Roma, 1970), uno de los textos más bellos que han caído en mis manos en los últimos tiempos. El conmovedor testimonio de quien tuvo la dicha de vivir el tiempo de cambio y utopías de nuestra dolorosa España de los años 30, y la tragedia, a la vez, por pagar un alto precio en el exilio argelino, francés, argentino o romano junto a Rafael Alberti. Rica y privilegiada memoria de quien ha sido testigo de un siglo y de innumerables compañeros de viaje, como Picasso, Unamuno, Neruda, Machado, Rosa Chacel, Louis Aragon, Rubén Darío, Bertolt Brecht, Frida Kahlo, Camus, Paul Éluard

Heridas que paralizan

Vivir encadenado a los recuerdos nos trae a veces complicaciones arracimadas de sueños, golpes, vivencias y heridas que paralizan y frenan impulsos vitales que precisan unas gotas de aire para alimentar la esperanza. Evocar todo aquello que hemos sido desde niños, invocar a nuestros ancestros y tratar de hallar esas resonancias que aparecen cuando menos se les espera se convierte en un sanador juego para descubrir, sinceramente, quiénes somos y en qué nos hemos convertido.

De ahí que homenajear a una de las Sinsombrero es la mejor ocasión para el reencuentro con las páginas de este diario en el que, a lo largo de casi veinticinco años, siempre he intentado estar al cabo de la calle. Con mayor o menor lucidez, según el momento vital, con ausencias y lapsos incluidos. Dios nos libre de quienes se creen poseedores de una clarividencia lineal a lo largo de su existir.

María Teresa León fue una de aquellas mujeres de la Generación del 27 que apenas estudiamos en ese BUP de Vicente Aleixandre, Cernuda y, a lo sumo, Alberti. Eclipsadas por el peso cultural repleto de expresiones políticas y culturales que hoy podríamos calificar de patriarcales, ya no sirven excusas para colocar en primera línea a aquellas destacadas figuras de la pintura, la escultura, la literatura, la escena, la universidad y la investigación en sus diferentes manifestaciones.

Páginas que trascienden

Las páginas de Memoria de la melancolía trascienden la mera biografía de quien ha vivido en primera persona un compromiso político en una turbulenta etapa de la España que pudo haber sido algo más que una unidad de destino en lo universal en la que quedó. Testigo de los cambios que se vivían en un mundo marcado por los totalitarismos, algunos sustentados en una ideología por la que dejó sus orígenes burgueses por la opción que le iba a complicar su vida, no se resignó a mirar de lado ante lo que se avecinaba.

En otro momento escribí que la melancolía es un estado de ánimo que nos une a través de fronteras físicas y temporales y es difícil encontrar un periodo histórico o una cultura sin rastro de sentimientos melancólicos. Ahora lo hacemos sobre todos esos sentimientos que suscitan a la autora el exilio, el desarraigo. La evocación por otro tiempo pasado, uno que pudo haber sido y no fue.

No consigo ser capaz de sentir lo que puede pasar por el corazón de una persona exiliada, de una refugiada. El exilio es atroz

Hablar de la obra de María Teresa León es hacerlo de la novela, el teatro, el cuento, la poesía, el ensayo y el guion para cine. Ella educó, cantó y animó en la Guerra, y fue parte de empresas teatrales y de colectivos culturales. Activa protagonista en la supervisión del traslado de las obras del Prado, de Toledo, de El Escorial, hablaba por la radio y era traductora. Como ella recuerda, «siempre haciendo algo”. Y se pregunta: “¿Por qué estaremos siempre haciendo algo las mujeres? En las manos no se nos ven los años sino los trabajos…».

No consigo ser capaz de sentir lo que puede pasar por el corazón de una persona exiliada, de una refugiada. El exilio es atroz. El desarraigo, una maldición ante el que cabe poco más que dirigir una mirada de ternura. Cuando veo esas imágenes en blanco y negro de quienes tuvieron que abandonar su país para morir en otra tierra no puedo por menos que dejar escapar unas lágrimas de dolor. Tanta esperanza e ilusiones frustradas en el paso de los Pirineos o en los barcos que cruzaban el Atlántico camino de México o la Argentina, o se quedaban a pocas millas en destino a Orán. Como hoy lo hacen en Siria, en la República Democrática del Congo o Sudán, entre otros países. Son más de 25 millones las personas refugiadas bajo el mandato de ACNUR a consecuencia de conflictos y persecuciones.    

Pobre España

María Teresa se permite pedir perdón por “la reiteración de las palabras tristes” al hablar de la guerra. “No he evitado cuando lo creí necesario llamar pobre a mi España ni desgraciado a mi pueblo, ni desamparados a los que padecieron persecución, ni desesperados a los que sufrieron tantas enfermedades de abandono”, afirma. Desesperada a finales de los años 60 porque “sé que ya en el mundo apenas se nos oye” reafirma, sin embargo, que “siempre habrá quedado el eco, pues el único camino que hemos hecho los desterrados de España es el de la resignación. Pero feliz el pueblo que puede recuperarse tantas veces para sobrevivir. Es el orgullo del desdichado. (…) Tal vez yo no debería haber escrito este libro, pero escribir es mi enfermedad incurable”. Como la nuestra.


Nana Pez ilustrará esta nueva etapa de Al Cabo de la Calle. Es una artista plástica multidisciplinar, pedagoga social y psicopedagoga.

Anticuento de Navidad

Anticuento de Navidad

Aquellos tres extraños personajes se marcharon por donde habían venido. Esto es, por no se sabe bien qué lugar. Uno era de color, de color negro, más negro que las falsas esperanzas de recuperación de cualquier normalidad, de aquella que ha sido así hasta que ha dejado de serlo. Los miramos sin salir de nuestro asombro, porque nadie los había llamado, pero claro, una vez que se habían postrado en un gesto que aventuraba que aquellos objetos eran para el pequeño… pues nos quedamos con las ganas. (más…)

Navidad sin salvavidas

Navidad sin salvavidas

Cuando escucho estos días la expresión de salvar la Navidad para argumentar la relajación de las medidas preventivas frente al virus siento la misma desazón que cuando el hombre o las mujeres del tiempo nos ofrecen la información meteorológica y afirman que mejorarán las temperaturas porque se marchan las lluvias. ¿Quién fija el criterio de que el buen tiempo tiene que ir siempre asociado al sol y el malo a nubosidad y a las tormentas? En tierras asediadas por la sequía o la escasez de agua la bondad tendría que estar asociada siempre a la descarga de lluvia, por lo que los adjetivos habría que invertirlos. Es necesaria una Navidad sin salvavidas. (más…)

Melancolía

Melancolía

Si hay un estado de ánimo que puede describir mejor el momento presente ese es el de la melancolía. Un sentimiento al que la filósofa y ensayista neerlandesa Joke J. Hermsen dedica un brillante análisis desde la Antigüedad hasta nuestros días en uno de los mejores libros que han caído en mis manos en los últimos años: La melancolía en tiempos de incertidumbre (Siruela, 2019). La melancolía es un estado de ánimo que nos une a través de fronteras físicas y temporales y es difícil encontrar un periodo histórico o una cultura sin rastro de sentimientos melancólicos. (más…)

Carreteras secundarias

Carreteras secundarias

Las carreteras secundarias nos llevan a nuestra infancia.

Al expresidente colombiano Juan Manuel Santos le subía la adrenalina mientras ejercía el poder. Así lo afirma ahora tras ocho años a tope, recordando cuando tenía que adoptar decisiones, unas mejores, otras peores. No quiere ser un jarrón chino, da clases de liderazgo y políticas públicas, no ha recuperado el ejercicio del periodismo y tiene el ánimo de armar el jaleo justo para no enturbiar el proceso de paz que promovió y alcanzó pese a los continuos ruidos de sables e intereses de todo tipo. (más…)

Justicia poética

Justicia poética

Toda la sabiduría humana está contenida en dos palabras: Esperar y Confiar. Al menos esa es la conclusión a la que llegó Edmundo Dantés tras culminar su trabajada venganza contra quienes fueron causa de su desgracia: Fernando Mondego, Danglash y Gérard de Villefort. Trato de imaginar qué pudo sentir el conde de Montecristo al ver cumplidos cada uno de sus planes para resarcirse de su dolor. Imagino que podría quedar resumido en que “sólo el que ha probado el extremo del infortunio puede sentir la felicidad suprema”. Esto es, que quien no ha sido capaz de vivir en sus carnes las consecuencias de las maldades humanas difícilmente será consciente de saborear los efectos de una reparación, de un desagravio, de una compensación por lo vivido. De ahí que las lecciones que podemos aprender de la lectura de esa gran novela de aventuras de Alejandro Dumas padre -o de las innumerables versiones cinematográficas, como la del año 1934 dirigida por Rowland V. Lee, protagonizada por Robert Donat y Elissa Landi– sean que, por muchas desdichas que los hombres y mujeres puedan soportar a causa de los comportamientos de otros hombres o mujeres, siempre cabe la posibilidad de un resarcimiento que compense lo pasado. (más…)

Ay, qué dolor

Ay, qué dolor

Esta escena tiene lugar en una gran sala que era entonces la del Cine Ideal, próximo a la céntrica Plaza de Jacinto Benavente en el Madrid de los Austrias, antes de que estos locales se reconvirtieran en multicines, en bingos o en franquicias de grandes firmas comerciales. Domingo por la tarde. Programa triple: Perros callejeros y Perros callejeros II, de José Antonio de la Loma, y Deprisa, deprisa, de Carlos Saura. Ni una butaca libre. Jóvenes de Usera, Carabanchel y Vallecas escapamos al centro de la capital. Suenan los acordes de las guitarras y Los Chunguitos comienzan con aquello de “Hiciste la maleta” y todo el cine tiembla con el redoble de los golpes en el suelo que los espectadores se encargan de interpretar, mientras sigue la canción, “ay, sin decirme adiós; ay, qué dolor; ay, qué dolor; ay, qué dolor; ay, qué dolor”. (más…)

Destino incierto

Destino incierto

Que la vida no es un camino de rosas lo descubres en cuanto tienes la oportunidad de saborear un golpe seco a causa de la muerte de un amigo, un amor no correspondido, un sueño no cumplido o una aventura que se queda en simple acontecimiento anodino. También cuando tratas de explicar los innumerables porqués ante tanta sinrazón y hallas un escenario tan amplio que apenas cabe lugar para una simple explicación que trate de entender lo sucedido. Ni siquiera el empeño desbocado en múltiples lances es suficiente para rebuscar las razones que el corazón es incapaz de revelar por qué las cosas son como son, por qué la vida es como es y morir es algo más que el final de una ruta a un destino desconocido. (más…)
En primera plana

En primera plana

Un reportaje sobre las maldades del tabaco basado en un artículo de la revista Ciudadano, que debió caer en mis manos en casa cuando apenas contaba con 11 o 12 años, fue el primero que publiqué en el periódico escolar del Cardenal Belluga, mi colegio de la mayor parte de la EGB en el Dolores de Alicante de los 70. No era algo novedoso, puesto que los miércoles de cada quince días apareciese una crónica futbolística en La Verdad firmada por un púber Navarro, jr. A mi padre no le gustaba el fútbol y era el corresponsal de la cabecera de ese diario de la Editorial Católica. A su primogénito le tocaba cubrir los partidos de Regional o Preferente. Imagínense la escena en el vestuario arbitral del Campo de Fútbol La Alameda, a la salida de la carretera de San Fulgencio. Un adolescente que aún vestía pantalones cortos pidiéndole al señor colegiado el acta del partido para contrastar que las anotaciones de goles, tarjetas y sustituciones eran las mismas que había anotado en mi libreta, así como las alineaciones del Thader de Rojales, el CD Almoradí, el San Vicente del Raspeig o el Rayo Ibense. (más…)

Evaluación continua

Evaluación continua

La vida es un continuo examen. Es una sucesión de pruebas que cada día hay que superar con el ánimo y el deseo de alcanzar no se sabe muy bien qué lugar en el mundo. En nuestro pequeño mundo. Es una evolución constante a golpe de tentativas frente a las que hay que demostrar un grado de preparación ante lo inexplicable, ante lo desconocido. De ahí que para alcanzar solo ese punto de partida haya que emplear un elevado nivel de energía que nos deja exhaustos frente a cualquier otra tentativa presente o futura. No obstante, somos capaces de manejarnos a fondo para no dejar pasar la oportunidad de colocarnos en la línea de salida de esa carrera, respirar profundamente, cerrar los ojos y recordarnos mentalmente que aquí estamos porque hemos venido y gritar aquello de ¡pies para qué os quiero! (más…)

Sesgo de retrospectiva

Sesgo de retrospectiva

CORODIARIO DE UNA CRISIS | Día 4 | Miércoles 18/03/2020 | Resulta que cuando ayer les contaba que yo de mayor quiero ser como esos economistas que se apuntaron a predecir la última crisis de las hipotecas… cuando ya la sufríamos, estaba hablando del prejuicio de retrospectiva. Esto es, del sesgo que han padecido, entre otros, nuestros hiperpatriotas de Vox como Iván Espinosa de los Monteros (el marido de la precoz arquitecta Rocío Monasterio, prima a su vez de la diputada murciana Lourdes Méndez Monasterio) y que les sirvió para echarle en cara la gestión de la crisis del coronavirus Covid-19 al cariacontecido Pedro Sánchez en la sesión de control al Gobierno del miércoles. Ni más ni menos. Pero no han sido los únicos. El presidente les devolvió la pelota. (más…)

Batería económica

Batería económica

CORODIARIO DE UNA CRISIS | DÍA 3 | Martes 17/03/2020 | No hay mejor economista que el que es capaz de explicar las cosas que suceden en la economía… cuando ya han sucedido. Analistas así los quiero yo. Como los que sabían lo de la crisis de 2007 y siguientes y no dijeron entonces nada. Me apunto. Si un día fueron los profesionales del Derecho los que constituían las élites de un país, los economistas les tomaron el relevo, esos grandes gurús sabelotodo que pretendían guiarnos a los incautos mortales en los pasos que debíamos dar en la cosa del bolsillo. Sobre todo, aquellos que habían sido educados en un liberalismo a ultranza cuyas recetas se convertían en normas morales a imponer, porque ya se sabe que “¡es la economía… estúpido!” la que guía el mundo. (más…)

Cierre de fronteras

Cierre de fronteras

CORODIARIO DE UNA CRISIS | Lunes 16/03/2020 | Los veinte minutos empleados para ir al trabajo en un día normal, hoy se han reducido a la mitad. Es lo que tiene empezar la semana laboral en pleno Estado de Alarma. Los medios de comunicación nos recuerdan a cada momento que es la segunda vez que se ha decretado en los últimos años. La imagen de hace una década era la del ministro Pepe Blanco con semblante serio, lidiando con los controladores aéreos, esos que decidieron ponerse enfermitos todos a la vez y se llevaron la sorpresa cuando sus colegas militares los relevaron en las torres de control. Una medida de fuerza excepcional… pero efectiva. (más…)

Distancia social

Distancia social

CORODIARIO DE UNA CRISIS (Día 1) | Domingo 15 marzo 2020 | Inicio este diario en esta primera jornada del #YoMeQuedoEnMiCasa. Solo he salido muy temprano un rato a pasear a Bruno, un sobrino muy especial, una aleación de braco y bóxer, noble como solo los perros saben. La pista del Valle más cercana a casa estaba vacía. Nada de bicicletas y senderistas. Parece que hemos hecho caso a las órdenes, aunque conforme avanzaba la mañana supe por Twitter que se había poblado de domingueros. Compré El País y, tras leer a su directora Soledad Gallego-Díaz, reafirmé ese pacto de fidelidad suscrito a sus páginas desde comienzos de los 80 (aunque ha habido etapas y etapas), cuando en Yecla llegaba la edición con un día de retraso. También leí la prensa regional, la del esfuerzo para estar cada día en la calle y en la red. (más…)

Un virus y un antídoto

Un virus y un antídoto

No uno, sino dos, son los virus que recorren en estos momentos el mundo atacado por la pandemia del Covid-19. Uno tiene que ver con el de la ponzoña, el germen, la infección o la toxina que genera el cúmulo de despropósitos de los que somos testigos en estos momentos críticos. Es el virus del desatino, el error, la equivocación y, en definitiva, del egoísmo más absoluto a la hora de hacer frente a una situación excepcional como la que sufrimos en esta Europa, epicentro de la calamidad. Ahora es el coronavirus, pero podemos extenderlo a otras manifestaciones de enfermedades físicas, sociales y culturales, como la desigualdad, el expolio de los recursos naturales o la manifestación de la ley del más fuerte.

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