De la economía que no se habla

De la economía que no se habla

Miedo me da aceptar el relato sobre el crecimiento económico que hemos comprado en los últimos años para evaluar cualquier hecho de actualidad. Llega un festival de música como el WARM UP o el Viña Rock del pasado fin de semana, y nos hablan de su importancia con la variable de su impacto económico: las equis de miles o millones de euros que van a mover. O el puente del Primero de Mayo, las fiestas de Semana Santa, la llegada del AVE o la temporada turística en el Mar Menor. Todo tiene un precio y el mantra de nuestros economistas de cabecera, ideólogos del consumo y su corte de seguidores (políticos, empresarios, profesionales varios…) es que tenemos que crecer, crecer y crecer… porque si crecemos, crece la economía, y detrás de ella el aumento del empleo, las cotizaciones a la Seguridad Social, la corrección de las desigualdades… (más…)

De lo que no quiero hablar

De lo que no quiero hablar

No quiero hablar de La Manada, de la sentencia, del tribunal y de la prepotencia para agredir en grupo a una chica de 18 años y que todo quede en un simple caso de abusos sexuales y no de agresión sexual. Tampoco de que la tipificación de estos delitos responda a una cultura patriarcal, machista y sin sentido. Ni que dos de los culpables manchen con sus bailes, borracheras, grabaciones, tatuajes, chulería y delincuencia a la Benemérita y a la UME. O que para divertirse haga falta perder el control y que las fiestas populares se conviertan en botellones a lo bestia. No voy a hablar de ello. (más…)

Por qué la izquierda se pelea y la derecha se ama

Por qué la izquierda se pelea y la derecha se ama

Semana genial para quien trata de disputarse el escenario de la izquierda de este país. Geniales son los episodios vividos en Podemos, con ese despiste de que en el canal de Telegram apareciera un plan perfecto para descabalgar a Pablo de la montura del caballo de Vistalegre II, o en el PSOE, con la oferta (o no) a Carmena para que siga en la Plaza de Cibeles, pero con el cobijo de las siglas del partido del Pablo Iglesias que se la jugó de verdad en momentos difíciles. Ni el mejor estratega al servicio del presidente Mariano es capaz de bordarlo de la manera que la izquierda lo hace para destapar sus cuitas internas. Desconsuelo es el que vuelve a anidar en miles de personas que precisan de referentes claros a la hora de sentirse identificadas con un proyecto y unos liderazgos diferentes a los dominantes. (más…)

Del amor como motor del mundo

Del amor como motor del mundo

Tras releer un artículo de hace quince años de la escritora Remei Margerit sobre el sentimiento amoroso he vuelto a reflexionar sobre cómo los mortales situamos en lo alto de nuestros deseos al amor, confundiéndolo en la mayoría de las ocasiones con la pasión. Por tanto, si ésta desaparece concluimos que nos ha dejado también aquél. Una pasión que está ligada, indefectiblemente, a la pulsión sexual, y que, si bien es un estado vital de los seres humanos, ni es exclusiva ni excluyente de algo más que el puro instinto que como animales poseemos. (más…)

Cuando la verdad no importa

Cuando la verdad no importa

Una de las máximas que han inspirado a Cristina Cifuentes y a su corte de asesores en la fase final de su escándalo ha sido la que se atribuye a Sun Tzu en El arte de la guerra: no hay mejor defensa que un buen ataque. En la versión de Thomas Cleary no he conseguido encontrar esa cita, achacada también a Napoleón, uno de tantos inspirado como Maquiavelo o Mao Tse Tung por ese tratado de estrategia del general chino de hace más de dos mil años. No obstante, el manuscrito sí recoge que “la defensa es para tiempos de escasez, el ataque para tiempos de abundancia”. Cambien escasez por mentira y abundancia por verdad, y tendrán resuelto el enigma. (más…)

Segundas oportunidades

Segundas oportunidades

…o aprobar esas asignaturas pendientes es uno de los grandes acontecimientos de nuestra particular vida de mortales insatisfechos. Encontrar un amor reconstruido a pedazos, perdonar de verdad, ser capaces de volver a iniciar una relación filial, hallar ese paraíso anhelado en sueños tras desenterrar fantasmas enquistados en nuestro yo más consciente… En fin, elija cualquiera de esas materias para descubrir que ese monstruo imaginario que nos asustaba desde niños es menos feroz de lo que lo pintan. Ese miedo que nos ha paralizado a lo largo de la existencia es el que ha servido de excusa para no dar saltos adelante, permanecer quietos y justificar lo injustificable. (más…)

Perro no come perro

Perro no come perro

Un equipo internacional de investigadores, liderado por la Universidad de Granada y entre la que se encontraba también la de Murcia, explicó el pasado septiembre la base científica del viejo refrán ‘perro no come perro’. Y lo hacía detallando que, para un animal carnívoro, comer carroña de otro carnívoro, especialmente si es de su misma especie, incrementa la probabilidad de contraer patógenos que podrían hacer peligrar su vida. El trabajo aportaba nuevos datos sobre esta idea, que se remonta al menos a los tiempos de la antigua Roma (“Canis caninam non est”), y que viene a decir, en un contexto social, que los miembros de un determinado gremio tienden a evitar conflictos entre ellos. (más…)

El intermitente es de cobardes

El intermitente es de cobardes

Si me piden que escoja el mayor pecado que detesto lo tengo claro: la hipocresía. Porque fingir cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan es de cobardes. ¡Uy! Ya se me ha escapado otra falta, otro desliz, otra imperfección del ser humano: la cobardía, que no es otra cosa que la falta de ánimo y valor. Muchas veces no somos capaces de imaginar hasta dónde podemos asustarnos al descubrir ese rasgo en nuestro comportamiento cotidiano. Y relacionada con aquélla está el temor, el miedo, el espanto o el pavor que nos causan los avatares o circunstancias experimentadas desde el mismo momento en el que ponemos el pie en el suelo cada mañana. (más…)

Una Cuaresma muy blanca

Una Cuaresma muy blanca

La Cuaresma se está viviendo con intensidad en nuestra tierra. No hablo ya de los viacrucis propios del tiempo litúrgico para los católicos, o de los traslados de imágenes previos a las procesiones de la Semana Santa, sino de esas continuas presencias vivas de la religiosidad popular laica, permítaseme la expresión, que recorre las calles casi a diario en las últimas semanas. A la ya presencia de los vecinos de los barrios del Sur afectados más directamente por la apresurada y electoralista llegada del AVE a Murcia, se han unido los pensionistas con esa reclamación tan antigua y de otras épocas, que diría el ínclito Montoro, como es la de la actualización de estas prestaciones con el de la subida de precios. ¡Qué clásicos estos viejos con estas exigencias de tiempos pretéritos! No están a la última, el tiempo de la pos verdad, con lo que bien que les viene a algunos. (más…)

Mujeres y más mujeres

Mujeres y más mujeres

Les propongo un sencillo juego. Párense. Deténganse por un instante tras leer estas letras. Cierren los ojos. Imagínense que llegan a su casa, a su edificio. Recorran cada una de las plantas y frente a las puertas de las viviendas traten de recordar cuántas mujeres viven en ellas. Desde bebés recién nacidas hasta la vieja que aparece de vez en cuando en el ascensor, acompañada por sus nietos o baja la basura. Las que trabajan fuera del hogar, ¿dónde lo hacen? ¿A qué se dedican? Las que sólo viven al parecer para atender a sus hijos, esposo, nietos, tías o abuelas, ¿qué aspecto tienen? ¿Se les ve contentas? ¿Se oyen sus gritos por el patio de luces? (más…)

#ComparteLoQueImporta

#ComparteLoQueImporta

Definitivamente la cooperación al desarrollo no está de moda. Ya no cuenta, apenas aparece en los medios de comunicación y, lo peor de todo, es que parece que ha quedado relegada a sectores minoritarios de la sociedad civil. Los efectos de esta estafa económica que llaman crisis son demoledoras. A la pérdida de derechos sociales, de justos salarios y condiciones de trabajo dignas, se une un elemento grave: que ha calado profundamente el mensaje del ‘sálvese quien pueda’, que podemos traducir también por el ‘no me calientes la cabeza con la solidaridad con los más pobres que aquí los pobres ya somos muchos’. (más…)

¡Al suelo, que vienen los nuestros!

¡Al suelo, que vienen los nuestros!

Que el paso de los años deja huellas indelebles en nuestra historia personal es tan evidente como que en la Región de Murcia tenemos lo que nos merecemos. ¿O no parece un despropósito que el designado presidente del Gobierno acuse al resto del mundo mundial de ser el responsable de inferir una ´estocada de muerte´ al Mar Menor con unas enmiendas aprobadas anteayer en la Asamblea Regional? Olé, olé€ y olé. Madre mía, ´mi arma´, cómo tiene que estar el patio por dentro como para acusar a los otros de los despropósitos de dos décadas de inacción, miradas hacia otro lado, apuestas imposibles y especulación al galope. (más…)

Expectativas no cumplidas

Expectativas no cumplidas

Tentado estuve hace unos días de saltar en un encuentro con personas conocidas para interpelar a una antigua compañera que relataba una serie de hechos adornados de una interpretación que no se correspondía con la realidad. Tentado estuve, como digo, de responderle y de espetarle que, si necesitaba creerse esa visión de lo acontecido para engañarse o convencer a la concurrencia, pues estaba en su derecho. Pero que el respetable tenía claro que no era cierto, porque muchos testigos de lo sucedido podían corroborar que eso no era así. El silencio, sin embargo, fue la respuesta ofrecida, y resultó la más ajustada ante la tormenta que podía desatar una reacción como la que las tripas reclamaban. No olvidemos que, en la mayoría de las ocasiones, actuamos bajo presión, con reacciones desmedidas si se analizan con una cierta distancia. (más…)

Caciques y siervos

Caciques y siervos

En el tiempo que me reste de vida no quiero perder ni un momento en el que deje espacio a la insensibilidad frente a las injusticias. Frente a la sinrazón. Frente a quienes se encargan de ejemplificar la peor faceta del ser humano que, a mi juicio, no es otra que la figura que representa el abusón, quien ejerce el poder del fuerte frente al débil, quien se cree superior y hace ostentación de ello. De los caciques. Por eso siempre me he rebelado contra las iniquidades, las ilegalidades, los desafueros. Todo lo que tiene que ver con el disfrute de una posición privilegiada para someter al otro. Con el engaño, la manipulación, la mentira.

Admiro siempre por eso a quien es capaz de encarnarse en las realidades más duras de la vida, quien decide mojarse por quienes no tienen voz, por los olvidados, los que callan, los sometidos. Las buenas personas que no se resignan con lo que hay. Las buenas personas de andar por casa, que no presumen de ello, ni condenan a quien sigue otro camino. Las buenas personas que se la juegan.

Esa rebeldía que considero innata es la que aún hoy bulle en el interior de mucha gente que no quiere inmunizarse ante la soberbia, la chulería, la prepotencia y el caciquismo que pueblan los comportamientos de nuestra sociedad. Soberbia, chulería, prepotencia y caciquismo que están arraigados desde las más íntimas relaciones humanas, como las encontramos en la pareja, en la que la mujer se lleva la peor parte, o en las familias, donde niños y ancianos son el eslabón débil de la cadena.

Los caciques dejarán de serlo cuando los siervos se conviertan en amos de su destino.

Las hallamos también en las relaciones laborales, donde el callar y asentir de manera mecánica parece ser la única solución para garantizar un salario de miseria. Por supuesto que también en los injustos intercambios económicos de una sociedad en la que el poder del más fuerte sigue siendo la ley que marca la actividad lucrativa. En una economía que ha conseguido hacernos creer, a través de la cultura y la educación, que es la única posible. No digamos nada de la política, contaminada por una corrupción que no deja ver los árboles del buen gobierno, de la ética en los comportamientos, del sentido de la responsabilidad y el servicio público para el bien común.

josemdelaa / Pixabay

Nada de lo humano es ajeno a lo que sucede. De ahí que las medias tintas, como las medias verdades, causan a veces más dolor que los propios hechos en sí. Porque justifican comportamientos injustificables. Porque excusan acontecimientos que ya de por sí son reprobables. Porque afirmaciones como las de que “todos son iguales” o “no se puede hacer nada” han servido de pretextos para que los abusones sigan haciendo de las suyas. Ocupen una concejalía, la presidencia de un consejo de administración, una cátedra de universidad, el sillón principal del salón de una casa o un cargo electo o por designación.

Y no hablamos de colores políticos, sino de colores humanos, porque el mal uso del poder no entiende de siglas, puestos, equipos o clubes. El verdadero color es el de la rebeldía ante las injusticias, para el que cualquier pincel debe estar preparado a manchar. Ese bullir en las tripas es el que nos mantiene vivos, con esperanza y en actitud permanente de alerta. Los caciques dejarán de serlo cuando los siervos se conviertan en amos de su destino.


La imagen que encabeza esta entrada es una caricatura satírica del semanario La Flaca que ironiza sobre la farsa electoral. Con Sagasta al frente, aparece una comitiva de caciques, sicarios, fuerzas del orden público, campesinos y obreros prisioneros y la manipulación de las papeletas haciendo votar a los muertos.

Herencia o entorno

Herencia o entorno

A menudo los padres nos devanamos el seso al tratar de buscar una explicación de por qué nuestros hijos son tan diferentes habiéndose criado en el mismo hogar, en las mismas condiciones sociales y ambientales, y habiendo recibido, más o menos, los mismos criterios a la hora de madurar desde su más tierna infancia. Muchas veces nos vale explicar este hecho desde la débil creencia en que como cada uno es de su padre y de su madre, pues no hay nada que hacer. Y parece que con ese argumento salimos del paso a la hora de explorar esos recovecos en los que guardaríamos las causas que motivan el que uno y otro (en el caso de la parejita) o unos y otros (en las familias numerosas, tan escasas hoy en día gracias a este mercado laboral tan proclive a la familia) sean tan diferentes.

kellepics / Pixabay

Pues resulta que en El hombre que perseguía su sombra, la quinta entrega de la serie Millennium, se suscita el asunto acerca de qué factores son determinantes a la hora del desarrollo de una persona. Esto es, qué nos condiciona, si la herencia o el entorno. Coincido, en verdad, que algunas cualidades, como nuestra inteligencia —nuestra capacidad cognitiva—, poseen un fuerte componente hereditario, sobre todo en la edad adulta. Pero no es menos cierto que tanto los factores genéticos como los medioambientales nos influyen a partes iguales. Pero sí me sorprendieron en esos argumentos, que los medioambientales que más nos condicionan no eran los que podemos imaginar, es decir: el entorno de nuestra infancia, la forma de ser de nuestros padres y la educación que recibimos.

Tanto las madres como los padres podemos cometer el error de sobrestimarnos, ya que estamos a menudo convencidos de que hemos tenido una importancia decisiva en el desarrollo de nuestros hijos. Lo viví hace unos años en primera persona en unos encuentros de padres con niños de altas capacidades, de los que escapé porque había padres que reivindicaban un protagonismo tan singular que asustaban. Su orgullo, bordeando la prepotencia, era su principal peligro.

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En la lectura de esa novela negra me sorprendió un concepto curioso: el de nuestro entorno singular. Ese que no compartimos con nadie, ni siquiera con nuestros hermanos. Es el mundo que buscamos y que creamos para nosotros mismos cuando, por ejemplo, damos con algo que nos divierte o nos fascina y que nos empuja en una dirección determinada. A mí me pasó un poco de eso a la hora de despertar la pasión por ser periodista cuando a mi padre le propusieron ser corresponsal de un diario en un pequeño pueblo de la Vega Baja, o cuando cayó en mis manos a comienzos de los ochenta El periodista indeseable, un libro de Günter Walraff sobre sus trabajos de investigación.

Nuestro entorno singular es ese que no compartimos con nadie, ni siquiera con nuestros hermanos… es el mundo que buscamos y que creamos para nosotros mismos

La herencia y el entorno interactúan siempre. Buscamos acontecimientos y actividades que estimulen nuestros genes y que los hagan florecer, y huimos de otras cosas que nos intimidan o nos incomodan. Entonces es eso, más que unas específicas condiciones medioambientales, lo que definiría nuestra personalidad. Nuestros condicionamientos culturales y económicos nos aportan, evidentemente, distintas posibilidades de desarrollar nuestros talentos y, como es natural, heredamos valores y formas de pensar de nuestro entorno. Pero lo que sobre todo nos forma son las experiencias que no compartimos con nadie más y que en la superficie pueden ser invisibles. Como aventura ese personaje, son las que, a largo plazo, adquieren una importancia decisiva y nos hacen avanzar, paso a paso, en la vida.